Comunidad de gays establecidos en San Francisco les preocupa que lleguen a su barrio parejas heterosexuales.
Casi en cualquier otro lugar, el ver a un hombre y una mujer que empujan un carrito de bebé sería considerado una señal de estabilidad y seguridad. En el distrito de Castro, habitado predominantemente por gays en San Francisco, algunas personas ven la escena y no pueden sino pensar: "¡A dónde vamos a parar!"
Los líderes de la comunidad gay en Castro y en otros vecindarios predominantemente homosexuales del país consideran que sus enclaves están perdiendo la identidad que los distinguía.
Estas áreas son transformadas lentamente por la llegada de parejas heterosexuales, las fuerzas del aburguesamiento y la confianza creciente que sienten los homosexuales para vivir en donde les plazca, sin tener que buscar la seguridad de un "gueto gay".
"Lo que algunas personas me han dicho es: 'No necesitamos más el distrito de Castro porque esencialmente, todo San Francisco es nuestro Castro", afirmó Don Romesburg, presidente de la junta de GLBT Historical Society, un grupo que representa a gays, lesbianas, bisexuales y transexuales.
Durante décadas, la mayoría de las grandes ciudades ha tenido un distrito predominantemente gay, West Village y Chelsea en la ciudad de Nueva York, Dupont Circle en Washington o el extremo sur de Boston. Los hombres y mujeres que mantenían oculta su orientación sexual se deleitaban ahí con la libertad de vivir abiertamente como gays.
Don Reuter, un escritor neoyorquino que escribe un libro sobre el ascenso y caída de los vecindarios gays en Estados Unidos, dijo que ha observado una tendencia en ciudades tan distintas y lejanas como Nueva Orleáns, Filadelfia y Seattle: Los barrios homosexuales se están volviendo lugares "a la Disney", con tiendas de cadenas y otros negocios que poco o nada tienen que ver con los gays.
Tras la mitigación de los temores sobre el sida, los vecindarios gays se han vuelto atractivos para los constructores e inversionistas en bienes raíces, quienes tratan de alentar a que las familias y las parejas con hijos casados vuelvan al centro de las ciudades, dijo Reuter.
Además de los carritos de bebé en Castro, otras señales del cambio incluyen las rejas de seguridad colocadas el año pasado en un hotel para desalentar el "ligue" entre parejas homosexuales, y la quiebra de una tienda que vendía prendas íntimas de cuero. Las cadenas nacionales de tiendas como Pottery Barn y Diesel ocupan ahora locales prominentes en Castro.
Asimismo, una tienda de juguetes eróticos, que mostraba carteles de películas pornográficas en las ventanas, y un establecimiento de antigüedades que había colocado la estatua de un hombre desnudo, recibieron el año pasado una petición de retirarlos. Lo hicieron a regañadientes.
El barrio tiene la segunda concentración más alta de parejas homosexuales, después del centro turístico de Cape Cod en Provincetown, Massachusetts, de acuerdo con un análisis de las cifras del censo del 2000. San Francisco es todavía la capital extraoficial de los gays estadounidenses. Los homosexuales en la ciudad representan el 15 por ciento de la población.