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Batalla del fortín| Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“Una victoria más como ésta y estaremos perdidos”.

Pirro

Una vez más la violencia se enseñoreó este lunes 16 de julio de la ciudad de Oaxaca. Una manifestación de entre 4,000 y 10,000 miembros de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca trató de llegar al auditorio del cerro del Fortín para llevar a cabo su “Guelaguetza popular”. Un contingente de alrededor de 500 policías estatales y municipales les impidió el paso y ahí empezó la gresca.

El secretario de Protección Ciudadana del estado, Sergio Segreste Ríos, afirma que los policías fueron atacados por grupos radicales que se encontraban dentro de la manifestación. Los miembros de la Sección 22 del SNTE, de hecho, se deslindaron en un principio de esos grupos; pero Florentino López, vocero de la APPO, afirma que los policías atacaron primero.

Independientemente de quien haya empezado los actos de violencia, hay indicaciones de que los policías, una vez que empezaron a actuar, detuvieron y golpearon a personas que no participaban en la manifestación. Entre los golpeados hay varios reporteros que, según Segreste, estaban en la “línea de fuego”. Por otra parte, se registraron decenas de heridos, entre los cuales uno cuando menos está grave. La mañana de ayer Florentino López de la APPO me decía que este herido, de nombre Emeterio Moreno Cruz, había fallecido, pero me fue imposible obtener confirmación de esta afirmación.

Varios autobuses y vehículos privados fueron quemados durante la gresca. Las autoridades afirman que la quema la hicieron los activistas de la APPO, pero ayer Florentino López me decía que no habían sido ellos sino los policías los que incendiaron los autobuses. Tanto los videos disponibles como la mayoría de los testimonios, sin embargo, sugieren que fueron los appistas quienes quemaron esos vehículos.

Los miembros de la Sección 22 del SNTE y de la APPO siguen empeñados en conseguir la renuncia del gobernador Ulises Ruiz. El que hayan tratado de llegar al cerro del Fortín para escenificar ahí su propia Guelaguetza tenía un sentido indudable. Buscaban demostrar que son más fuertes que el gobernador, a quien el año pasado le tomaron la capital del estado durante meses.

En esta ocasión la fuerza policial no permitió que los activistas de la APPO hicieran lo que se les antojara, como se hizo costumbre el año pasado, por lo menos después del fallido intento de desalojo del centro histórico del 14 de junio que pareció paralizar al Gobierno de Ulises Ruiz. Recordemos cómo los appistas bloquearon desde entonces todo lo que quisieron y tomaron incluso radiodifusoras sin que ninguna autoridad se atreviera a actuar en contra de ellos.

Este lunes el Gobierno de Oaxaca mandó una señal distinta. Su mensaje fue que los grupos de la APPO y de la Sección 22 podían manifestarse por las calles de Oaxaca y escenificar su “Guelaguetza popular” en la plaza de la Danza, donde los dirigentes del SNTE habían acordado llevar a cabo su función, pero que no se les permitiría llegar al cerro del Fortín y tomar el auditorio de la Guelaguetza. El Gobierno dejó en claro también que esta vez sí estaba dispuesto a emplear la fuerza pública en contra de los appistas.

Al contrario de lo que ocurrió en la batalla del 14 de junio de 2006, en la de este 16 de julio la Policía resultó vencedora. La diferencia es que ahora las Fuerzas policiales se mantuvieron firmes y no se replegaron en el momento en que los grupos disidentes opusieron resistencia. Les tomó tres horas de combate, es cierto, pero al final prevalecieron.

Lo anterior no significa que la victoria vaya a ser definitiva. Es verdad que el movimiento de la Sección 22 y de la APPO se encuentra muy desgastado, pero es persistente y puede convocar todavía a miles de activistas a sus marchas y movilizaciones, como ya lo demostró este 16 de julio. Si bien no ha conseguido la cabeza del gobernador, difícilmente parará hasta lograrla o hasta que termine el sexenio.

Las mayores víctimas de la persistente violencia política siguen siendo los oaxaqueños comunes y corrientes, aquellos que no tienen nada que ver en la disputa por el poder que estamos presenciando. Las esperanzas de restablecer el turismo, principal fuente de ingresos de la capital, se han desmoronado una vez más a consecuencia de la batalla del cerro del Fortín. Nadie quiere ir a un lugar turístico en el que campea la violencia.

Los grupos más radicales del SNTE y de la APPO piensan que esto los favorece. Se aferran a la vieja idea leninista de que dañando la economía se empuja a los pobres a la desesperación y a unirse a una insurrección generalizada.

La verdad, sin embargo, es que se antoja muy difícil que se registre esa revolución con la que sueñan los appistas. Lo más probable es que se mantenga una situación de conflicto que sólo profundice la pobreza ancestral de Oaxaca.

MOTOCICLISTAS

Tienen razón los motociclistas cuando dicen que se ampararán en contra del nuevo Reglamento Metropolitano de Tránsito de la ciudad de México. Las motocicletas pagan una tenencia superior a la de los automóviles, a pesar de contaminar menos y de deteriorar menos el pavimento. Aun así, el nuevo reglamento ratifica la prohibición de que las motocicletas circulen por carriles centrales o interiores de vías primarias. Ha llegado el momento en que se debe eliminar esta absurda discriminación a un medio de transporte que debe promoverse en vez de castigarse.

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