EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Benazir

Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“No tengo nada que ocultar”.

Benazir Bhutto

La tragedia ha sido durante décadas el destino de la familia Bhutto. El asesinato ayer en Rawalpindi de Benazir Bhutto, dos veces primera ministra de Pakistán, no es más que el último capítulo de esta historia.

El padre de Benazir, Zulfikar Alí Bhutto, fue presidente y primer ministro de Pakistán en los años setenta. Acusado de corrupción, y de haber planeado el asesinato de un rival político, murió ejecutado en 1979 por el régimen que lo depuso. Un año después falleció en Francia el hermano de Benazir, Shahwanaz, de 27 años, en circunstancias que nunca fueron aclaradas plenamente. Mir Murtaza, otro hermano, distanciado abiertamente de Benazir, fue muerto en 1996 en un enfrentamiento con policías que pretendían detenerlo en Karachi durante el Gobierno de su propia hermana. Benazir sobrevivió a un atentado el 18 de octubre de este 2007 en Karachi, horas después de haber regresado a Pakistán tras un exilio de más de 10 años. En ese ataque murieron 136 personas y más de 400 resultaron heridas.

La historia de la familia Bhutto ha sido equiparada a la de los Kennedy de los Estados Unidos o a la de los Gandhi de la India. A partir de hoy las comparaciones se volverán más intensas. Benazir, como Luis Donaldo Colosio en el México de 1994, se encaminaba a lo que parecía una nueva victoria electoral en comicios programados para el próximo mes de enero. Esto probablemente la habría convertido en primera ministra por tercera ocasión. Su muerte en campaña la ha convertido ahora en mártir.

Benazir era una mujer de poderosa personalidad. Había heredado el carisma de su padre. Pero a esto añadía una belleza física que no había perdido incluso con la edad. En 1988 fue incluida por la revista estadounidense People en su lista de las 50 personas más atractivas del mundo.

Nacida en 1953, Benazir realizó sus primeros estudios en Pakistán y obtuvo una licenciatura en gobierno comparativo en Harvard. Posteriormente estudió política, filosofía y economía en Oxford. Tenía 26 años de edad, y se encontraba bajo arresto domiciliario en Pakistán, cuando su padre fue ejecutado. Exiliada al Reino Unido en 1984, tomó el control del partido de su padre, el Partido Popular de Pakistán (PPP). El 2 de diciembre de 1988, a los 35 años de edad, se convirtió en la persona más joven en ocupar el cargo de primer ministro de Pakistán. Era también la primera mujer en encabezar el gobierno de un país musulmán en el mundo.

Acusada de corrupción, Benazir fue destituida por el presidente Ghulam Ishaq Khan en 1990. Ella siempre afirmó que las acusaciones en su contra eran de naturaleza política. Fue reelecta primera ministra en 1993 tras una campaña en la que prometió combatir la corrupción gubernamental. En 1996 fue destituida nuevamente, ahora por el presidente Farooq Leghari, quien la acusó una vez más de corrupción. También en esta ocasión afirmó que las acusaciones eran políticas y que no buscaban más que quitarla del poder. Algunas investigaciones independientes han sugerido, efectivamente, que hubo actos de corrupción de miembros de sus gobiernos e incluso de su marido, Asif Alí Sardari, pero Benazir afirmó siempre que los documentos que indicaban esta responsabilidad eran falsificados. Un informe de la Auditoría General de Pakistán le dio la razón, pero en 2003 un tribunal suizo la declaró a ella y a su esposo responsables de “lavado” de dinero por operaciones de una cuenta que él controlaba.

Después de algunos años en exilio, Benazir regresó a Pakistán el 18 de octubre de 2007. Ese mismo día sobrevivió a un atentado que dejó 132 muertos. Dos meses después sucumbiría, finalmente, ante un nuevo ataque.

¿Quién mató a Benazir? La respuesta fácil, la que sostenían ayer los simpatizantes del PPP en manifestaciones y saqueos, era que el responsable era el presidente Pervez Musharraf. Pero la principal víctima política del homicidio es el propio presidente Musharraf, quien necesitaba el apoyo de Benazir para impedir el retorno al poder de Nawaz Sharif, de la Liga Musulmana de Pakistán, a quien él derrocó en 1999. La muerte de Benazir deja a Sharif como principal protagonista en un panorama político paquistaní en que el presidente Musharaff se encuentra completamente desprestigiado. Significativamente Sharif, durante largo tiempo rival político de Benazir, prometió ayer “continuar el trabajo” de la ex primera ministra. Es más probable que el asesinato haya sido realizado por grupos radicales islámicos con los que la política había tenido diferencias muy importantes en los últimos años.

Como suele ocurrir en los magnicidios, sin embargo, la verdad estará sujeta a la conveniencia política de los sobrevivientes más fuertes. Benazir era la estadista más popular en un país agobiado por diferencias religiosas y políticas. Hoy, convertida en mártir, se convertirá en un referente indispensable. Como ocurrió en México con Colosio, todos los políticos buscarán demostrar que son los verdaderos herederos de Benazir.

SECUESTRADOS

Se presenta la inminente liberación de tres rehenes por parte de las FARC como un gesto humanitario. Pero no podemos olvidar que las FARC han secuestrado a cientos de personas a lo largo de los años, algunos por razones políticas y otros por simple extorsión. En este momento las FARC retienen a más de 500 secuestrados.

Página de internet:

www.sergiosarmiento.com

Leer más de EDITORIAL / Siglo plus

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 320882

elsiglo.mx