FERNANDO CRUZ CASTILLO
LA RABIA EN EL GANADO CAPRINO
El ganado caprino también es susceptible de esta enfermedad -la rabia- la cual es causada por un virus neurotrópico hallado a menudo en la saliva de los animales infectados. Se caracteriza por una irritación en los sistemas nerviosos centrales, seguida de parálisis y muerte.
Este virus ataca a casi todos los mamíferos, en las cabras es muy común que sean contagiadas por perros que padecen de esta enfermedad, por lo cual hay que extremar precauciones y evitar que los perros se acerquen o entren al corral de las cabras.
Ya que en el perro, el más común de los transmisores, la rabia se manifiesta inicialmente provocando una alteración aparentemente inexplicable en el comportamiento del animal.- Un perro dócil puede volverse agresivo y hasta morder al dueño o al cualquier persona o animal que se le aproxime, en tanto que uno de carácter bravo, puede mostrarse triste y mansito.
Estas alteraciones corresponden siempre a una de las dos formas de la enfermedad: la furiosa y la muda (o paralítica).
Frecuentemente, el perro presenta los dos tipos de manifestaciones. En la forma furiosa, además de la agresividad inesperada, el perro se muestra inquieto, casi no descansa.- Atacado por alucinaciones visuales, muerde moscas imaginadas.- Su ladrido se vuelve ronco, y va acumulando gradualmente una baba en las comisuras de la boca.
Como sufre una alteración en el gusto, trata de comer cosas absurdas, como piedras, maderas, papel, tierra, y camina al azar, atacando y mordiendo a hombres y animales.- A medida que la enfermedad progresa, el furor aumenta. En este estado, el perro parece ignorar el dolor causado por una herida o quemadura y es capaz de atacar a animales mucho más fuertes que él. Después de uno de estos ataques, la enfermedad puede matarlo, pero si esto no ocurre, es atacado progresivamente por la parálisis y convulsiones, que culminan con la muerte entre el cuarto y el séptimo día; raramente puede llegar al décimo día.
El hombre recibe el virus de la rabia a través del contacto con la saliva del animal enfermo. Esto quiere decir, que para ser inoculado, no necesita necesariamente ser mordido: basta que un tajo, herida, rasguño profundo o quemadura en su piel entren en contacto con la saliva del animal rabioso. Pero no importa cuál sea la forma de penetración: el virus se dirige siempre al sistema nervioso central.
Pero, tanto en el hombre como en los animales, cuando los síntomas del mal se manifiestan, ya no hay cura posible: la muerte es inevitable. Así, todo el tratamiento debe ser hecho durante la incubación, cuando el paciente aún no presenta síntomas y no manifiesta quejas.
En el hombre, el primer síntoma es fiebre poca intensa (380C) acompañada de dolor de cabeza y depresión nerviosa.- Enseguida, la temperatura se eleva, llegando a los 40 / 42 grados. Luego, la víctima comienza a mostrarse inquieta y agitada, sufre espasmos dolorosos en la laringe y comienza a respirar y a tragar con dificultad. Los espasmos se extienden después a los músculos del tronco y de las extremidades, en forma intermitente y acompañados por temblores generalizados, taquicardia y detención de la respiración.
Como preventivo es vital la aplicación de la vacuna, principalmente en los lugares donde se han manifestado casos de rabia. La vacuna antirrábica se administra a las personas que hayan estado en contacto con un animal que pueda tener rabia. Esta vacuna, que requiere cinco inyecciones, es el equivalente al “tratamiento posterior a la exposición”. Según la gravedad de la mordedura, en ocasiones se la combina con una dosis de inmunoglobulinas rábicas. Hasta la fecha, representa el único tratamiento efectivo para la rabia. La vacuna neutraliza el virus antes de que pueda alcanzar el cerebro; una vez que el virus infectó el cerebro, el resultado de la enfermedad es siempre fatal. El objetivo de esta inmunización es vencer con rapidez al virus durante el periodo de incubación de la enfermedad.