A los 40, las mujeres optan por cirugías faciales menores, pero les sigue importando más lo corporal.
Durante la última decada han aumentado considerablemente las cirugías estéticas, no importa la edad o la parte que se quiere operar, lo importante es verse mejor.
Aunque no existen cifras exactas, las cirugías estéticas han aumentado. El doctor Wilfredo Calderón, director docente de la Sociedad Iberoamericana de la especialidad, realiza 50 por ciento más de liposucciones y abdominoplastías que las de hace una década.
"Estas operaciones se han convertido en una necesidad a causa del consumismo, la competencia y la necesidad social de tener buena presencia", opina el médico, pero reconoce que muchas también compiten sin hacerse arreglos.
"El deseo de verse como una minoría que hoy aparece en los medios es un hecho cultural innegable", reflexiona el siquiatra y sicoanalista Rogelio Isla. "Es la fantasía de que la estética va a asegurar éxito y amor, pero yo atiendo a muchos bonitos que no son felices".
El deterioro corporal suele vivirse como un duelo que afecta al individuo de distintas formas, dependiendo de su desarrollo. Quienes poseen una relación equilibrada con el mundo, elaboran esta pérdida como una más que ocurre en la vida. Reconocen lo que el cuerpo les ha dado, lo cuidan y cuando envejecen no lo tratan como si los hubiera traicionado.
Pero a otras mujeres les cuesta más aceptar este proceso. A quien cree que es querida sólo por ser joven o bonita, le es difícil pensar que puede ser amada por otras razones.
"Esto suele verse en individuos cuyos rasgos narcisistas de personalidad son muy importantes, es decir, su relación principal es consigo mismos y generalmente tienen un alto ideal estético", explica Isla.
El problema es que ese ideal es habitualmente inalcanzable. Se operan la nariz y luego quieren modificar otras partes del cuerpo para llegar a una perfección que no van a lograr. Es una búsqueda crónica, compensatoria de otras insatisfacciones.
Varias de sus pacientes llegan a su consulta referidas por cirujanos plásticos. "Por ejemplo, si cree que con pechos más grandes va a retener a su marido, podemos descubrir que no será así y a veces desisten de operarse", asegura.
"Hay mujeres que tienen la suerte de ser delgadas. Otras hacen deporte y dieta y disfrutan así de su cuerpo. Pero para la mayoría esto implica un esfuerzo que, a pesar de todos los intentos, fracasa, en ese caso la cirugía es una opción", indica De Carolis.
Precisamente, la motivación para hacerse una operación es la pregunta clave que la mujer debiera hacerse antes de una intervención, recalca Isla.
Si ésta apunta a reparar la autoestima es muy válida. Pero si persigue quimeras como lucir como una actriz determinada o conseguir trabajo o pareja, el especialista aconseja una evaluación sicológica con miras a elaborar los problemas que no se resolverán con un bisturí.
"Entre las adolescentes", cuenta, existe un alto interés por la cirugía de prótesis mamaria, la que muchos profesionales desisten de realizar por su complejidad en relación a la madurez sexual. Lo común en esta etapa es operar narices o mamas demasiado grandes".
En tanto, las adultas jóvenes tienden a usar la cirugía para aumentar su sensualidad. Las prótesis mamarias o la optimización de la figura con lipoaspiración son recurrentes.
Después de los 30, las mujeres desean borrar las secuelas del embarazo y la lactancia con abdominoplastias, liposucciones y levantamiento de mamas.
Por el aumento de peso, el abdomen se suelta y aunque se realicen abdominales la flaccidez persiste. Además, con el amamantamiento la piel que sostiene la glándula mamaria también cede, explica el doctor Wilfredo Calderón, jefe del Servicio de Cirugía Plástica del Hospital del Trabajador.
"A los 40, las mujeres optan por cirugías faciales menores, pero les sigue importando más lo corporal", indica De Carolis. "En cambio, después de los 50 y en la tercera edad, la prioridad es reducir las arrugas". Aunque en la menopausia también hay un aumento en las liposucciones porque se suele engordar.