Una anotación solitaria de Nery Cardozo le bastó a Boca Juniors para llegar a la final del Mundial de Clubes. (EFE)
TOKIO, JAPÓN.- Boca Juniors, jugando con un hombre menos durante buena parte del segundo tiempo, avanzó ayer a la final del mundial de clubes de Japón tras vencer 1-0 al Etoile du Sahel de Túnez.
El volante Neri Cardozo marcó el único tanto a los 37 minutos en el estadio Nacional de Tokio. Boca se quedó con 10 hombres con la expulsión a los 64 de su volante Fabián Vargas por doble amonestación.
Boca, el primer equipo argentino que participa en el certamen, esperará ahora por el partido decisivo el 16 de diciembre ante el ganador de la otra semifinal que jugarán hoy Milán de Italia y el Urawa Red de Japón. Si triunfan los italianos, habrá una reedición del duelo que Boca le ganó en 2003 por la desaparecida Copa Intercontinental.
"Nos costó. Pero estas son finales y hay mucho en juego. Boca demuestra una vez más que es uno de los más grandes del mundo", dijo en rueda de prensa su técnico Miguel Ángel Russo.
Reconoció que "la expulsión nos complicó (pero) sacó todo el temple, con todo lo que significa Boca en este tipo de competencias".
Los africanos, también debutantes en la competencia, jugarán con el perdedor de ese duelo por el tercer puesto.
Para el entrenador francés del Etoile, Bertrand Marchand, la diferencia entre ambos equipos estuvo en la "experiencia y potencialidad" de sus adversarios.
"Hemos jugado un gran partido, fuimos mejores, les creamos muchas situaciones. Técnicamente somos inferiores, pero si Boca no jugó como lo sabe hacer es porque nosotros hicimos las cosas muy bien", agregó.
Por historia y títulos a cuestas, Boca llevaba las de ganar en su primera prueba en el mundial de clubes ante el inesperado Etoile, que había mandado a casa al Pachuca de México contra todos los pronósticos en los cuartos de final.
Pero el campeón de la Copa Libertadores no la tuvo fácil.
Etoile, al igual que ante los mexicanos, planteó dos murallas de cuatro defensores y cinco volantes y sólo Amine Chermiti con netas responsabilidades ofensivas. La estrategia rindió sus frutos hasta el gol de Cardozo porque antes Boca no había podido tomar del todo las riendas del partido, demasiado impreciso con la pelota y apurado para atacar.
El equipo "xeneize", alentado por más de 3.000 hinchas, empezó a perder la paciencia. Resultado: dos amonestados en 20 minutos de encuentro, Vargas, por un planchazo, y Sebastián Battaglia por tomar a un rival de la camiseta.
Cuando Boca más se parecía al equipo que dejó Buenos Aires en franco declive futbolístico —perdió dos y empató uno en sus últimos partidos oficiales por la liga argentina—, apareció el goleador Martín Palermo, abrió a la izquierda para Rodrigo Palacio. Este tocó al hueco para Cardozo, que metió un zurdazo de primera entre el palo y el arquero Aymen Balbouli.
Mauricio Caranta, hasta ese momento sin participación en el arco de Boca, se despabiló a los 43 al taparle el empate a Chermiti, que le ganó las espaldas a los defensores boquenses y metió un zurdazo rasante sobre el final de la primera etapa.
Se suponía que con la ventaja y un rival obligado, Boca tenía el partido servido. Fue todo lo contrario.
Etoile lo complicó más de la cuenta, primero con un cabezazo de Sabeur Frej que pasó muy cerca del palo izquierdo de Caranta. Después le quitó la pelota cuando Boca quedó desprotegido en el mediocampo con la expulsión de Vargas, por doble amarilla. Y sobre el final casi se lo empata de cabeza Gilson Silva.
"El domingo cueste lo que cueste, el domingo tenemos que ganar", gritaron tras el pitazo final los fanáticos de Boca, que tiñeron el estadio Nacional con banderas azules y amarillas.
Pero si los conducidos por Russo quieren cumplirle el pedido deberá mostrar otro juego si se da la lógica y enfrentan al poderoso Milán.
"No hay nada dicho antes de tiempo. Ojalá nos toque el Milán, esa es la realidad", concluyó el estratega.
