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Bomba política| Actitudes

José Santiago Healy

Las desmedidas ambiciones políticas del controvertido Jorge Hank Rohn se toparon ayer con pared cuando el Tribunal Electoral de Baja California desconoció su candidatura a la gubernatura.

Hank Rohn de 51 años ganó la alcaldía de Tijuana en 2004 en una agitada elección en donde el PRI gastó muchos millones de pesos para arrancarle al PAN un dominio de quince años.

Pocos imaginaron que Jorge Hank entraría de lleno a la política luego de ser involucrado en el crimen de un periodista y de heredar un hipódromo que lo llevó a la quiebra aunque años después lo transformó en una exitosa empresa de apuestas a nivel nacional e internacional.

Pero apenas se sentó en las oficinas del Ayuntamiento a donde llevó una parte de sus animales, el ingeniero Hank comenzó a tejer su plan para la gubernatura de Baja California.

No le bastó la alcaldía de Tijuana cuyos logros fueron raquíticos, especialmente en el terreno de la seguridad donde la ciudad vivió la peor ola de violencia que se recuerde.

Los hankistas culparon al gobernador Eugenio Elorduy y al presidente Vicente Fox de haber abandonado a Tijuana por motivos partidistas. Pero nadie puede negar que en buena parte de los delitos ocurridos en esa ciudad aparecieran agentes municipales involucrados.

El clímax de esta ola violenta se vivió a principios de 2007 cuando arrancó la Operación Tijuana ante la incontenible escalada de crímenes, secuestros y asaltos.

Una de las primeras acciones del Ejército y de las corporaciones federales fue desarmar a más de mil policías municipales con el objetivo de realizar pruebas balísticas a sus pistolas y rifles ante la sospecha de estar coludidos en homicidios y hechos delictivos.

Durante las semanas que la Policía Municipal estuvo desarmada se redujeron las ejecuciones y el número de secuestros, no obstante el Ayuntamiento denunció tiempo después que los delitos comunes en las colonias populares se habían disparado.

A pesar de las críticas y la oposición del panismo, Hank se lanzó a buscar la gubernatura a través del PRI a sabiendas de que existía un Artículo en la Constitución de Baja California que su propio partido impulsó cuatro años atrás para prohibir que funcionarios electos a nivel estatal se lanzaran a buscar cargos de elección popular antes de concluir su gestión.

Se trata de una Ley conocida popularmente como la “Ley Antichapulín” y que en los comicios locales de 2004 fue respetada por todos los partidos.

Pero Hank la ninguneó siempre bajo el argumento de que la Constitución Mexicana permite a cualquier persona mayor de edad votar y ser votada sin restricciones.

Acostumbrado a violar las leyes y a una vida caprichosa, Jorge Hank se olvidó que los estados son soberanos y autónomos y que pueden imponer sus leyes en temas locales como las elecciones. De otra manera tendríamos una Ley electoral única en todo el país.

La telenovela política no ha terminado. Las huestes del PRI nacional harán valer toda su fuerza y poder de negociación para presionar al Tribunal Federal Electoral (Trife) para que desconozca el fallo emitido ayer en Mexicali. Y hay probabilidades de que lo consigan lo que Hank Rohn explotará al máximo para convertirse en la víctima del poder panista bajacaliforniano. Una versión moderna y sui géneris de lo ocurrido en 2006 con Andrés Manuel López Obrador y el Gobierno de Fox.

No obstante el golpe está dado y puede significar el fin de una fugaz carrera política de este controversial personaje de sobra parecido a los caciques del viejo México.

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