El presidente de EU, George W. Bush impulsa un acuerdo para suspender el proceso para legalizar a los indocumentados y darle visas de trabajador invitado a los recién llegados, hasta que el Gobierno incremente la seguridad en las fronteras. (Archivo)
El presidente de EU trabaja en un acuerdo para suspender la reforma hasta que sean reforzadas las fronteras.
El Gobierno del presidente George W. Bush y los dirigentes del Senado trabajan en un acuerdo que podría suspender la reforma migratoria hasta que sean reforzadas las fronteras, obligando a los indocumentados a esperar hasta 13 años más para legalizar su situación.
Funcionarios cercanos a las conversaciones dicen que a pesar de una serie de concesiones tanto de parte de republicanos como demócratas, un acuerdo final podría no llegar antes de que el Senado inicie el debate sobre el tema la próxima semana.
Sin embargo, el posible acuerdo ha sido elaborado en gran medida en las conversaciones secretas que se realizan casi a diario con la participación de dos miembros del Gabinete de Bush.
Como se espera, la propuesta suspendería el proceso para legalizar a los indocumentados y darle visas de trabajador invitado a los recién llegados, hasta que el Gobierno incremente la seguridad en la fronteras e implemente un sistema de identificación de alta tecnología para los trabajadores temporales. Tales medidas tardarían un par de años.
Incluso entonces, las autoridades dicen que podría tomar hasta 13 años, junto al pago de multas y el regreso a su país natal, para que los 12 millones de hombres, mujeres y niños que se estima residen ilegalmente en Estados Unidos puedan obtener la residencia permanente legal, la llamada tarjeta verde.
El Gobierno se tomaría ocho años para resolver las solicitudes de visa actualmente en espera y pasaría otros cinco años procesando a los que se encuentran ilegalmente en el país.
El senador demócrata Edward Kennedy ha encabezado las negociaciones con los senadores republicanos y la Casa Blanca, con la esperanza de llegar a un acuerdo bipartidista sobre el tema antes de que el Senado se sumerja en un explosivo debate sobre el tema.
Aunque todavía no hay tal acuerdo, el dirigente de la mayoría en el Senado, Harry Reid, quiere someter a debate una medida más liberal aprobada el año pasado, a la espera de un largo y amplio debate sobre el tema, a partir de la próxima semana.
El senador republicano Arlen Specter, uno de los negociadores, pidió ayer más tiempo para llegar a un acuerdo, advirtiendo que precipitar el debate podría provocar una maniobra obstruccionista en el congreso. Specter calificó el acuerdo como un “excelente pacto”.
Hay mucho en juego políticamente para ambos partidos. Los demócratas desean contar con una medida atractiva para su base liberal, al permitirle a la amplia población de indocumentados el legalizar su situación y poder recibir a nuevos inmigrantes.
Los republicanos por su parte tratan de llevar a buen término un tema que sus estrategas consideran que los afectará negativamente en las elecciones de 2006. Algunos legisladores republicanos, sin embargo, temen que sus simpatizantes conservadores que desean detener la migración y contar con leyes inflexibles al respecto se sientan marginados.
