Juan Antonio Cortina Gallardo, presidente de la Cámara Nacional de las Industrias Azucarera y Alcoholera. (El Universal)
MÉXICO, DF.- En un entorno de mayores roces entre empresas y sindicatos, y con cada vez más presiones para que éstas organizaciones transparenten sus operaciones y flexibilicen su postura ante las nuevas condiciones laborales y de productividad, la negociación que encabezó Juan Antonio Cortina Gallardo es un parteaguas y para muchos expertos el principio de lo que podría ser una nueva convivencia entre trabajadores y compañías.
El ejecutivo, que apenas en marzo de este año tomó las riendas de la Cámara Nacional de las Industrias Azucarera y Alcoholera, representó a las empresas en las negociaciones para modificar el contrato colectivo de la industria azucarera que desde 1936 no había tenido cambios significativos. “Lo gratificante es que se pudieron cambiar y modernizar los aspectos más críticos para nosotros (la industria), no podemos dejar a un lado el tema social pero tampoco podemos olvidar la modernidad y competitividad del sector porque la queremos para otros 100 años”, dice Cortina Gallardo.
Uno de los puntos más ríspidos de las negociaciones de un sector intensivo en mano de obra —se estima que genera 450 mil empleos directos— fue el creciente gasto en pensiones para atender a cerca de 20 mil trabajadores jubilados que se retiraban con un pago equivalente a 170% de su ultimo salario, nivel que al final se logró disminuir a 100%.
El acuerdo fue quizás la prueba más difícil para el ejecutivo que decidió estudiar la carrera de economía en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) porque quería una educación más práctica y menos teórica. Posteriormente laboró en un grupo financiero canadiense, para luego cursar una maestría en administración de negocios en la Universidad de Harvard en la busca de casos prácticos, y en 1996 se incorporó a una empresa que su familia recién había constituido como director de finanzas y entonces sí comenzó un curso intensivo y lleno de retos en el sector azucarero, donde la compañía que encabeza desde 2001 es uno de los principales jugadores con ventas anuales cercanas a 200 millones de dólares. Grupo Azucarero México (GAM) es propietario de cuatro ingenios (Jalisco, Michoacán, Tabasco y Sinaloa) que comercializa azúcar a nivel nacional y opera tres plantas empacadoras.
La familia Gallardo es dueña de Geusa, uno de los principales grupos embotelladores del país, que a pesar de que tiene una relación directa con GAM, que suministra parte del azúcar necesaria para la elaboración de las bebidas, mantienen una estructura independiente. Desde su escritorio el empresario enfrentó una complicada situación financiera que obligó a GAM a declararse en suspensión de pagos, que superó el año pasado, hasta la expropiación de sus ingenios pasando por la entrada al país de endulzantes alternativos que provocó una caída en picada del precio local del azúcar, la huelga de los trabajadores cañeros en 2006 y la cancelación temporal de la cotización de las acciones de la firma en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV). “Me han tocado vivir todas las crisis y eso también te forma, es otra escuela. Cuando regrese había muchos problemas por tratarse de una industria con todos los vicios del pasado y una serie de fallas estructurales que ninguno de los actores políticos le quería entrar, la industria era una papa caliente”, explica Cortina Gallardo desde su amplia oficina donde sobresale su diploma de Harvard y varios motivos relacionados con el automovilismo, uno de los pasatiempos del ejecutivo que desde hace años trata de impulsar en México.
El histórico arreglo laboral forma parte de un ambicioso plan para reestructurar el sector, impulsado por la actual administración con una visión de largo plazo que busca la viabilidad económica de la cadena productiva de caña de azúcar, y Cortina Gallardo está dispuesto a seguir trabajando en este sentido. Recientemente el empresario recibió a un grupo de inversionistas de Brasil que visitaron algunos de los ingenios de la empresa y es probable que se concreten en los siguientes meses algún tipo de negocios. “Esta es una industria que se esta volviendo globalizada, que no sólo tiene las connotaciones de azúcar sino de energía y de producción de etanol, y si quieres ser competitivo y tener los menores costos hay que entrarle al tema de la diversificación”, agrega el empresario como una especie de resumen de los retos que deberá enfrentar el sector azucarero en los próximos años, pero antes debe solucionar problemas estructurales, el laboral por lo pronto ya no es una preocupación. “Me molesta que vivamos en un país donde no puede haber diálogo o consenso porque todo se esta viendo con una óptica de los intereses políticos o partidistas y que no están poniendo el interés del país por delante, por eso el hecho de con el sindicato, en donde siempre habíamos tenido una relación antagónica, diéramos el ejemplo a nivel nacional de que sí hay voluntad de las partes y con dialogo se pueden construir soluciones que son buenas para todos”, concluye.
¿Por qué ahora?
■ Representó al sector empresarial en las negociaciones para modificar el contrato colectivo del Sindicato de Trabajadores de la Industria Azucarera.
■ Presidente del Consejo de Administración de Grupo Azucarero México (GAM)
■ Miembro del Consejo de Administración de Grupo Embotelladoras Unidas, Grupo Mexicana de Aviación y
Empeños Mexicanos, presidente de la Cámara Nacional de las Industrias Azucarera y Alcoholera, miembro del Consejo Empresario de América Latina (CEAL) y del Fideicomiso Pro-Bosque de Chapultepec.