La Casa Blanca intenta convencer al presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, para que comparta el poder con su vieja rival, la ex primera ministra Benazir Bhutto, y así aumentar el apoyo popular, publicó hoy The New York Times.
El diario, que citó fuentes de los gobiernos estadunidense y paquistaní, indicó que el objetivo es que Musharraf, debilitado por una crisis interna, obtenga un mayor apoyo popular y poder, y así seguir siendo presidente, aunque sea por aliarse con Bhutto.
Ambos se han reunido en Abu Dhabi el pasado 27 de julio, aunque ninguno de los dos lo ha hecho público, señaló el matutino y añadió que la idea de compartir el poder ya es un rumor en Pakistán y no ha sido del todo bien acogida.
No obstante, el gobierno estadunidense cree que nombrando a Bhutto primera ministra cesaría la inestabilidad que amenaza a Musharraf, quien ha considerado la idea de declarar poderes de emergencia para sofocar la crisis interna.
The New York Times señaló que los temores de la Casa Blanca es que Musharraf sea reemplazado por otro líder menos confiable para Estados Unidos, tanto en saber cuidar su arsenal nuclear como en la lucha contra el terrorismo.
En este último punto, Musharraf en el poder desde 1999, ha sido un aliado clave de la administración del presidente estadunidense George W. Bush desde el 11 de septiembre de 2001, aunque en los últimos tiempos han tenido algunas diferencias.
El apoyo de Pakistán a la lucha contra el terrorismo es visto ahora más crucial que nunca, en un momento en el que se cree que Al Qaeda está reforzando sus bases operativas en las áreas tribales de ese país asiático, en la frontera con Afganistán.
Según el diario, Bhutto ya habría hablado de la posibilidad de compartir el poder con funcionarios estadunidenses, entre ellos el embajador ante Naciones Unidas, Zalmay Khalilzad, al tiempo que la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, lo habría hecho con Musharraf.
Musharraf fue jefe de operaciones militares cuando Bhutto fue primera ministra de Pakistán (1988-1990), convirtiéndose en la primera mujer en llegar al poder en un país islámico. Desde 1999 vive en el exilio tras ser acusada de corrupción.