Las sequías e incendios forestales que han hecho estragos en el norte de la ribera del Mediterráneo en los últimos años han puesto en evidencia que la desertización también afecta a los países industrializados. (Archivo)
EFE
Madrid, España.- La desertización que afecta casi a una cuarta parte de la Tierra podría provocar en la próxima década la migración de 50 millones de personas, y sólo una eficaz y decidida actuación de gobiernos y sociedades podrá evitarlo.
Bajo este parámetro fundamental comenzó ayer en Madrid la VIII sesión de la Conferencia de las Partes (COP8) de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertización (CNULD) con participación de expertos y delegados gubernamentales de 191 países.
Esta conferencia, que se prolongará hasta el próximo día 14, busca fórmulas para frenar y mitigar un fenómeno que sufren mil millones de personas y que conlleva hambrunas, pobreza, migraciones forzadas, guerras, degradación agrícola e incendios forestales.
La primera jornada sirvió para que los participantes expresaran sus puntos de vista y suscribieran la reciente advertencia de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU) acerca de que la desertización es “el mayor reto medioambiental de nuestro tiempo”.
También hubo coincidencia en afirmar que la desertización es un problema global que va más allá de las consideraciones técnicas y medioambientales y que se ha convertido en un “desafío ético”, porque afecta a los derechos fundamentales de millones de personas.
África es el continente más afectado, pero las sequías e incendios forestales que han hecho estragos en el norte de la ribera del Mediterráneo en los últimos años han puesto en evidencia que la desertización también afecta a los países industrializados.
La ministra española de Medio Ambiente, Cristina Narbona, dijo que la creciente pobreza de los suelos y la sequía “nos afecta a todos”, por lo que los países ricos han de asumir que tienen “una mayor responsabilidad que el resto de países del planeta”.
Son los Estados con auténtica capacidad ejecutiva y financiera los que deben tomar la iniciativa para paliar el “drama humano” que entraña la desertización, añadió la ministra, que fue elegida presidenta de la Conferencia de las Partes para esta VIII sesión.
Narbona pidió a la Conferencia que “acelere sus resultados” y propicie “una mayor sinergia y cooperación con otras Convenciones de la ONU, como la Convención sobre el Cambio Climático”.
La ministra consideró que se conocen “bastante bien” las causas del fenómeno de la desertización y que ha llegado la hora de pensar que “todos nos encontramos ante un extraordinario desafío en el terreno de los derechos humanos” de cientos de millones de personas.
“España sabe bien de lo que estamos hablando, acogemos a muchas personas que hoy ya son ciudadanos de pleno derecho de nuestro país” , manifestó la ministra en alusión a los emigrantes que huyen de “la pobreza, las desigualdades, el hambre y la desesperación”.
El secretario ejecutivo en funciones de la CNULD, Grégoire de Kalbermatten, afirmó que se ha conseguido un “progreso importante” en la lucha contra la desertización, pero reprochó a los países que “sigan enfrentados por limitaciones económicas”.
A esas limitaciones se refirió David Mwiraria, ministro de Medio Ambiente de Kenia y presidente de la VII sesión de la Conferencia de las Partes (COP7) , quien denunció que los países “no están facilitando los recursos” para aplicar la Convención.
Coincidió con su queja, en nombre de los países latinoamericanos, el paraguayo Luis Molinas Belén -coordinador del Convenio de Lucha contra la Desertización y la Sequía de la Secretaria del Ambiente de su país-, quien pidió más dinero para aplicar las soluciones.
La Secretaría de la CNULD necesita “un presupuesto adecuado” para organizar e implementar las acciones que ayuden a frenar y mitigar la desertización, dijo Molinas Belén, quien también hizo un llamamiento a coordinar los trabajos de esta Conferencia con los que lleva en paralelo la Conferencia de la ONU sobre cambio climático.
La única voz que se salió del discurso en favor de más presupuesto como remedio contra la falta de resultados tangibles fue el representante de Canadá, Christopher Braeuel, quien abogó por “mirar hacia delante y olvidar el pasado”.
El delegado canadiense consideró que la cita de Madrid pondrá a prueba el compromiso real de los Gobiernos con este problema y pidió preocuparse más por el logro de resultados que por los presupuestos. “La calidad antes que la cantidad”, dijo.
