“La palabra es mitad de quien la habla y mitad de quien la escucha”.
Michel de Montaigne
Al final no hubo confrontación. El presidente no llegó al Hotel Camino Real ayer para regañar a los concesionarios de radio y televisión, como lo hizo un día antes el secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, cuando les exigió mejorar los contenidos. Por el contrario, Calderón se mostró conciliador. Ofreció lo que podía: por ejemplo, evitar las tomas violentas de emisoras —como las que ocurrieron el año pasado en Oaxaca— y cerrar las estaciones pirata. Pero se abstuvo de tocar los temas que pudieran haber resultado controvertidos, como las enmiendas a los artículos constitucionales que tocan el proceso electoral o la nueva Ley de Radio y Televisión que ya se discute en el Senado.
Las cicatrices de la confrontación eran, sin embargo, visibles. El presidente del Senado, Santiago Creel, no estaba en el presídium como correspondía. La representación del Senado la llevaba su correligionario José González Morfín, vicepresidente de la Mesa Directiva. Por otra parte, no había en el presídium ningún diputado.
También en la larga mesa se encontraba Juan Camilo Mouriño, jefe de la Oficina de la Presidencia, junto al presidente de la Cámara de la Industria de Radio y Televisión, Enrique Pereda y su esposa. Su posición recalcaba que en la actual jerarquía del Gobierno se encuentra por arriba del secretario de Gobernación, quien estaba alejado unos lugares. Asimismo en el presídium estaba Maximiliano Cortázar, coordinador de comunicación social de la Presidencia, en una posición también de mayor jerarquía que el secretario de Comunicaciones y Transportes, Luis Téllez. Finalmente y por una razón que escapa a mi comprensión, estaba en la mesa Abelardo Escobar, secretario de la Reforma Agraria.
Calderón recordó a los concesionarios el mensaje que hace un año, antes de asumir la Presidencia, les dirigió en Cancún. Su política de radiodifusión y telecomunicaciones “estaría guiada por tres Cs: Cobertura, Convergencia y Competencia”. Reconoció que “la tecnología se desarrolla más rápido que la normatividad y las políticas públicas” y se comprometió a tomar medidas para acelerar y regular el tan demorado proceso de transición digital de la radio.
Ante el golpe a la certidumbre abierto por la decisión de la Suprema Corte de Justicia sobre la Ley de Radio y Televisión de declarar inconstitucional la renovación automática de las concesiones, el presidente dijo: “No deben preocuparse… He instruido también al secretario Téllez para que, junto a la Cámara de la Industria de Radio y Televisión, defina el mejor camino a fin de que en el marco de la ley se establezcan procedimientos claros y asequibles para quienes buscan la renovación de sus concesiones.”
El presidente Calderón se refirió al tema de las estaciones pirata que invaden frecuencias y no se ajustan a las reglas que se imponen a los concesionarios legítimos. “Los primeros meses de mi Gobierno hemos cerrado más de una docena de estaciones de radio y televisión que operaban en forma ilegal y estamos en proceso de clausurar otras decenas de emisoras que no están registradas y no cumplen con la ley”.
Dijo también: “Ya no hemos permitido ni permitiremos que por la fuerza se tomen instalaciones de radio o televisión por parte de personas o de grupos. Nunca más una toma violenta de una estación o de un negocio lícito en el país”. Entre las personas del presídium que aplaudían estaba Mary Aguirre, dueña de dos de las emisoras oaxaqueñas tomadas por la APPO el año pasado ante la pasividad de las autoridades federales.
Ausentes del discurso de Calderón estuvieron las enmiendas constitucionales a las reglas electorales que dentro de poco llegarán al escritorio del presidente para su firma y publicación. Tampoco mencionó la nueva Ley de Radio y Televisión que ya está considerando el Senado y que reemplazará a la que apenas se promulgó el año pasado. ¿Para qué tratarlas? La reforma electoral ya está aprobada y el presidente no tiene facultades para echarla para atrás y la Ley de Radio y Televisión es por el momento responsabilidad del Congreso.
El presidente conciliador al final se llevó un cerrado aplauso de los concesionarios. Pero cuidado, porque eso no es termómetro del ánimo de los radiodifusores. El aplauso es la norma en una industria que sabe que depende de la buena voluntad del Ejecutivo, especialmente ahora que la Suprema Corte de Justicia ha cancelado los artículos de la Ley de Radio y Televisión que daban más independencia a los concesionarios.
OTRO COMPLÓ
El ex candidato presidencial Roberto Madrazo ha ofrecido finalmente su versión de lo ocurrido en el maratón de Berlín del 30 de septiembre. En una carta niega haber tratado de hacer trampa en la carrera y atribuye la acusación y la intensa cobertura informativa a un complot para obstaculizar la labor de su fundación Maratón. Pero si no trató de hacer trampa, ¿por qué no corrigió desde un principio la información que lo colocaba como ganador de la categoría de 55 a 59 años con un tiempo récord? ¿Por qué fue necesario que el periódico Reforma publicara las pruebas de que se había saltado dos etapas para explicar lo ocurrido? Más bien parece que los tabasqueños sólo pierden porque hay un compló en su contra.
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