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Cambiar la escuela por una organización que aprende

Rolando Cruz García

El reto que se plantea conlleva transitar de escuelas rígidas en su organización a instituciones flexibles y adaptadas a su entorno social, ya que debemos reconocer que las instituciones educativas en que nos desarrollamos son organizaciones altamente burocratizadas, verticales, centradas en el logro de objetivos operacionales, apegadas a la formatitis propia del sistema, proclives a calificar en lugar de evaluar, etc.

Es necesario cambiar hacia organizaciones inteligentes, que aprenden, horizontalizadas, centradas en objetivos estratégicos y prospectivos, más enfocadas en el aprendizaje que en la enseñanza, que privilegien lo formativo sobre lo informativo, que promuevan la cultura de la evaluación y no la de la descalificación, etc.

El concepto de “Organización Inteligente” ha sido ampliamente desarrollado por el doctor Chun Wei Choo de la Universidad de Toronto en Canadá y asegura que una organización que aprende es aquella que emplea la información para dar significados, crear conocimientos y tomar decisiones.

Para lograr este cambio deseable en nuestras instituciones es necesario puntualizar que toda modificación conlleva a su vez adecuaciones curriculares, lo que implica transformar los contenidos, las estructuras, las formas de evaluación, las personas, etc. Responder a cuestionamientos importantes como ¿Qué es la gestión educativa, la administración escolar y su relación con la formación de los alumnos? Para esto es fundamental relacionar la teoría organizacional con la propuesta de un sistema de formación permanente del personal que labora en nuestras escuelas.

Que podemos transformar nuestros centros escolares, con base en estos enfoques novedosos y que la educación enfrenta realidades insoslayables, es innegable; basta con revisar algunas importantes consideraciones:

Un gran número de directivos no saben de administración educativa, sino sólo de aspectos técnicos y burocráticos.

La Administración educativa es una de las competencias pedagógicas necesarias para el desempeño directivo, incluyendo a profesores y hasta alumnos.

Debemos ser buenos administradores de recursos y de procesos, ya que la gente más capaz no es la más antigua en los puestos, sino la que sabe resolver problemas con los recursos que tiene.

Existe la creencia errónea en cuanto a que la administración, la toma de decisiones y la gestión es una cuestión de élite, que sólo unos cuantos lo hacen, sólo los que tienen el mando.

El arte de la administración se aprende en “gerundio” (administrando, gestionando, haciendo, tomando decisiones)

En las organizaciones el administrador es uno más del equipo en un proceso, si bien realiza una función vital que no sólo corresponde a los administradores, es tarea de todos.

Una organización poco desarrollada o poco madura es directamente proporcional al tipo de dirección y al estilo de organización del administrador, según indicadores que nos permiten conocer el grado de madurez de una organización educativa.

Un buen administrador educativo es aquel que establece las estrategias necesarias para saber qué proceso desempeña cada quién en una organización, esté o no esté en su área de trabajo (control de procesos Vs. control de personas).

En administración estratégica debe construirse las relaciones pertinentes entre los diferentes procesos educativos, bajo la perspectiva de la innovación y de la producción en cadena.

En educación, un gran número de los que coordinan son los que menos conocen los procesos, incluso los más ineptos. No podemos respetar lo que no conocemos, requerimos tener conocimiento global, hay que ser competentes en algo, no en todo.

Para la formación de competencias y para cambiar nuestras organizaciones, no debemos plantear qué nos van a dar, sino de qué forma voy a aprender con lo que tengo. Necesitamos cambiar la visión de la educación depositaria, ya que aprendemos más de quien más obstáculos nos pone.

En los alumnos, por ejemplo, hay que depositarles la necesidad de resolver conflictos. La competencia más importante es la competencia personal, para poder lograr la competencia profesional y laboral.

En educación hay que revisar todos y cada uno de los procesos para poder incidir en ella. Quien toma la decisión, es quien realiza la función. La escuela deberá conceptualizarse como taller, como aula abierta, donde se aprende haciendo.

En la siguiente entrega: Las estrategias para cambiar nuestras escuelas hacia organizaciones inteligentes.

Agradezco sus comentarios a:

rolexmix@hotmail.com

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