Nada ha cambiado sustancialmente en la economía mexicana en los últimos meses, particularmente en el sector financiero, y especialmente en lo que se refiere a la banca.
Es decir mientras que la economía mantiene un bajo nivel de crecimiento, incluso reduce su ritmo como recientemente se dio a conocer, el crédito al consumo, específicamente con tarjetas de crédito, mantiene un ritmo acelerado.
Como consecuencia lógica de esta situación anómala, la morosidad del pago de los créditos al consumo se ha incrementado sustancialmente en los últimos años. De manera que este indicador se elevo de 3.1 a 4.6% de diciembre de 2005 a marzo de 2007. Cabe mencionar que desde que se ha registrado la emergencia de esta situación, que ya va para dos años, las autoridades se han encargado de señalar el potencial peligro, y los banqueros a minimizarlo.
Junto con este comportamiento cabe mencionar el explosivo incremento del número de créditos colocados, el Buró de Crédito registro 28 millones de créditos en el 2000, para 2004 esta cifra se incrementó a 52 millones de créditos, y actualmente este número es de 102.2 millones. Estos créditos corresponden a 42.3 millones de personas, lo que implica un promedio de 2.4 créditos por persona. Nótese que el número de deudores es casi el equivalente a la Población Económicamente Activa.
Según los banqueros, lo que está sucediendo con el incremento de los créditos al consumo es parte de la bancarización, y en el país existe un potencial muy importante para ofrecer servicios bancarios. No hay problema, reiteran una vez más desde que se encendieron los focos amarillos. Dicen tener reservada esta cartera en 200%, además de que el sistema bancario cuenta con un 16% de capitalización.
Dicen además que lo que pasa es que se está ampliando la cobertura de los servicios bancarios (¿?); se esta incursionando en segmentos que la banca no atendía, y uno de los criterios tomados en cuenta para otorgar los créditos es tomar en cuenta los ingresos.
Para el Buró de Crédito, el crecimiento de los deudores es una muestra clara de la confianza que las instituciones bancarias tienen al otorgar cada vez más créditos, amén de que se está fortaleciendo la cultura crediticia del país.
Curiosa manera de leer la realidad de los banqueros y su Buró, cuando que lo que está sucediendo es que frente al bajo ritmo de crecimiento de la economía lo que está haciendo la gente es consumir endeudándose.
Por otro lado, están los exorbitantes intereses que cobra la banca en las tarjetas de crédito, lo que le está representando como un negocio muy redituable. Pero todo ello lo leen como “confianza”.
Lo que está sucediendo de ninguna manera es bueno para el país, desde el punto de vista macroeconómico, por más que sea un redituable negocio para los banqueros. No se necesita ser economista, solamente tener sentido común, para entender que una economía no puede crecer ni fortalecerse, sí se está consumiendo más de lo que se produce, es decir, con desahorro.
El Banco de México ha señalado que el servicio de los pasivos de los hogares ha crecido a un ritmo superior de los ingresos, y como consecuencia de ello la carga financiera relativa se ha incrementado, lo cual aunado a que en promedio los deudores tienen 2.4 créditos echa por tierra el argumento de los banqueros de que ellos toman en cuenta el nivel de ingresos de los deudores.
Es muy irónico, por decirlo suavemente, que algunos analistas financieros y empresarios, critican acremente el gasto público excesivo, porque ello implica que se hace con endeudamiento público, que en todo caso es de diferente naturaleza al privado; pero en este caso, en el que se está presentando una situación anómala, de espejismo, no dicen nada.
Reiteramos, los banqueros y el gobierno solamente se acuerdan de que el dinero, es un bien público, cuando estallan las crisis y se socializan las perdidas, pero cuando el negocio va viento en popa, las ganancias, exorbitantes por cierto, son exclusivamente privadas, y concentradas para más datos. Hay tareas.
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