En México todavía hay una resistencia al cambio, pero poco a poco más gente se interesa en estas técnicas de construcción con paja.
Contrario a lo que se piensa, las viviendas que se edifican con este material son más económicas que las tradicionales y si se construyen con la asesoría de especialistas pueden durar hasta 200 años
EL UNIVERSAL
MÉXICO, DF.- Las viviendas de paja son un alternativa para la construcción, pues resultan más económicas y amigables con el medio ambiente.
Lilly Wolfensberger, escritora e integrante del Grupo para Promover la Educación y el Desarrollo Sustentable (Grupedsac), destacó que además, estos inmuebles también son seguros.
Esperanza García López, autora de “Técnicas Ecológicas de Construcción no Tradicionales”, destacó que una nueva tendencia en la construcción son las casas de paja, ya que pueden edificarse por sus moradores, con predominio de los materiales naturales y de la región, con adaptación al clima, las costumbres, tradiciones y formas de vida de cada comunidad.
Wolfensberger dijo que ante el cambio climático es urgente tomar en cuenta este tipo de construcciones y agregó que en las casas de paja hay demasiados prejuicios y muchos mitos, Incluso, aseguró que se cree que este sistema es proclive a incendiarse o a verse afectado por el agua u otros problemas.
Sin embargo, destacó que mientras las pacas estén bien posicionadas las probabilidades de prenderse son mínimas, pues al apretarse la paca, se impide la entrada del oxígeno lo que evita la combustión y quema del producto.
García López afirmó que las pajas se convierten en un sitio inhóspito para insectos y alimañas por lo difícil que es entrar en éstas.
En cuanto a las bacterias, expuso que mientras la paca con que se construya esté seca, ese problema es difícil.
“Para los roedores la paja no es un alimento: lo es sólo para aquellos herbívoros cuyo sistema digestivo está diseñado para desdoblar los carbohidratos contenidos en la materia vegetal verde o en menor escala en la seca”.
Y agregó que los roedores no están en este apartado, ellos tienen otras costumbres como son las de afilar los dientes o reducirlos de tamaño, por lo cual es común que usen piedras, tabiques e incluso materiales a base de fibras plásticas o de vidrio antes que usar un material natural.
Respecto del agua, mientras la construcción se haga sobre un cimiento superficial de concreto que evite que entre el líquido, la paja no tendrá problemas.
Pero en el área del techo, es recomendable poner un sistema de impermeabilización para que no entre a los muros.
Según Joe Mc Cabe, de la Universidad de Arizona, la paja es de dos a tres veces más térmica que una vivienda de tabique, lo que significa, por lo tanto, un ahorro en el consumo de energía para calefacción.
Alejandra Caballero, integrante de Proyecto San Isidro, mencionó que las edificaciones de este material se hacen en un menor tiempo respecto de las tradicionales.
En cuanto a la construcción de cimientos, también hay beneficios, pues al no tener que soportar demasiado peso, éstos no son profundos, con lo que se economiza material, tiempo y dinero, comentó García López.
No obstante, en este mecanismo también se deben tomar en cuenta algunos factores como son el espacio o mantenimiento.
Una paca de paja tiene 50 centímetros de ancho, mientras un tabique no llega a los 15 centímetros, con lo cual en un terreno demasiado pequeño resulta difícil construir un inmueble de este material.
Con mantenimiento constante, una casa de paja puede durar 200 años, pero sin éste no alcanza más de 30; por lo tanto cada vez que se tiene una grieta o se daña una parte de la paja, hay que darle el cuidado necesario para que los problemas no sean mayores.
La prevención consiste en revisar los revoques, la pintura y cuidar que la humedad no afecte los muros.
García López explicó que los ahorros de una construcción de paja, respecto de una tradicional, tiene que ver con el grado con qué tanto se inmiscuya en el proyecto y en qué lugar del país se encuentre.
Según García López, si se encarga a un especialista hacer este tipo de inmueble, el ahorro de una casa tradicional a una de paja es de 30 por ciento.
Sin embargo, esta reducción al precio se incrementa en la medida que la mano de obra la pone el propio dueño, con lo que se podría reducir 65 por ciento el costo de construir con paja, respecto de otro tipo de edificaciones.
Caballero explicó que el costo de una casa con paja es relativo, pues si se autoconstruye es un precio, pero si encarga el proyecto a especialistas, la vivienda puede resultar igual de cara que una tradicional, pero el bajo costo ambiental es mucho menor.
Caballero dijo que este tipo de materiales puede representar un nuevo mercado, sobre todo a nivel regional, pues la gente puede fabricar los insumos y venderlos en su zona de influencia con lo que se ganaría en capacitación y desarrollo económico.
Sin embargo, externó que en México todavía hay una resistencia al cambio, pero poco a poco más gente se interesa en estas técnicas.
“La construcción con paja y la bioconstrucción van en aumento en el país, sobre todo en Sonora, Oaxaca, Chiapas y Distrito Federal”, afirmó.
Wolfensberger reveló que en México las autoridades de vivienda no impulsan la edificación de este tipo de construcciones: “por ejemplo, si yo quisiera sacar un crédito vía Infonavit para construir con paja, simplemente no me lo darían porque no pasa las reglas de Instituto”.
Las normas se enfocan a todo lo que no es ecológico y entonces las personas con conciencia ambiental simplemente no pueden obtener financiamiento para edificar su vivienda.
Caballero expuso que también deben cambiar los reglamentos de construcción, porque los actuales representan un freno importante para las bioconstrucciones.
Wolfensberger precisó que desafortunadamente hay intereses de cementeras, desarrolladores e incluso autoridades por no tomar este tipo de construcciones más amables con el medio ambiente y por lo tanto, muchas veces ni se conocen.
Y manifestó que si la gente decide optar por esta técnica de construcción y hacerla por su cuenta vale la pena que se acerque a centros de enseñanza, a fin de tener las mejores herramientas y evitar “dolores de cabeza” tanto en los costos como en el proceso de edificación.
