Acepta Profepa que la explotación de pozos agrícolas no pone en riesgo el ecosistema de la zona.
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Para Ignacio Loyola Vera, titular de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) a nivel nacional, la explotación de pozos agrícolas en el Valle del Hundido y Cuatrociénegas es un caso cerrado.
Entrevistado en torno a la explotación del Valle del Hundido y el abatimiento de las pozas de Cuatrociénegas, el funcionario dijo que las autorizaciones que se brindaron por parte de la Conagua para la explotación del recurso hidráulico a través de pozos en el Hundido ?no se pueden quitar tan fácilmente?.
?Hubo un mexicano o mexicana que tuvo el valor de irse a esa región a invertir, hoy dicen que es una zona natural, pero él ya tenía un permiso y lo que está extrayendo no pone en riesgo el ecosistema?, aseguró el titular de la Profepa.
De acuerdo con los investigadores, el agua de Cuatrociénegas está en peligro de extinción por la sobreexplotación agrícola, ya que se producen 15 mil toneladas de alfalfa por año. Los científicos aseguran que el mar jurásico que alimenta a las más de 500 pozas de Cuatrociénegas está conectado con los mantos de agua de los Valles de la Calavera y el Hundido, donde se encuentran grandes cultivos de alfalfa. Por su parte, los estudios de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) aseguran que no hay relación entre el agua de las pozas de Cuatrociénegas y los pozos del Valle del Hundido.
?Está prácticamente cerrado el caso, son 80 y tantas mil hectáreas de Cuatrociénegas, en explotación hay mil 700, es cerca del dos por ciento, creo que el daño prácticamente está detenido ahí?, manifestó Loyola Vera, ?no hay permisos para hacer ahí nada más ni se está autorizando ahí más extracción?.
El procurador del Medio Ambiente dijo que la Conagua ya decretó una veda y una suspensión de permisos en la zona de Cuatrociénegas, por lo que aseguró que ?hay que estar tranquilos y hay que conservarla?.
Señaló que durante la Semana Santa esta región recibe una gran cantidad de visitantes y estos turistas resultan incluso más dañinos que la propia extracción que se da en el Valle del Hundido por parte de los productores de alfalfa.