Suecia y Noruega son el ejemplo de países con monarquías constitucionales que han cambiado sus leyes para que la corona quede en el primogénito del rey, sea hombre o mujer.
La única heredera inmediata a un trono en todo el mundo es la princesa Victoria de Suecia, la hija mayor del rey Carlos Gustavo y de su esposa, Silvia.
El cambio de normas puso la corona al alcance de sus manos. La joven ostenta el título de duquesa de Västergötland y cuando nació, en 1977, estaba descartada como futura soberana, ya que en el país escandinavo aún regía la Ley Sálica, pero la presión de grupos feministas ante el parlamento sueco logró reformar la Constitución y emitir una Ley Cognática, según la cual, el primer hijo del rey es el heredero al trono.
Esta reforma entró en vigor en 1990, diez años después del nacimiento del príncipe Carlos Felipe, hermano menor de Victoria, quien ya había sido proclamado heredero.
Por cierto, el origen de la Ley Sálica es remoto: fue promulgada a principios del Siglo V por el rey Clodoveo I de los francos y debe su nombre a la tribu de los francos salios.
Una parte de este código que sobrevivió a los reyes francos y perduró en la historia europea durante varios siglos, establecía la prohibición de que una mujer heredara el trono de Francia, y fue aprobada en 1317.
Volviendo al caso de Victoria de Suecia, como el cambio en la legislación para abolir la Ley Sálica tuvo efectos retroactivos, ella fue proclamada oficialmente primera en la línea de sucesión a la corona. Y el 14 de julio de 1995 juró lealtad al rey y a la Constitución, y asumió de manera oficial su rango de princesa heredera.
En Noruega también fue revocada la Ley Sálica, pero como en este país la norma no se hizo retroactiva, la princesa Marta Luisa de Noruega, primogénita del rey Harald V, no será la heredera del trono, sino su hermano menor, el príncipe Haakon Magnus.
(20 de julio de 1973).
