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Cataratas| Jaque mate

Sergio Sarmiento

“Donde no hay caridad, no puede haber justicia”.

San Agustín

Los medios de comunicación mexicanos hemos prestado una gran atención a los programas que los gobiernos de Cuba y Venezuela han establecido para practicar cirugías de cataratas a ciudadanos mexicanos. No hay duda del valor de estos programas, pero también es obvio que su principal propósito es político.

Mucha menor atención le hemos dedicado a las instituciones del Gobierno mexicano, como el IMSS, el ISSSTE, el Seguro Popular, los hospitales de la Secretaría de Salud y los programas estatales y municipales, que atienden no sólo a pacientes de cataratas sino a quienes padecen de otros males oftalmológicos.

Por otra parte, casi ningún medio en México se ha ocupado del esfuerzo, a veces sobrehumano, que realizan las instituciones no gubernamentales nacionales que apoyan a pacientes de cataratas que no están cubiertos por los programas oficiales. El número de pacientes ayudado por estas instituciones filantrópicas mexicanas es muchas veces superior al de quienes han sido tratados por los programas cubano y venezolano.

Un ejemplo claro es el programa de cirugías de cataratas que realizan la Asociación para Evitar la Ceguera en México y la organización filantrópica Prasad de México con el apoyo de grupos privados como Cinépolis y Fundación Telmex. En este esfuerzo participan también el Programa Nacional de Cirugía Extramuros y los DIF’s de estados y municipios, puesto que en sus instalaciones se llevan a cabo las intervenciones.

Tan sólo en este año se llevarán a cabo al amparo de este programa 2,500 cirugías a personas en situación de gran pobreza en 14 campañas oftalmológicas. En estas últimas semanas se han realizado operaciones en Campeche, Campeche; Tulancingo, Hidalgo; y Ciudad Renacimiento, Guerrero. Cientos de personas han sido intervenidas quirúrgicamente de manera gratuita en cada uno de estos lugares. Esta semana, del 19 al 21 de julio, se llevará a cabo una nueva campaña en San Juan Teotihuacan, donde se practicarán operaciones para habitantes de 15 municipios de gran marginación del Estado de México.

Este esfuerzo no es nuevo ni implica un intento coyuntural de sacar provecho político. Hace 15 años que el programa se ha venido realizando de manera constante y ha permitido operaciones de cataratas a más de 15 mil mexicanos. Los médicos y enfermeras donan generosamente su tiempo y utilizan los equipos más avanzados para la realización de las cirugías propiedad del Hospital para Evitar la Ceguera en México. El programa ofrece, además, apoyo para transporte, hospedaje y alimentación de pacientes y familiares.

El programa de operaciones de cataratas de la Asociación para Evitar la Ceguera en México se ha manejado siempre sin despliegues publicitarios. La idea era, simplemente, ayudar a quienes por sufrir cataratas empezaban a perder la vista. La publicidad parecía un elemento no sólo innecesario sino injusto, puesto que llevaría precisamente a buscar beneficios políticos de un esfuerzo cuyo único propósito debe ser ayudar a quien más lo necesita.

En este esfuerzo de apoyo a los más pobres, me dice una persona involucrada con el programa, seguramente no se habría aceptado como beneficiario a un paciente como Antonio Sánchez Estrada, padre del jefe delegacional en Tlalpan, Guillermo Sánchez Torres. Sánchez Estrada fue enviado a Venezuela para una intervención de cataratas, con el apoyo de su hijo, dentro del programa financiado por el presidente Hugo Chávez. Seguramente este paciente no habría cumplido con el requisito de marginación familiar que se requiere para proporcionar las operaciones gratuitas y todo el demás apoyo que implica el programa mexicano.

Aun cuando no tuviera por sí mismo los recursos para sufragar su cirugía, Sánchez Estrada podría recibir apoyo económico de su hijo, quien tiene sobrada capacidad para ello. El delegado en Tlalpan, vale señalar, tiene un sueldo superior a los 76 mil pesos mensuales. Por otra parte, el paciente seguramente habría sido aceptado para su atención en las instituciones del Distrito Federal o en las del Gobierno Federal.

Qué bueno que los ciudadanos de Cuba y Venezuela estén aportando recursos para apoyar a los mexicanos que necesitan una operación de cataratas. Es notable, por otra parte, que su generosidad se extienda al padre de un político bien pagado. Al parecer Cuba y Venezuela han superado ya todas sus carencias económicas y pueden emplear sus recursos públicos para apoyar a los habitantes de otros países.

Pero eso no significa que en México no haya instituciones públicas que atienden a buena parte de la población mexicana ni programas privados, como el de la Asociación para Evitar la Ceguera en México, que, aunque con menor publicidad, superan con creces lo que los cubanos y venezolanos han hecho en nuestro país.

DEDUCCIÓN FISCAL

La propuesta de reforma fiscal del Gobierno Federal propone excluir de las deducciones de la nueva Contribución Empresarial de Tasa Única (CETU) los donativos filantrópicos. La razón es que “ha habido abusos”. Quizá. Pero también ha habido abusos en los servicios médicos públicos y no cancelamos por ello los servicios médicos sino que perseguimos a los abusadores. Tengo la impresión de que las organizaciones filantrópicas son más eficientes en el uso de recursos para ayudar a los más pobres que las instituciones sociales del Gobierno. Por eso pienso que debe permitirse la deducción fiscal de gastos filantrópicos y, en todo caso, hay que castigar a quien cometa abusos.

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