Caudillos mexicanos, fascinación para filmes
La Revolución Mexicana fue el primer evento bélico filmado de la historia, y para los cineastas la vida de los caudillos mexicanos Pancho Villa y Emiliano Zapata resultaron más fascinantes que cualquier ficción. Marlon Brando, Antonio Aguilar, Alejandro Fernández, Pedro Armendáriz, Antonio Banderas, Domingo Soler y Jesús Ochoa le han dado vida a estos héroes de la Patria, quienes son recordados al celebrar un aniversario más de la batalla este 20 de noviembre.
ALEJANDRO FERNÁNDEZ, ZAPATA EL SUEÑO DE UN HÉROE
El lado espiritual de un héroe revolucionario parece ser el mensaje de Alfonso Arau. Narra la inspiración de un pueblo por reivindicar a su héroe desechando conscientemente la versión histórica, “fundamentándose y nutriéndose” del legado místico, de su relación con la madre tierra y el fruto que florece en ella: el maíz. La historia tiene ciertos puntos en común con los hechos históricos, pero en general Zapata es pura ficción (realismo mágico rayando en el surrealismo) que intenta mostrar el lado místico y simbólico, la visión, según el director, que tenían los indígenas del caudillo. De tal forma que en la cinta, Emiliano Zapata es la reencarnación de Cuauhtémoc además de que fue tocado por Quetzalcóatl, o sea, desde que nace está predestinado. Para ayudarle a cumplir ese destino se encuentra “la chamana” Juana Lucio, una indígena que tiene el don de desaparecerse luego de realizar unos extraños “pases mágicos” con sus brazos y decir “shu”.
ANTONIO AGUILAR, EMILIANO ZAPATA
Esta película fue la entrada de Felipe Cazals al cine industrial mexicano. Una superproducción, para los estándares nacionales protagonizada por el actor-cantante Antonio Aguilar, también productor. En la entrevista es explícito por parte del director lo insatisfecho que quedó (en términos artísticos) con el filme. Esta es la historia de un hombre, Emiliano Zapata, y de una revolución, la Mexicana; la historia de la mujer que fue su compañera y la de los hombres que lucharon con él. Carentes de todo y a unos cuántos kilómetros de la capital, los zapatistas resistieron las constantes embestidas de unas tropas perfectamente pertrechadas que arrojaron sobre aquella región las poderosas administraciones de Porfirio Díaz, León de la Barra y otros gobiernos posteriores. Pero ni la despiadada persecución de sus enemigos, ni las ofertas, ni los halagos ni los ataques de una prensa vendida a los poderosos, pudieron hacer cejar a Zapata en su empeño de liberar a los campesinos y devolverles la tierra; un empeño que acabó por costarle la vida. Ganadora de tres premios: mejor director, película y actor.
MARLON BRANDO ¡VIVA ZAPATA!
La película exalta la figura de un Zapata honesto, leal y sincero que lucha por los suyos sin querer nada a cambio. El propósito de Zapata de obtener la devolución a los campesinos de las tierras que les fueron arrebatadas fracasa ante Porfirio Díaz, Madero y Huerta, por lo que se ve obligado a mantener la lucha. La película muestra la revolución de Zapata como una lucha por la libertad y la paz: la libertad de trabajar las propias tierras y la paz de vivir sin riesgos, de perder la vida a manos de sicarios de los poderosos. La figura del héroe sobresale por su valentía y su amor por Josefa, esposa con la que comparte momentos de gloria y de penuria. Es importante el personaje enigmático de Fernando (Joseph Wiseman), al que siempre acompaña la muerte. Oscar para Anthony Quinn (por su papel de Eufemio Zapata) y nominaciones para Marlon Brando en la dirección artística y el guión.
PEDRO ARMENDÁRIZ, ASÍ ERA PANCHO VILLA
Tres veces lo interpretó, y es el mejor Villa que el cine reconoce. Así era Pancho Villa (Ismael Rodríguez, 1957) con María Elena Marques (Jesusita de Chihuahua) y Carlos López Moctezuma (Fierro). También le dio vida en Los Dorados de Villa (Raúl de Anda, 1939) y Vuelve Pancho Villa (Miguel Contreras Torres, 1950).
ANTONIO BANDERAS, PRESENTANDO A PANCHO VILLA (STARRING PANCHO VILLA AS HIMSELF)
La Revolución Mexicana -el período de la historia que retrata este filme- comenzó en 1910. Y en esa época, aunque no existía el término reality show ni mucho menos el de cinta documental, los pioneros del cine estadounidense se interesaron en filmar precisamente una mezcla entre estos dos géneros. Así, la idea era seguir las andanzas reales de un guerrero al que veían como un colorido salvaje en el bárbaro país vecino. Sin embargo, lo más asombroso de todo es que la iniciativa de filmarlo vino precisamente de ese salvaje: Pancho Villa.
Bajo la dirección de Bruce Beresford, el galán español le dio vida al revolucionario en 2004, lo que representó un reto en su carrera.
DOMINGO SOLER VÁMONOS CON PANCHO VILLA
Dirigida por Fernando de Fuentes (1936), esta cinta mexicana -que ocupa el primer lugar dentro de las 100 mejores películas del cine mexicano- tiene como marco histórico La Revolución Mexicana e inicia cuando un grupo de valientes campesinos, conocidos como los “Leones de San Pablo” se unen al ejército de Pancho Villa. Después de algunas batallas, con más derrotas que victorias, el grupo original es reducido a dos: Tiburcio Maya y el joven “Becerrillo”. Una epidemia de viruela se desata entre la tropa y “Becerrillo” cae enfermo. Villa ordena a Tiburcio matar al joven e incinerar su cuerpo. Desencantado, Tiburcio abandona La Revolución y regresa a su pueblo.
JESÚS OCHOA, ENTRE PANCHO VILLA Y UNA MUJER DESNUDA
Ariel para Ochoa por Mejor Co-actuación Masculina. La relación entre Gina -una moderna y liberal ejecutiva- y Adrián -un periodista e historiador divorciado- tiene dos elementos comunes: su mutua atracción sexual y su admiración hacia la figura de Pancho Villa. Gina descubre que su relación con Adrián y la de Pancho Villa con sus mujeres son muy similares, por lo que decide presionar a su amante para que asuma una responsabilidad. Adrián huye y regresa, pero Gina planea vengarse de tal manera que ni el mismo Pancho Villa podrá convencerla de lo contrario. Sabina Berman e Isabelle Tardán fueron las creadoras del filme en 1996.