Un escuadrón de las Fuerzas Armadas iraquíes desfiló ayer en el palacio Basora, tras la ceremonia en la que las tropas británicas traspasaron a Irak el control de la seguridad en la provincia de Basora, en el sur de Irak. (EFE)
Reconocen autoridades británicas que en la provincia iraquí la violencia todavía está presente.
Las tropas británicas traspasaron ayer a las Fuerzas iraquíes el control sobre la seguridad en la provincia de Basora, en el sur de Irak, en lo que supone uno de los mayores retos para el Ejército iraquí desde la invasión liderada por Estados Unidos en marzo de 2003.
Basora es la cuarta provincia cuyo control pasa de manos británicas a iraquíes, después de las también meridionales Muzana, Zi Qar y Maysan, todas ellas de mayoría shii.
En la ceremonia de transferencia de poderes celebrada en el aeropuerto de la ciudad de Basora, capital de la provincia ubicada a 550 kilómetros de Bagdad, participaron altos cargos civiles y militares de Irak, así como los mandos de las tropas británicas y representantes de la coalición multinacional en el país árabe.
El consejero de Seguridad Nacional iraquí, Muwafak al Rubei, que acudió en representación del primer ministro, Nuri al Maliki, calificó la cesión del control como “uno de los grandes acontecimientos en la provincia, que marcará el inicio de su reconstrucción”.
Tras la retirada de las tropas británicas, todos los ojos se dirigen a las milicias shiies que operan en la zona y que, en la práctica, la controlan “de facto”.
Basora es el principal centro de la industria petrolera en Irak, de donde procede cerca del 70 por ciento de las exportaciones de crudo iraquí; una riqueza que hace temer a muchos que se desate un conflicto por su control entre las milicias locales, si los soldados iraquíes fracasan en su labor.
Sin embargo, para Rubei, el traspaso de hoy es “un indicador de la disminución del papel de las milicias y de otros grupos radicales” en la zona.
Durante su discurso, también pidió a los iraquíes “que sean solidarios, denuncien las diferencias políticas y dediquen sus esfuerzos a la reconstrucción de la provincia”.
“La llave mágica para mantener la estabilidad reside en nuestra unidad, sin la cual podríamos perder todo”, dijo el responsable iraquí.
Rubei aprovechó la ocasión para anunciar un plan para excarcelar a unos 20 mil presos, de los 50 mil que hay en las prisiones gestionadas de forma conjunta por las tropas extranjeras e iraquíes, bajo una ley de amnistía que será sometida a la aprobación del Parlamento iraquí.
Por su parte, el comandante en jefe de las tropas británicas en Basora, Graham Binns, señaló que sus soldados han evitado durante los últimos cinco años que la provincia cayera “en manos de los terroristas”, y ahora ayudarán a los militares iraquíes.
Después del traspaso de ayer, las 4 mil 500 uniformados británicos desplegados en la zona se retiraron a una base militar cerca del aeropuerto internacional de Basora, en el oeste de la ciudad, para dedicarse al entrenamiento de las fuerzas iraquíes, antes de que su número se reduzca a 2 mil 500 en la próxima primavera.
En declaraciones a la BBC, el ministro británico de Asuntos Exteriores, David Miliband, que estuvo presente en la ceremonia, reconoció que su país no entrega a los iraquíes una provincia de Basora tranquila, sino que la violencia está aún presente y tendrá que ser abordada.
Miliband dijo que el Reino Unido no entrega “una tierra de leche y miel”, pero puntualizó que su país será una nación comprometida con el país árabe.
“Esta sigue siendo una sociedad violenta en la que las tensiones tienen que ser atendidas, pero necesitan ser afrontadas por los líderes políticos iraquíes y es la política la que tendrá que estar en primer plano en los próximos meses y años”, agregó el ministro.
“Nuestro objetivo es ver que Irak es administrado por iraquíes para todos los iraquíes”, afirmó el titular de la diplomacia británica.
Retirada de tropas abre conflicto político en Polonia
Los planes del nuevo Gobierno polaco de retirar las tropas de Irak ha provocado lo que todos los analistas aventuraban, el enfrentamiento entre el primer ministro Donald Tusk y el presidente Lech Kaczynski.
“No creo que el presidente firme el documento que ponga fin a la misión en Irak”, declaró ayer el portavoz de la Presidencia, Michal Kaminski.
Tusk, el liberal que desplazó del poder al hermano gemelo de Kaczynski en las elecciones generales del pasado mes de octubre, prometió a los electores sacar a las tropas polacas de Irak en otoño del año próximo.
El Gobierno adoptará formalmente esta promesa electoral en el consejo de ministros mañana , tras aprobar primero una nueva extensión de la misión, que expira el 31 de diciembre.
Preguntado por la presunta negativa del presidente Kaczynski a firmar la retirada de tropas el año próximo, Tusk declaró a los medios locales que esa decisión “sería irresponsable”.
“El Presidente no tiene elección”, sostuvo Tusk y explicó que si el Gobierno no prorroga la misión, los soldados polacos no podrán permanecer en Irak más allá del tiempo acordado”.
“O lo hacemos de forma ordenada o el presidente Kaczynski asume la responsabilidad de proceder a la evacuación de los soldados en cuestión de días, lo que no sería posible”, añadió.
Polonia participa en la misión militar abierta por Estados Unidos en Irak desde 2003 con un total de 900 soldados.