El recinto es un lugar fascinante, lleno de contrastes y de historia.
El tiempo transcurre y algunos recintos arquitectónicos del pasado se conservan en pie hasta nuestros días como testigos inertes de la vida del hombre. Ya se sabe que el continente europeo es la región del orbe en donde existe la mayor parte de los castillos que aún conservan sus características originales y considerados como verdaderas obras de arte.
Uno de ellos se levanta en Nüremberg, Alemania, y está cumpliendo un siglo de vida. Fue construido en 1906.
Se trata de un lugar lleno de encanto, testigo de dos guerras mundiales y de recepciones y bailes encabezados por la nobleza europea de principios del siglo XX.
Actualmente, esta edificación aloja las oficinas generales de la firma de escritura Faber-Castell y es la sede de esta compañía a escala mundial.
El castillo de Nürenberg es un lugar fascinante, lleno de contrastes y de historia. De estilo art nouveau, en sus interiores destaca, la elegancia del mármol, los altos y ornamentados techos, los acabados de lujo característicos de la época.
La suerte quiso que sus muros siguieran intactos a pesar de las dos conflagraciones que ensombrecieron al mundo. Durante la Segunda Guerra Mundial, este castillo fue tomado por las fuerzas armadas alemanas y desde mayo de 1945 formó parte importante de la historia de la posguerra.
Primero fue ocupado por las tropas aliadas y después, dio albergue a abogados y periodistas internacionales durante los célebres juicios de Nüremberg. Incluso Ernest Hemingway, John Steinbeck y el actor Montgomery Cliff, que llegaron como parte de la prensa de Estados Unidos, se hospedaron allí.
Posteriormente a los juicios, el castillo se convirtió, hasta 1953, en un club de oficiales y civiles estadounidenses. No fue sino 33 años después, en 1986, cuando el magnífico edificio fue abierto al público, como parte de las celebraciones por el 225 aniversario de Faber-Castell.
En aquel entonces, una extensa exposición relató la historia de esa compañía y del propio castillo.
Actualmente éste se ha convertido, además, en una academia para los amantes del arte, al ofrecerles una visión genuina del estilo de vida de tiempos pasados.