La policía ferroviaria china ha descubierto que familias enteras participan, por necesidades económicas, en el tráfico ilícito de niños para ser entregados en adopción por parte de las mafias.
Las pesquisas del cuerpo especializado en la vigilancia del ferrocarril chino llevaron a detener a 47 traficantes de menores, alguno de los cuales, como los apellidados Huang y Bai, vendieron respectivamente por 12 mil yuanes ( mil 590 dólares) los mellizos de un hermano, a su propia hija y a su nieta.
El diario reveló que la desarticulación de la red fue posible por las sospechas despertadas en un convoy que cruzaba el país de sur a norte con cuatro mujeres que llevaban sendos bebés que no dejaban de llorar al ser alimentados solamente con agua azucarada.
Lang Chun Yan, la mayor de las cuatro mujeres que viajaban en el tren, confesó a la policía que hizo 16 veces el trayecto desde Yunnan, de donde es originaria, hasta su residencia en Shandong, transportando a 27 niños, que fueron revendidos por su esposo a otros diez traficantes.
Cada bebé había costado tre mil yuanes (400 dólares), o hasta cinco mil yuanes (665 dólares) si era varón, en Yunnan, donde el ingreso medio anual per cápita es menor de mil yuanes (133 dólares).
La socióloga Wang Jin Ling dijo al periódico que si la práctica de compraventa de bebés es conocida en China, fue una sorpresa descubrir que las parejas conciben con el objetivo claro de vender al recién nacido.
La venta de un hijo puede hasta triplicar los ingresos familiares anuales. Por necesidad económica, las familias se convierten así en cómplices de la venta "con la pobreza extrema ocultando los sentimientos".
"No es raro que las propias parejas se ofrezcan a concebir y busquen al traficante, pero también lo hacen otros miembros de la familia. Cuando lo encuentran y hacen el trato, el traficante puede tener hasta diez meses para encontrar el mejor comprador en provincias más ricas", añadió.
