El presidente de los Estados Unidos, George W. Bus, durante su intervención en el debate general de la sexágesima segunda sesión de la Asamblea General de Naciones Unidas, en la sede de la organización ubicada en Nueva York, Estados Unidos. (EFE)
EU sitúa a la isla a la cabeza de los países sin libertades; cubanos dicen que Bush no tiene credibilidad para juzgar a otras naciones.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, denunció ayer en la ONU la falta de libertad de algunos países, pero no se centró en Irán o Corea del Norte, como es habitual, sino en Cuba y Birmania, país contra el que anunció nuevas sanciones.
La portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino, ya había adelantado que en su intervención ante la Asamblea General de la ONU, Bush no se extendería en el caso de Irán, referencia obligada cuando el mandatario habla de regímenes sin libertades.
Con ello, la Casa Blanca pretendía evitar dar un mayor protagonismo al líder iraní, Mahmoud Ahmadinayad, que ayer ocupó todas las portadas de la prensa estadounidense por la conferencia que dio ayer en la Universidad de Columbia.
Bush centró su discurso en la importancia que tiene para su país y para las Naciones Unidas defender el contenido de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que pese a que fue aprobada hace seis décadas, sigue siendo violada en muchos países.
El gobernante estadounidense se detuvo en el caso especial de Cuba, donde -señaló- “el largo mandato de un cruel dictador está llegando a su fin”.
“El pueblo cubano está preparado para su libertad. Y cuando la nación entre en un periodo de transición, la ONU debe insistir en la necesidad de que se reinstaure la libertad de expresión, de asociación y por último, de celebrar unas elecciones libres”, dijo.
Estas alusiones provocaron una protesta formal de la delegación cubana que, encabezada por el ministro de Exteriores, Felipe Pérez Roque, se levantó del plenario y abandonó la sala.
La delegación cubana emitió un comunicado en el que aseguraba que Bush “es un criminal y no tiene autoridad moral, ni credibilidad para juzgar a ningún otro país”.
“Bush es responsable del asesinato de más de 600 mil civiles en Irak, autorizó la tortura de prisioneros en la base naval de Guantánamo y el secuestro de personas, vuelos clandestinos y cárceles secretas”, agregaron las autoridades cubanas.
El jefe de la Casa Blanca también atacó el régimen de la Junta Militar de Myanmar (antigua Birmania), donde en estos días se están registrando multitudinarias manifestaciones pacíficas en protesta por la falta de libertades.
“En Birmania el pueblo no tiene libertad de expresión, ni de asociación, las minorías son perseguidas. El régimen mantiene encarcelados a miles de prisioneros políticos”, indicó Bush, quien recordó el caso de la opositora Aung San Suu Kyi, la premio Nobel de la Paz que se encuentra bajo arresto domiciliario desde 2003.
En este sentido, anunció la imposición de nuevas sanciones económicas, como la congelación de activos y la prohibición de viajar a los miembros destacados de la Junta Militar y a sus familiares.
Washington ya mantiene restricciones a las importaciones, exportaciones y a las transacciones financieras con Birmania, así como prohibiciones para el comercio de armas.
El presidente reconoció, no obstante, que en otros puntos del planeta las libertades han ido ganando terreno al terror, como en Ucrania, Georgia, Mauritania, Liberia, Sierra Leona y Marruecos.
También habló de los avances democráticos en Líbano, Afganistán e Irak, pese a la presión que han realizado los extremistas.
Otro de los puntos conflictivos del planeta a los que se refirió el jefe de la Casa Blanca fue la provincia sudanesa de Dafur, donde -dijo- “Naciones Unidas debe cumplir con su promesa de desplegar rápidamente una Fuerza de Paz”.
En otra parte de su discurso, el mandatario hizo un llamado a la comunidad internacional para que mantenga su lucha contra el analfabetismo, la pobreza y las enfermedades, especialmente el Sida y la malaria.
Destacó la importancia que tiene para los países en vías de desarrollo que se avance en la eliminación de las trabas comerciales, por lo que animó a concluir con éxito la Ronda de Doha para la liberalización del comercio mundial.
Por ultimo, se refirió a la reforma de las Naciones Unidas y en concreto, al recién creado Consejo de Derechos Humanos que, comentó, le ha “decepcionado” por el silencio que ha guardado “ante regímenes represivos” como el cubano o el venezolano.
El caso nuclear está cerrado: Ahmadinayad
El presidente iraní Mahmoud Ahmadinayad, anunció ayer que “el caso nuclear de Irán está cerrado” como asunto político y dijo que Teherán desestimará las resoluciones del Consejo de Seguridad impuestas por las “potencias arrogantes” así como los reclamos de que suspenda el enriquecimiento de uranio.
En su discurso a los gobernantes en la Asamblea General de la ONU, Ahmadinayad dijo que dejará la vigilancia de su programa nuclear en manos de la Organización Internacional de Energía Atómica, el organismo de la ONU.
Cuando Ahmadinayad subió al estrado de la Asamblea General para pronunciar su discurso, la delegación estadounidense abandonó el recinto y dejó solamente a un funcionario menor, encargado de tomar notas y de escuchar el mensaje, en el que acusó indirectamente a Estados Unidos e Israel de graves violaciones de los derechos humanos.
Por su parte, el presidente de Argentina, Néstor Kirchner, acusó ayer a las autoridades de Irán de “no haber hecho nada para esclarecer” el atentado terrorista de 1994 contra la mutualista judía AMIA en Buenos Aires, que dejó 85 muertos.
“Irán no ha colaborado para el esclarecimiento” de esos sucesos, dijo el presidente argentino, durante su intervención en el debate público de la 62 Asamblea General de la ONU, seguida desde el puesto de la delegación argentina por su esposa, Cristina Fernández de Kirchner.
El presidente argentino solicitó, además, a Interpol que “interceda” en la captura de los seis iraníes y el libanés imputados en ese ataque.
Ban asegura que multilateralismo volvió
El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, afirmó ayer que el multilateralismo “ha vuelto” al foro internacional, el “único” para resolver desafíos como la crisis de Dafur o Birmania, la paz en Oriente Medio o el cambio climático.
“El multilateralismo ha vuelto. Un mundo cada vez más interdependiente reconoce que la ONU es el mejor medio, en realidad el único, para afrontar los desafíos del futuro”, afirmó Ban en la apertura de los debates de la 62 Asamblea General de la ONU.
“Buscaré hasta debajo de las piedras (la manera) de poner fin a la crisis de Dafur”, afirmó Ban, que aseguró que otras crisis actuales, como la de Irak, son “ahora el problema del mundo”.
Al analizar los problemas globales, el responsable de la ONU apuntó a la grave situación de la región sudanesa de Dafur y pidió al Gobierno de Sudán que cumpla su compromiso de “unirse a unas negociaciones de paz globales y con el alto el fuego”.
Respecto a la situación de Oriente Medio, señaló que la paz no sólo es “vital” para la estabilidad de esa región, sino también para la de todo el mundo y para lograrlo pidió “un renovado liderazgo” a EU y al mundo árabe, unidos a los esfuerzos del representante del Cuarteto para la región, el ex primer ministro
Asimismo se refirió Ban a la situación del Líbano y envió un mensaje a los libaneses para que “a través de la reconciliación nacional restauren la estabilidad política y social, eligiendo un nuevo presidente de acuerdo a su proceso constitucional”.
Imponen toque de queda en dos ciudades de Myanmar
Ante las mayores protestas antigubernamentales en casi dos décadas, la junta militar de Myanmar prohibió anoche las reuniones entre más de cinco personas e impuso el toque de queda, con lo que se agravó el riesgo de un enfrentamiento con un movimiento prodemocrático.
La prohibición a las concentraciones y el estado de excepción entre las 21 y las 5 se anunciaron mediante altavoces en vehículos que recorrieron las calles de Mandalay y de Yangón, la ciudad más grande de país.
El Ejército comenzó a emplazar efectivos en el Centro de Yangón, luego que decenas de miles de personas, encabezadas por monjes budistas, desafiaron las órdenes de no salir a las calles y marcharon por octavo día seguido para protestar contra el régimen militar.
La posibilidad de un choque violento había causado ya preocupación internacional. Las peticiones para que la junta reaccionara de manera pacífica ante la situación provinieron de numerosos líderes gubernamentales y religiosos de todo el mundo, incluido el Dalai Lama y el arzobispo sudafricano Desmond Tutu, ganadores del Premio Nobel de la Paz, el cual le fue conferido también a la líder opositora de Myanmar, Aung San Suu Kyi, mantenida en arresto domiciliario por el régimen.
No está claro cuál sería el castigo por desafiar el toque de queda, pero la infracción a la Ley que prohíbe las reuniones puede ser castigada incluso con dos años de prisión.
Si los manifestantes desafían la nueva regulación, devolverán el reto a la junta, que se vería en la encrucijada de recurrir a la fuerza o abstenerse de encarcelar a los opositores.
El uso de la fuerza podría aislar más al régimen respecto de la comunidad internacional.
