Comerciantes inconformes cerraron las puertas de la Feria por espacio de 30 minutos como forma de presión para que el Comité de Festejos les diera una solución concreta al problema.
Algunos afectados pedían que se les otorgara el 50 y hasta 100% de descuento en el costo de sus locales
| El Siglo de Durango
Horas de tensión se vivieron ayer en el Centro Estatal de Convenciones y Ferias. Comerciantes afectados por el derrumbe de una parte del techo del Pabellón Comercial rojo acompañados de otros tantos que ni siquiera estaban instalados en dicha zona, cerraron las puertas por espacio de 30 minutos como forma de presión para que el Comité de Festejos les diera una solución concreta al problema.
Desde las diez de la mañana los mercaderes se establecieron en el Pabellón antes referido, ya que testificaron Eduardo Escobar Saracho –presidente del Comité de Festejos del 444 Aniversario de Durango- los había citado para plantearles cuáles serían las medidas a tomar, una vez que el jueves de la presente semana, a raíz de una lluvia torrencial, parte de la infraestructura del techo se venció.
El desperfecto ocasionó que el Pabellón fuera cerrado al público pues prácticamente quedó inundado. Varios comerciantes vieron dañada su mercancía y el resto, simplemente ya no pudo trabajar.
Desde el mismo jueves por la noche el Comité pretendía reabrir el espacio con tan sólo acordonar el área afectada y pese a que varios de los vendedores sí estaban de acuerdo, muchos se opusieron. Al terminar el encuentro entre los locatarios e integrantes del Comité se pactó que se trabajaría marchas forzadas para componer el pabellón y que algunos comerciantes serían reubicados.
El enojo de los mercaderes inició cuando ayer Escobar Saracho nunca apareció al encuentro y desde su perspectiva, no se les atendió como era debido. Además, comenzaron a surgir las quejas que habían existido desde el principio, ya que tuvieron desperfectos en la energía eléctrica, no cuentan con agua para lavarse, les cobran por usar los baños y el material utilizado para el pabellón hace que poco circule el aire por lo que tienen que soportar el calor durante todo el día, no cuentan con botes de basura, entre muchas otras cosas.
Y una molestia específica fue el costo de los locales, que oscilaron entre los 13 mil y 21 mil pesos, ya que afirmaron, los elevaron de manera arbitraria de un día para otro. Comerciantes foráneos en su mayoría, se quejaron de la Feria duranguense y acusaron a los organizadores de no cumplir con lo que ofrecieron al momento de contratar el espacio.
EL CAOS
Durante la espera de que Escobar Saracho acudiera a la reunión aprovecharon para redactar un escrito en donde plantearon sus demandas: el descuento del 50 por ciento en el costo del espacio, reparación inmediata del Pabellón para iniciar sus ventas a la brevedad posible. Además, exigían el pago de la mercancía dañada y la remuneración por el día perdido (y tentativamente también ayer).
Pero de los montos de los daños, simplemente no pudieron dar una cifra exacta. Algunos testimonios afirmaron que al menos seis comerciantes abandonaron el recinto ferial al no contar con medidas de seguridad apropiadas.
En una primera instancia amagaron con tomar las taquillas a la una de la tarde pero fue hasta las dos cuando cumplieron su amenaza y así pasaron cerca de 30 minutos. Tras el diálogo desistieron de su postura.
Debido a la desorganización de los propios minoristas en un momento dado, se dijo que ya se había negociado pero luego, comenzó otra vez la discusión pues había quienes estaban empecinados en que les dieran el 50 por ciento de descuento y hubo quien habló del 100 por ciento.
Ya para ese momento, policías municipales hicieron una valla en las puertas de acceso del Centro para impedir que los comerciantes obstaculizaran el paso a los visitantes, que cerca de las tres de la tarde comenzaban a llegar en mayor número.
Una vez más, se procedió a negociar con una comisión de los comerciantes (que ya para ese momento no eran más de 40). Y sólo unos cuantos esperaron sentados en los jardines la respuesta, mientras que los demás buscaron la posibilidad de trabajar el resto de la tarde.
Cabe mencionar que varios de los comerciantes que estaban en el conflicto –provenientes de otras partes del país- reconocieron que no habían sido perjudicados directamente y que se unieron “al movimiento” por solidaridad, aunque eran los que más solicitaban el descuento.