Cierran la puerta a brigadas de limpieza de Peñoles

La alta concentración de plomo en el suelo representa un grave riesgo para la salud. Para contrarrestar la contaminación en las colonias aledañas a Peñoles, esta empresa ha conformado brigadas de limpieza que visitan las viviendas, pero no siempre son recibidas.

TORREÓN, COAH.- Mientras trapea el piso de la vivienda de Alma Brisa Colunga Robles, Guadalupe Torres Anguiano comenta que en ocasiones, en algunas casas no permiten la entrada de las brigadas de limpieza de la metalúrgica Peñoles, pero en otras hasta quieren que les laven la ropa y los baños.

Luego de exprimir el trapeador, Guadalupe dice: “creo que piensan que nos vamos a llevar algo de las casas, pero cuando terminamos nuestro trabajo les decimos: ‘señora, ya nos vamos, éstas son nuestras pertenencias por si las quiere revisar’. Aunque también hay gente que se porta muy bien, hasta nos dan de comer o nos regalan cosas”.

Guadalupe es una de las cuatro personas que integran cada brigada de limpieza y barrido en las casas ubicadas cercanas a Peñoles, pero en muchas ocasiones su trabajo es rechazado. Algunos alegan que no les gusta el servicio o no les interesa, y otros se niegan porque en octubre de 2004 el Fideicomiso del Programa de Metales se convirtió en privado.

Hasta el 31 de diciembre de 2006, en la base de datos de la empresa Peñoles y de la Secretaría de Salud, había 44 mil 243 personas, e incluye a aquéllas que, de acuerdo a la NOM199SSA-1, deben ser sujetos de atención, también a quienes se les ha tomado cuando menos una muestra de sangre, a mujeres en edad fértil o embarazadas, o a gente que vive en el mismo domicilio de niños con niveles de plomo por arriba de los diez microgramos por decilitro de sangre (mg/dl).

Camilo Valdez Ábrego, subdirector del Medio Ambiente, Seguridad y Salud de Peñoles, explica que en la base de datos hay 27 mil 571 menores de 16 años, de los cuales 8.3 por ciento (dos mil 205) no recibe atención médica porque sus padres se niegan a acudir a la Unidad de Salud Ambiental de la Metalúrgica, entre otras razones; estas cifras coinciden con las de la Secretaría de Salud del Estado.

Jorge Alberto Durón, subsecretario de Regulación y Fomento Sanitario de la Secretaría de Salud del Estado, afirma que el 23 por ciento de los menores de 16 años (seis mil 341) está por arriba de los diez mg/dl, “podemos decir que estamos en una fase de estabilidad pero aún hay mucho por hacer”.

PLOMO EN EL SUELO, PRINCIPAL RIESGO

Doña Jovita Sáenz Pardo vive cerca de la empresa Peñoles, en la calle Raúl López Sánchez, número 805 de la colonia Luis Echeverría. A ella los malestares no la dejan tranquila. A veces son los mareos, otras veces la falta de apetito o constantes náuseas.

Pero doña Jovita se niega a recibir la brigada de limpieza de Peñoles en su casa, y tampoco se hace pruebas de sangre para conocer sus niveles de plomo. Asegura que los doctores no supieron precisar si sus síntomas son consecuencia de la concentración del metal en su cuerpo.

De acuerdo a los especialistas, la principal fuente de contaminación por plomo es la vía digestiva, es decir, mano-boca, por eso la empresa implementó desde 1999 un programa de barrido de calles y limpieza de casas para disminuir los niveles del metal en el suelo y superficie.

“Lo que buscamos es disminuir el riesgo que representa la exposición de plomo en la salud de los pequeños. Atendemos un kilómetro de radio que abarca las colonias Luis Echeverría, Primero de Mayo, Braulio Fernández Aguirre y Vicente Guerrero”.

Para el representante de la empresa, los estudios de sangre, el barrido y la limpieza de casas son muy importantes porque indican cómo ingresa el plomo al cuerpo, “sólo así se podrán aplicar las medidas de remediación adecuadas”.

Pero hay personas, como Joel Valdez Moreno, quien vive en la calle González Ortega, de la colonia Luis Echeverría, que no coinciden con Valdez Ábrego. El vecino considera que las brigadas no son necesarias, “mis hijos nacieron y crecieron en esta casa y nunca hubo problemas”.

“Ahora tengo cinco nietos y todos salen con promedio muy bajo de plomo en sangre. La casa necesita estar limpia todos los días y los trabajadores nada más vienen una vez al mes”.

Joel Valdez dice que al principio sí permitió el trabajo de la brigada, sin embargo, con el aspirado de polvo la azotea se agrietó, “y por eso ya no quise que vinieran”.

Guadalupe Torres Anguiano tiene un año y seis meses trabajando en la brigada, y asegura que nunca ha tenido que pedir permiso para entrar a limpiar una casa ni exponerse a groserías de las personas.

“Las trabajadoras sociales realizan un censo cada mes para ver en cuántas viviendas autorizan la restauración y la limpieza interna y externa. Ellas son las que tocan al domicilio y confirman porque muchas personas dicen que sí pero el mero día ya no nos dejan entrar”, comenta.

En ocasiones, dice Guadalupe, hay personas que quieren hacerlos trabajar de más, “nos dicen que si no les podemos lavar la ropa o el baño”. Y es que explica que a la brigada sólo le corresponde aspirar techos, paredes, suelo, esquinas, patios, lavado de ventanas y puertas, barrer y trapear el piso.

La empresa asegura que el 80 por ciento del suelo de las colonias aledañas se encuentra por debajo de los 400 miligramos de plomo por kilogramo de suelo, y estos resultados se entregan a Profepa y a la Secretaría de Salud en el Estado, según Camilo Valdez Ábrego.

El 20 por ciento del suelo que se encuentra por arriba de la norma mexicana que fue aprobada los primeros meses de 2007 -y que aún no está disponible en Internet, incluso la Secretaría de Salud de Coahuila no la conoce- se ubica en las colonias más cercanas a la empresa: la Primero de Mayo o la Vicente Guerrero.

ACCIONES DE CONVENCIMIENTO

Entre las medidas que inició la Secretaría de Salud de Coahuila para recuperar a la población renuente, están: la creación del Centro de Atención de Metales Pesados (CAMP), la prueba tamiz para medir el nivel de plomo en sangre a los recién nacidos, y una fase de estudio de rutas de exposición del metal que incluye un análisis exhaustivo del aire, suelo, superficie y agua.

Jorge Alberto Durón explica que antes de un mes, la secretaría espera tener bien definida la estrategia de las rutas de exposición que se hará en conjunto con las autoridades de Cofepris y la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, tanto estatal como federal.

Sobre el CAMP, el funcionario explica que la secretaría realizó una visita a todas las personas reportadas por Peñoles como renuentes con el objetivo de convencerlos de integrarse al programa de atención médica y de limpieza.

“El centro está diseñado para atender a cualquier persona de la ciudad de Torreón que quiera conocer sus niveles de plomo en sangre. Antes de que finalice el año, de ese 8.3 por ciento renuente, queremos recuperar el 100 por ciento”.

El funcionario señala que si las familias siguen renuentes a pesar de la labor de convencimiento, la secretaría insistirá y solicitará la cooperación del DIF y del Ayuntamiento de Torreón, “hay que tener claro que no los podemos obligar a nada”.

Sobre las pruebas tamiz, el doctor comenta que se ha realizado un promedio de 300 en recién nacidos en hospitales de la Secretaría de Salud, IMSS, y privados, pero aclara que esa cantidad es una muestra pequeña y por lo tanto aún no es posible hacer una evaluación.

“Los bebés nacen con 0.1 hasta siete microgramos por decilitro de sangre”. Explica que la aplicación de la prueba tamiz es buena, sin embargo, advierte que no es útil para medir con precisión el nivel de plomo en sangre porque tiene un rango de error de uno a dos mg/dl.

“Puede que un bebé nazca con tres microgramos y la prueba salga con cinco. La prueba tiene un rango de error pero es interesante en el sentido de que si el resultado sale por arriba de diez habrá que hacerle pruebas de sangre”.

Leopoldo López, jefe de Vinculación de Peñoles, considera que por ese tipo de situaciones es importante la participación de la ciudadanía, pues sólo así sabrán si deben recibir atención médica o conservar sus mismos hábitos higiénicos y alimenticios.

Por lo tanto, agrega el representante de la empresa, se debe dar más difusión de los beneficios del programa. “A Peñoles le interesa contar con la confianza de la ciudadanía, y ésta se tiene que construir en conjunto, es decir, sociedad, autoridad, y empresa, pero sobre todo con transparencia y la participación de instituciones acreditadas”.

‘YA ESTOY VIEJA, QUÉ MÁS DA SI MUERO POR EL PLOMO’

A doña Jovita le da lo mismo morir por plomo en la sangre o por cualquier otra enfermedad. “De todos modos ya estoy viejilla”. Por eso, con sus más de 60 años, no se arrepiente de impedir que las brigadas entren a su casa a trabajar ni de no practicarse una prueba de sangre.

“Nada más permito que aspiren la azotea y barran la calle. No los dejo entrar porque tengo una muchacha que me hace el aseo, y me limpia hasta las paredes y techos. Es que no me dan confianza, no me gustan los extraños en mi casa”.

Doña Jovita lo piensa mejor, y dice: “a lo mejor un día de éstos voy a dejar entrar a la brigada para ver cómo trabajan. Es que como vivo sola no le doy mucha importancia, si mis nietos vivieran conmigo sería diferente, pero sólo vienen de visita”.

En la casa marcada con el número 800 de la calle Jesús García Corona de la colonia Luis Echeverría, vive Alma Brisa Colunga Robles, quien es madre de un bebé de seis meses de edad. Dice que la brigada ya lleva siete años limpiando su hogar y nunca ha tenido algún problema.

“Mi bebé está muy bien de salud, pero mis sobrinos sí tuvieron plomo en la sangre, y por eso ya viven en Joyas del Oriente”, comenta Alma, mientras Guadalupe y sus compañeras de la brigada, terminan de limpiar y aspirar su casa.