4 estrellas de 5
Por si no ha leído o escuchado comentarios acerca de Borat, permítame ponerlo rápidamente al tanto: Borat no es un reportero, es un personaje del comediante Sacha Baron Cohen. La cinta es un reportaje ficticio realizado por Borat durante su viaje a los Estados Unidos. Como reportaje es falso, si, pero la mayoría de las reacciones de la gente entrevistada o interceptada en la calle son reales.
Borat, el segundo mejor reportero de Kazajstán, fue enviado por su gobierno para estudiar la vida norteamericana y extraer lecciones que sirvan para mejorar la vida en la antigua república soviética. Desde su primer día en Nueva York se enamora de Pamela Anderson (modelo y actriz de Baywatch, por si usted no es un joven calenturiento e ignora quién es), se olvida de la importancia que tiene su misión para el destino del Asia central, y emprende un viaje transcontinental en busca del objeto de su amor. El gobierno de Kazajastán debió enviar al mejor reportero.
Acompañado de su productor aterriza en pueblitos del este y sur. En sketches genialmente ejecutados, se las ingenia para encontrar, provocar y desenmascarar a dignos representantes del racismo, el ridículo y la ignorancia que permean la sociedad norteamericana. ¿Qué tan profundamente corren las tenebrosas aguas del prejuicio en Estados Unidos? Mucho más de lo que ellos creen, pero no tanto como para que a nosotros nos escandalice. Cosas peores, sobre clases sociales enteras, oímos decir en la mesa familiar o en el trabajo durante estos últimos meses, por las aguas revueltas que dejaron las elecciones; o en los estadios, dirigidas a jugadores de color de equipos contrarios. Claro, es más divertido ver la paja en el ojo gringo.
Era de esperarse que el estereotipo gringo del ?white trash?, al reflejarse en el espejo de otro estereotipo (de ruso o de europeo oriental, nadie sabe dónde está Kazajstán), se abriera de capa y se hiciera progresivamente feo. Los individuos solos prefieren seguirle la corriente, pero cuando están en grupo buscan rápido implantar, en lo que creen es una mente extranjera virginal, su propia visión de lo que Estados Unidos es y debiera ser.
Vi Borat esperando un ácido comentario sobre el verdadero rostro de nuestro vecino del norte, pero lo que encontré fue una comedia muy efectiva, que aunque tiene apuntados sus cañones contra los sospechosos de siempre (los antisemitas, los tejanos blancos, los homófobos), resulta más hilarante cuando se dedica al puro escrutinio de la psique y herencia cultural del propio personaje central. Para críticas despiadadas a la cultura norteamericana, le recomiendo busque la película Idiocracy (en YouTube.com hay escenas), una comedia futurista tan dura que la propia Fox, estudio que la produjo, decidió retirarla de los cines.
Y dejando de lado el análisis, carajo, hace mucho que no me reía tanto. Borat es tremendamente divertida. La caricatura que hace de Kazajstán no pretende retratar al pueblo del país centroasiático, sino al tercermundismo y la falta de educación en el mundo entero. La cinta fue filmada en Rumania, y el reportero habla una mezcla de Hebreo y Polaco (Baron Cohen es judío). Borat, el personaje, es una de las creaciones más brillantes en la comedia cinematográfica reciente, o quizá da la historia del cine. El tiempo lo dirá. mrivera@solucionesenvideo.com