4 estrellas 5
La realidad constantemente supera a la ficción, pero por desgracia suele hacerlo sólo en las partes horribles. Para experiencias bellas, nada es mejor que la ficción. Mi padre constantemente repetía una frase de Emilio García Riera: ?el cine es mejor que la vida? (de hecho, así dice en la plaquita que le pusieron en la Ibero, a mi papá, no a García Riera). La ficción cinematográfica nos regala un destilado de sabiduría y emociones perfectamente clasificado y dosificado, mediante historias comprensibles y cuidadosamente diseñadas. En la vida real los sentimientos se empalman y confunden, nunca entendemos realmente lo que pasa, y cuando finalmente logramos extraer una lección valiosa de lo que nos ha ocurrido, con frecuencia es demasiado tarde.
Y? ¿qué es mejor, la literatura o el cine? La respuesta es más difícil porque como experiencia estética ambas son fregonas (posiblemente el cine gane). Pero lo que nos demuestra Más Extraño Que La Ficción, la nueva película de Marc Forster, es que es preferible ser personaje de película que de libro.
Will Ferrell, que da el paso de comediante a actor serio con la inevitable interpretación inexpresiva, es un auditor de hacienda que lleva una vida de orden meticuloso y completa dedicación a su trabajo. Cierta mañana, mientras se asea los dientes con la cuenta exacta de cepilladas, escucha una voz femenina que narra detalladamente lo que hace. La voz, que nadie más escucha, lo sigue por la calle y la oficina, comentando no sólo los actos, sino el significado que tienen en el vacuo panorama de su existencia, con sintaxis impecable y graciosa. Para empeorar la situación, la voz le avisa que un problema con su reloj conducirá a su próxima e inevitable muerte.
Desesperado, acude a siquiatras que le diagnostican esquizofrenia, ya que oír voces es casi la definición misma del padecimiento (Ferrel se defiende argumentando que la voz no le dice que haga, sino lo que ya hizo). Será un profesor de literatura quién lo ayude a encontrar a la escritora que parece controlar su vida, identificando primero si se encuentra inmerso en una comedia o una tragedia.
La película es divertida y tierna, con montones de líneas irónica e inteligentes, presentadas con una redacción elegante gracias a que tienen el pretexto de formar parte de un libro, no de un dialogo entre personajes, donde sonarían irreales y pedantes. Aunque recuerde obras de Vonnegut, Kafka y Pirandello, tiene algo que ninguno de sus libros: un soundtrack excelente.
Más Extraño Que la Ficción se presta a reflexiones sencillas sobre la importancia de la espontaneidad y el Carpe Diem, sin alcanzar mayor profundidad de la que logran muchas canciones de rock punk. La misma cinta lo dice. Sin embargo, tiene una ternura agridulce que el punk no, y hace un contraste interesante entre los finales que suelen dar a sus personajes y tramas la literatura ?seria? y las cintas de Hollywood. Aún no sé cuál me gusta más, pero no me cabe duda de en cuál quisiera estar.
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