Calificación: 2 y media estrellas de cinco
Valiente: la cara bonita del fascismo
Al principio de la dictadura de Benito Mussolini, el Prefecto de Hierro, Cesare Mori casi consiguió que la mafia italiana desapareciera (énfasis en el casi) aplicando políticas de tolerancia cero, juicios sumarios y ejecuciones apenas disfrazadas. Estas técnicas, de probada efectividad, funcionaron hasta que empezó a encontrar conexiones entre la Cosa Nostra y miembros de alto rango del gobierno. A partir de entonces fue relevado de la chamba y recibió como premió a su dedicación una bonita senaduría.
Aunque la historia tiene un final predecible y familiar para nosotros, los métodos de Mori no dejan de ser atractivos para el represor, el linchador que llevamos dentro. Es justicia populista: rápida y espectacular. Caen criminales que se lo merecen, sí, pero con frecuencia caen delincuentes de poca monta, que pagan más de lo que deben. Es muy efectiva para asustar a las manos sucias, pero impresiona poco a los cuellos blancos. Cuando es el estado quién usa estas tácticas, se llama persecución, fascismo, o terrorismo. Y cuando las usa un individuo, se llama Charles Bronson.
O vigilantismo, pues. La larga serie de cintas del Vengador Anónimo que protagonizó Bronson, que llegué a ver en mi preadolescencia, lograron su éxito al satisfacer (como fue en mi caso) las más juveniles fantasías de venganza. Esa misma venganza que buscan los chavitos asesinos en las secundarias gringas. También fueron oportunas, ya que en ese tiempo los índices de inseguridad en las ciudades norteamericanas iban en aumento (descendieron radicalmente en los noventa, y según el muy interesante libro “Freakonomics”, gracias a la legalización del aborto 15 años antes). Ahora Jodie Foster es Charles Bronson, en lo que parece un dudoso triunfo de la igualdad de géneros.
En Valiente, del talentosísimo Neil Jordan, Foster interpreta a una locutora de radio que ama caminar por Nueva York, pero que una noche, junto a su pareja, es atacada salvajemente por pandilleros latinos (y va la primera clase social problemática). Cuando despierta del coma y descubre que su novio murió, sufre una transformación paulatina que primero la lleva a volver a sus calles queridas, y luego a las más peligrosas, donde con la tranquilidad que da una pistola ilegal empieza a buscar, inconscientemente, a white trash y negros (clases dos y tres, sobretodo la tres), que le busquen bronca.
No sé porque la cinta resultó de esta manera, habiendo tanta inteligencia y talento involucrados. Valiente busca evadir las acusaciones de racismo y clasismo incluyendo a blancos y un comerciante rico entre los villanos, pero no logra despenderse de la tesis reaccionaria que la impregna, en que los malhechores no tienen trasfondo ni justificación alguna, como si el delito siempre se generase espontáneamente.
Aunque la moral de la cinta me resultó desagradable, tiene virtudes que la salvan parcialmente. Para empezar, mi admirada Jodie Foster, y la buena química que logra con el detective negro interpretado por Terence Howard. El muy logrado sentimiento de pérdida, que permea la trama y hace tolerable las acciones de la heroína. Y la esperanza de que una vez lograda su venganza enfocada, se detenga, y use su experiencia para lograr un mundo mejor, en el que todos, en lugar de pistolas, tengamos justicia.
mrivera@solucionesenvideo.com