Milagroso
El pase de las Águilas del América a las semifinales de la Copa Sudamericana resultó sumamente sufrido y sólo se puede explicar recurriendo a la ayuda divina.
Pocas veces se da que un equipo ataque tanto al otro, genere tal cantidad de oportunidades claras de gol, en suma, que le apedree el rancho en forma inmisericorde como lo hizo Vasco da Gama al cuadro mexicano y que la cosecha de tanto esfuerzo sea solamente un gol, insuficiente para forzar, por lo menos, la serie de penales.
Cuando no fueron las privilegiadas manos de Guillermo Ochoa, algún defensor sacó la esférica de la raya, el poste o el larguero se atravesaron o le temblaron las piernas al delantero pero lo cierto es que todo se conjugó para dar forma al milagro.
Ahora los azulcremas se preparan para recibir al acérrimo rival en el llamado “Clásico de Clásicos” en el Estadio Azteca, pero las huestes de Daniel Alberto Brailowsky deberán estar conscientes de que, si se defienden tan mal como lo hicieron en Brasil, pueden agarrar a Diosito distraído y comerse varios pepinos.
La afición se relame los labios de gusto nada más de pensar que si Chivas elimina al Arsenal de Argentina se dará otro agarrón entre estos enemigos deportivos en la siguiente fase del evento sudamericano, y eso será absolutamente de polendas.
En días pasados se dio a conocer el listado de 50 jugadores para, previa votación, elegir al ganador del “balón de oro”, y por primera vez en la historia de este galardón aparece un mexicano, precisamente el arquero de las Águilas, Guillermo Ochoa.
Memo pasa por un momento fundamental de su carrera y lo mejor es que él lo sabe; parece cimentado, maduro pese a su extrema juventud, y ni los elogios ni el dinero han logrado separarlo un ápice de su objetivo de convertirse en un arquero de época. Parte fundamental del milagro conseguido en Brasil fue el joven cancerbero americanista.
Volviendo al “Clásico”, ha quedado designado para dirigir el importante cotejo Marco Antonio Rodríguez, quien de esta forma vuelve a los reflectores.
La personalidad y el accionar muchas veces polémico de Marco ha levantado ámpula y hay quien critica su designación; lo único cierto es que se trata de uno de los mejores árbitros no sólo de México, sino de todo el orbe, y es garantía de orden en el terreno de juego.
Ojalá que esa madurez que ha exhibido a últimas fechas lo acompañe y lo guíe a distinguir que tampoco se vale irse del otro lado, es decir, a la blandenguería tan socorrida por algunos de sus colegas.
Cuando esta columna se publique ya se sabrá el resultado de Chivas ante Arsenal y creo que sólo una catástrofe puede impedir que el cuadro tapatío siga adelante en la justa internacional, e independientemente de lo sabroso que resulte volver a vivir un entre con los dos populares equipos mexicanos, se estaría asegurando a un equipo nacional para la gran final de la sudamericana, y eso, vaya que tiene valor.
Finalmente creo que se vale comentar la absurda autoalineación de Romario de Souza ante el América. No se vale abusar del cargo de entrenador para meterse a jugar, como si fuera una cascarita, faltándole al respeto a los demás jugadores y pretendiendo vestirse de héroe.
Fue un grande entre los grandes, pero la falta de humildad y ubicación lo obligan a hacer estos “panchos”. ¡Viejo visionudo!.