“La Policía no puede proteger al ciudadano en este punto de nuestro desarrollo; en muchos casos, no puede ni siquiera protegerse a sí misma”.
Jeff Cooper
Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública del Gobierno Federal, anunció ayer por la mañana que “en este momento están siendo relevados todos los mandos superiores de la Policía Federal, la AFI y la PFP”. En total, 284 mandos fueron sustituidos en sus cargos, incluyendo los 34 comandantes regionales.
El secretario García Luna señaló que los nuevos mandos surgieron de un curso de especialización superior al cual se convocó a 306 elementos de la Policía Federal Preventiva y de la Agencia Federal de Investigación. De los convocados, seis se negaron a presentar los exámenes de control de confianza, que incluyen pruebas toxicológicas, psicológicas, médicas, patrimoniales y de polígrafo, por lo que fueron descartados. Otros 16 fueron rechazados en estos exámenes. A los 284 restantes se les confirieron puestos de mando. Los 34 “que obtuvieron mejores resultados de evaluación de control de confianza y mayores puntuaciones fueron designados coordinadores regionales de la Policía Federal”.
¿Qué pasó y que ocurrirá con los 284 relevados? El propio secretario de Seguridad Pública fue poco claro ayer cuando trató el tema: “En principio -dijo- todos están concentrados a un esquema integral, tanto de formación, de capacitación, por supuesto de especialidad… Todos tienen la oportunidad de seguir formándose, inclusive tienen la oportunidad en el nuevo curso que vamos a instrumentar de crecer y potenciar sus capacidades técnicas policiales y si así fuera y pasen los exámenes que ya señalamos, tendrán las posibilidades, por supuesto, de ser parte de (la) estructura de mando de la Policía Federal… En principio todos son concentrados para capacitarlos, formarlos en áreas específicas de Policía Federal, y por supuesto tener la oportunidad de seguir creciendo en la carrera policial”.
Un funcionario me lo explicó con mayor claridad: los 284 mandos relevados “perdieron sus puestos pero no sus cargos”. Si surgen elementos de comportamientos ilícitos serán procesados, pero de momento simplemente llevarán a cursos y se les someterá a las pruebas de control de confianza.
Puede entenderse la decisión del Gobierno Federal de hacer una limpia de todos los mandos policiales; pero entre los 284 comandantes “relevados”, muchos seguramente son honestos y quizá incluso eficaces. Por otra parte, sus responsabilidades de mando eran relativamente recientes. Tanto la AFI como la PFP son instituciones nuevas, cuyos comandantes fueron seleccionados precisamente con la idea de tener gente fresca y limpia. Su reemplazo ahora genera una injusta sospecha sobre todos ellos.
Los 284 nuevos comandantes, cabe señalar, no son jóvenes reclutas. Todos ellos se encontraban ya en servicio dentro de la AFI y de la PFP. Algunos tienen carreras de hasta 20 años.
La gran pregunta es si realmente los 284 nuevos mandos son mejores o más honestos que los anteriores. Pero la respuesta es que no hay forma de saberlo. Es positivo, por supuesto, que se tomen en cuenta exámenes psicológicos, médicos, toxicológicos y de patrimonio para seleccionarlos. Pero también antes había procedimientos de evaluación y certificación.
Al menos en esta ocasión no se tomó la determinación, tantas veces aplicada en el pasado, de destituir a los comandantes sin tener elementos para fincarles responsabilidad penal. El resultado es que se dejaba sin trabajo a policías molestos con el sistema de justicia y sin más conocimiento profesional que el uso de las armas y de la operación de la delincuencia. Estas purgas periódicas de los cuerpos de seguridad han sido una de las razones de que las bandas criminales tengan siempre elementos surgidos de las policías.
Las dudas sobre la decisión de la Secretaría de Seguridad Pública son, sin embargo, inevitables. ¿Por qué fue necesario destituir a los 284 mandos? ¿Acaso había insatisfacción con el desempeño de todos ellos? Si todos los comandantes estaban haciendo mal su trabajo, ¿no sería más bien falta de quienes estaban encargados de dirigirlos? ¿No habría sido más sensato evaluar el desempeño de los comandantes bajo algún criterio objetivo y relevar solamente a aquellos que no estuvieran haciendo bien su trabajo?
La experiencia nos señala que cuando se despide a un número grande de funcionarios simplemente porque fueron designados en un sexenio anterior se está castigando por igual a buenos y a malos. No es una buena manera de hacer las cosas: de generar lealtad y eficacia operativa. Esperemos que la nueva camada de mandos policiales resulte mejor que la anterior, pero también que en seis años no llegue otro secretario a destituirlos a todos simplemente por haber sido nombrados por su predecesor.
GODOY
Leonel Godoy ha ganado la elección interna para escoger al candidato del PRD al Gobierno de Michoacán. Venció en el proceso a cinco rivales, entre ellos a Enrique Bautista, ex secretario de Gobierno de Lázaro Cárdenas Batel. Godoy ha sido identificado como candidato de Andrés Manuel López Obrador frente a un Bautista supuestamente impulsado por la familia Cárdenas. La verdad, sin embargo, es que tiene buenas relaciones con ambos grupos. Su tarea como candidato no será sencilla. El PRD gobierna Michoacán, pero el estado se encuentra profundamente dividido. Y el tema del narcotráfico está llamado a representar un papel protagónico en la contienda.