La fase de inhabilitación del mayor complejo nuclear de Corea del Norte está dirigida por un equipo de técnicos de Estados Unidos que llegó la semana pasada a Pyongyang. (Archivo)
El proceso es parte de lo acordado el pasado 3 de octubre en las negociaciones entre seis países.
Corea del Norte inició ayer el proceso para inhabilitar las tres principales instalaciones de Yongbyon, el mayor complejo nuclear del país, un paso clave en el camino hacia la desnuclearización total de la península coreana.
Según la agencia surcoreana Yonhap, el objetivo de la nueva fase es inhabilitar una planta de producción de combustible nuclear, otra de reciclado y un reactor de 5 megavatios, así como extraer las 8 mil barras de plutonio almacenadas en las instalaciones, similares a las usadas en la primera prueba nuclear de Pyongyang, en octubre de 2006.
De esta forma se cumpliría con lo acordado el pasado 3 de octubre en Pekín durante las negociaciones a seis bandas que mantienen las dos Coreas, Estados Unidos, China, Japón y Rusia.
De cumplirse el calendario oficial, la inhabilitación debería terminar a final de año y dar paso a la etapa de desmantelamiento, un proceso que haría “irreversible” la inutilización de las instalaciones, como explicó el negociador estadounidense Christopher Hill este sábado.
No obstante, Pyongyang condicionará la siguiente fase del proceso, la de desmantelamiento, a su salida de la lista de países patrocinadores del terrorismo de Estados Unidos, según varios analistas surcoreanos.
El final de la inhabilitación debería coincidir además con la entrega por parte de Corea del Norte de un listado exhaustivo de todo su programa nuclear.
Tras la extracción del plutonio, un proceso que podría prolongarse hasta seis semanas, las barras de combustible se guardarán de forma temporal mientras se decide qué hacer con ellas, informó Yonhap.
El debate sobre su destino final no tendrá lugar hasta la fase definitiva de la desnuclearización, en la que se decidirá asimismo el destino de las armas nucleares y el plutonio con el que cuenta Corea del Norte.
Esta fase de inhabilitación está dirigida por un equipo de técnicos de Estados Unidos que llegó la semana pasada a Pyongyang y que el domingo se desplazó a Yongbyon, a unos 90 kilómetros de la capital norcoreana.
Por su parte, el ministro de Exteriores de Corea del Sur, Song Min-Soon, tiene previsto reunirse este miércoles en Washington con la secretaria de Estados de EU, Condoleezza Rice, para abordar la situación actual del proceso de desnuclearización de la península e intentar avanzar los siguientes movimientos.
El ministro destacó ayer antes de partir hacia Estados Unidos que el deseo de todos los países que participan en las negociaciones a seis bandas es que la inhabilitación de las instalaciones norcoreanas se lleve a cabo “sin sobresaltos”.
Además, Song Min-soon apuntó que este encuentro servirá también para perfilar las fórmulas sobre las que se avanzará en un futuro tratado de paz que cierre la guerra de Corea (1950-1953), que se cerró únicamente con la firma de un armisticio.
Teherán continuará cooperación con OIEA
El régimen de Teherán afirmó ayer que seguirá cooperando con el OIEA incluso si se adopta una nueva resolución internacional contra Irán, pero insistió en que no renunciará al enriquecimiento de uranio en su territorio.
En declaraciones hechas en Teherán, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Mohamad Ali Hoseini, aludía así a los intentos de algunas potencias occidentales, como EU y Francia, para endurecer las sanciones a Irán por su negativa a suspender el enriquecimiento de uranio.
“Seguiremos adelante con el plan que habíamos propuesto al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) (..) hay esfuerzos para evitar una tercera resolución (con sanciones, del Consejo de Seguridad de la ONU), y estos esfuerzos han tenido éxito”, dijo Hoseini, según la agencia Mehr.
Sin embargo, señaló que “si se adopta una nueva resolución, anunciaremos entonces nuestra posición”.
Irán y el OIEA alcanzaron un acuerdo en agosto pasado, según el que los iraníes se comprometen a esclarecer las “ambigüedades” en su programa atómico, y representantes de las dos partes celebraron desde entonces varias negociaciones que Teherán calificó de “constructivas”.