La diarrea y el vómito son los primeros signos de alarma de las infecciones gastrointestinales, a las cuales -en ocasiones- les acompaña fiebre y malestar general, decaimiento, fatiga y disminución del apetito.
En verano y primavera se descompone más rápidamente los alimentos por lo que es importante que no permanezcan a la intemperie más de dos horas.
Un viejo y efectivo consejo: No hay que comer alimentos, ni tomar aguas frescas fuera de casa, es válido todos los días, pero sobre todo en los que el sol eleva la temperatura y el ambiente cálido es el reino ideal de las bacterias y virus que amenazan la salud.
Prácticamente toda la gente sabe que las enfermedades gastrointestinales, conocidas popularmente como infecciones estomacales, se deben a que se comen alimentos en mal estado, ya sea preparados en puestos ambulantes o en la misma casa, sin seguir las indispensables medidas higiénicas.
En las temporadas de calor, primavera y verano, estos males infecciosos gastrointestinales se disparan 20 por ciento en promedio. Su origen, principalmente, está en la comida, fresca o preparada, que se descompone con mayor facilidad y esto desata la proliferación de agentes infecciosos como virus, bacterias o parásitos.
El doctor José Luis Galicia Cruz, pediatra del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), explica que para mantener a raya las amenazas hay que echar mano de la refrigeración, mantener fríos los alimentos como pescado, pollo, carne, los caldos y sopas, así como verduras y frutas, para evitar su descomposición o contaminación.
Además hay que tener cuidado especial en su manejo: lavar y desinfectar frutas y verduras, esmerar el aseo personal, especialmente después de ir al baño y antes de preparar comida.
El especialista del Centro Médico Nacional Siglo XXI del IMSS, apunta que es importante que los alimentos no permanezcan a la intemperie más de dos horas.
Escudo de jabón . Insiste en que nadie debe dejar pasar las medidas higiénicas-dietéticas básicas, entre las cuales figuran: depositar los pañales sucios en contenedores para no contaminar el ambiente y hervir el agua 20 minutos para su consumo.
Alerta sobre que la diarrea y el vómito son los primeros signos de alarma de las infecciones gastrointestinales, a las cuales -en ocasiones- les acompaña fiebre y malestar general, decaimiento, fatiga y disminución del apetito.
En casos graves pueden provocar deshidratación tan severa que pone en peligro la vida de un niño, por lo que es indispensable mantenerlo bien hidratado, con la ingesta de abundantes líquidos. Los síntomas, muchas veces, se presentan después de 12 horas de haber adquirido la infección.
El doctor Galicia Cruz indica que una buena medida preventiva consiste en que los alimentos se consuman totalmente cocidos o fritos, sobre todo en la dieta de los infantes, y evitar en lo posible el jamón, salchichas, mariscos y pescados, prohibidos para menores de un año; después de esta edad sí pueden comerlos pero deben ser preparados a cocción.
Dice que afortunadamente 90 por ciento de las infecciones gastrointestinales se autolimitan, el propio organismo reactiva sus defensas para atacar a los virus o bacterias causantes de estas enfermedades diarreicas.
Sólo se requiere de medidas generales como reposo, tomar abundantes líquidos para hidratarse, principalmente electrólitos (vida suero oral) y evitar comidas grasosas y con muchos carbohidratos, además de no hacer ayunos ni estar a dieta.
Cuando los síntomas empeoran y las evacuaciones se dan con sangre y/o moco, la fiebre es superior a 39 grados o hay señales de deshidratación severa: irritabilidad, escasas lágrimas y orina, lengua blanca y poca salivación, se debe acudir al médico de inmediato.
