Compartir corporativos reduce los costos
Mauricio Braverman inició su negocio con la compra de oficinas, las que acondicionó con mobiliario y personal, para rentarlas a las empresas. Ahora tiene más de 50 locales con una superficie de dos mil 400 metros.
MÉXICO, DF.- Hace cuatro años, Mauricio Savariego Braverman, hoy director de Corporativo Sach, buscó sin éxito una oficina para iniciar un negocio.
No necesitaba de mucho espacio: lo suficiente para montar un escritorio con silla reclinable y una línea de teléfono, pues la comercializadora de juguetes que tenía en mente no exigía más.
Sin embargo, el obstáculo de encontrar un domicilio fiscal adecuado para su empresa —las paredes del edificio y mobiliario literalmente se caían en partes, además de caro—, motivó la creación de una compañía diferente.
Pensó en acondicionar un área de oficinas para que personas como él pudieran hacerse de un espacio de trabajo y encontró un inmueble disponible en la colonia Condesa.
Aunque el concepto de renta de oficinas en outsourcing no era nuevo, sí lo era el mercado al que estaría dirigido.
Savariego Braverman quiso que pequeñas empresas e, incluso, personas físicas accedieran a cómodas instalaciones y de esta forma impactar en el ánimo de sus clientes, para que cerraran un mayor número de ventas e hicieran más rentables sus negocios.
A diferencia de las grandes compañías que se dedican a prestar este tipo de servicios, Corporativo Sach buscó atender las necesidades específicas de los clientes y no cobrar por servicios que nunca iban a utilizar.
En noviembre de 2004, la empresa de Savariego Braverman abrió 36 oficinas en la Condesa y un año y medio después se instaló con 28 más en el piso diez de la Torre Diamante en Santa Fe.
“Tienes lo que en un gran corporativo, las 24 horas, a cambio de un pago mensual y de compartir algunos servicios como la sala de juntas”, explica el directivo en entrevista.
De acuerdo con Corporativo Sach, al contratar una oficina, cuyo valor puede oscilar entre cuatro mil 950 pesos y 24 mil pesos, se tiene derecho a contestación telefónica personalizada con el nombre de la empresa, mobiliario, acceso a Internet, mensajería local, correo de voz, servicio de limpieza, cafetería, suministro de energía eléctrica y domicilio fiscal.
Incluso, cuando el contrato es por una oficina virtual, el domicilio fiscal también está incluido y la opción de acceder a áreas comunes en cualquiera de las sedes de Sach.
Empresas de Monterrey, Guadalajara, Brasil y Canadá destacan entre los más de 70 clientes de la compañía y por algún tiempo Johnson & Johnson también ocupó un espacio en las instalaciones de Santa Fe.
Con la inauguración en julio del tercer centro Sach —en Insurgentes Sur, cerca de Paseo de la Reforma—, la empresa llegará a dos mil 400 metros de superficie habilitados en la Ciudad de México y a las primeras cien oficinas en renta.
Savariego Braverman estima que dentro de dos años podrá instalar una sede en el interior del país, pero por ahora se ocupa de consolidar la marca y responder al ritmo de crecimiento que esta industria registra en el país.
Hoy en día, la ocupación en los dos primeros centros oscila 90 por ciento, por lo que la apertura de la tercera unidad fue más un paso natural.
El empresario con 30 años de edad también innova en la manera de hacerse de clientes.
Como estrategia visitó las incubadoras de empresas de las universidades para ofrecer espacios acondicionados a los nuevos emprendedores.
Confía en que los directivos de las mismas incubadoras estimulen a los universitarios a acudir a este tipo de servicios que contablemente se considera un gasto y es fácil de declarar.
Savariego Braverman agrega que los nuevos empresarios también ganan en imagen.
Apunta que no es lo mismo llegar con un prospecto de cliente y mostrar como oficina la dirección de la escuela, a contar con un domicilio en la Condesa, Santa Fe o Insurgentes Sur.
“La gente va a preguntar si se trata de un proyecto universitario o de una empresa en forma”, sentencia el entrevistado al tiempo que asegura la facilidad de tener una imagen ejecutiva y que muchas veces es difícil de lograr.
Tips
Sacar lo mejor de lo adverso
■ Después de fracasar con un proyecto, lo mejor es dar vuelta a la hoja. De la adversidad resultan grandes ideas y sólo hay que estar preparados para no dejarlas escapar.
Aprender de los errores
■ Con los errores se aprende y más cuando se desconoce gran parte de la operación de un negocio. El secreto está en la determinación para lograr los objetivos.