Las calles del Centro de Torreón lucieron abarrotadas ayer por las compras de última hora. (Fotografía de Sergio Reyes)
Como cada año, los ‘morosos’ de la Navidad se aglutinan en el Centro y en las tiendas en busca de prendas, regalos y los últimos ingredientes de la tradicional cena.
Sólo faltan unas horas para Nochebuena. Las personas van y vienen con bolsas y más bolsas en mano, mientras en los aparadores anuncian descuentos de última hora. En los estacionamientos de la zona Centro no cabe ni un automóvil más. Los conductores dan vueltas una y otra vez, con la esperanza de que alguien deje un cajón vacío para poder iniciar sus compras de última hora.
En las calles y aceras, apenas se puede caminar. Un río de gente pasa por enfrente de los comercios establecidos y entre los puestos ambulantes. Los agentes de tránsito manotean mientras silban a los conductores, pero no entienden que no pueden estacionarse en doble fila y menos en un lugar para discapacitados, por eso se retiran a regañadientes por no poder dejar cerca de las tiendas su automóvil.
En los pasillos de las tiendas y los mercados Juárez y Alianza, las personas tropiezan entre sí para llegar o abrirse paso en los locales y comprar lo que les falta para celebrar la Nochebuena.
Después del pavo, tamales, bacalao, pierna al horno, romeritos o de la carne asada, todo depende del presupuesto que cada familia haya tenido, el festejo de esta noche se prolongará hasta la mañana de este martes 25 de diciembre, justo cuando los niños se levantarán de su cama más temprano que nunca, para salir corriendo al árbol de Navidad y abrir los regalos que les trajo Santa Claus.
En los malls, familias enteras hacen compras. Mayra, quien atiende una sección de juguetes, dice que el día 24 llega la gente a comprar desde temprano: “aún el día 25 hay mucha gente que llega y quiere comprarle algo a sus hijos”.
El estacionamiento luce lleno y las calles aledañas también están repletas de vehículos que esperan ser cargados de presentes para la familia. Rocío Méndez, quien es ama de casa, dice que ya únicamente le falta el regalo de su esposo, porque no había encontrado qué regalarle: “de hecho todavía no sé qué, espero ver algo, es que es muy especial”.
La madre de familia acude con su niño y el pequeño ya aprovechó para sacar unos chocolates para su maestra, que tampoco estaba contemplada en la lista de personas a las cuales su mamá les compra regalos. En el presente de su esposo, Rocío pretende gastar alrededor de mil pesos.
“Pues dicen que hay que dar amor y eso había pensado dar yo, pero mis hermanos sí van a dar cosas materiales a mis papás y ni modo de ser el único que no”, dice Arturo Rodríguez, quien es estudiante, “les voy a comprar algo para la casa, para no tener que comprar dos cosas, mejor una sola que puedan compartir los dos, todavía no sé bien qué, apenas voy a ver”.
En las cajas, las filas son de cinco a diez personas. Todas las cajas están abiertas y a la espera de clientes que esperaron hasta el último momento para adquirir los regalos y salir cargados de bolsas.