Año demasiado difícil con pocos resultados y con un sabor por demás amargo, dejó el año 2007 a los mexicanos y en general a quienes viven en esta especie de sub-país que forman los estados colindantes de México y los Estados Unidos.
A pesar de llevar el cabalístico número 7 que para muchos significa buena suerte, lamentablemente el año que está por concluir arrojó malas experiencias tanto en lo político como en lo económico y ni qué decir de los aspectos sociales.
En lo político en México se vivió una lucha sin cuartel entre los partidos y gobernantes por ocupar ese vacío de poder que han dejado los últimos presidentes en un extraño experimento por una democracia compartida que a muy pocos convence.
El presidente Felipe Calderón, quien llegó al poder en diciembre de 2006 con una bajo grado de legitimidad, sigue sin tomar las riendas del país al tiempo que los partidos políticos a través de sus líderes en las cámaras disputan posiciones de fuerza.
La política en México regresó a los tiempos de las negociaciones oscuras y de facciones de manera que los grupos en el poder concilian entre ellos sin importar las consecuencias que sus decisiones buenas, malas o pésimas afecten a la vida comunitaria.
Se aprobó una reforma fiscal que muy pocos le entienden y una reforma electoral que intenta dar el golpe mortal a la ciudadanización de las elecciones que tantos años, esfuerzos y dinero costó a los mexicanos.
No estamos muy seguros que este alevoso crimen de los partidos en contra de un sistema electoral transparente vaya a consumarse porque a final de cuentas los ciudadanos harán hasta lo imposible para no regresar al manejo sucio y tramposo de las elecciones.
En lo económico México vive prendido de alfileres y de su vecino del Norte, un día sí y el otro también surgen las especulaciones en la bolsa de valores y en los pasillos empresariales en donde se rumorean noticias nada halagadoras para 2008.
Los indicadores macroeconómicos mantienen cierta estabilidad, pero en la calle los mexicanos sufren los estragos de la carestía, el desempleo y la espantosa inseguridad.
Este ambiente de incertidumbre y pesimismo da pauta para que los sectores más afectados en México continúen huyendo hacia el Norte en donde los inmigrantes documentados e indocumentados sufren cada día con mayor intensidad la discriminación.
Sin lugar a dudas este 2007 podría catalogarse como el peor en muchas décadas para los inmigrantes ilegales, en especial para los seis millones de mexicanos que representan la mayor etnia de indocumentados en la Unión Americana.
Desde el golpe fulminante que sufrió la reforma migratoria el pasado mes de mayo en el Congreso, se desencadenó una avalancha de medidas en contra de las comunidades de inmigrantes a todo lo largo y ancho de los Estados Unidos.
Para colmo el Gobierno mexicano optó por cerrar sus ojos y oídos a los inmigrantes al tiempo que el presidente George W. Bush se alió a sus amigos y socios del ala derecha para emprender medidas tan torpes como el muro fronterizo.
Lamentablemente no se vislumbran cambios favorables para 2008, por el contrario en Arizona se vivirán meses terribles de persecución.
Lo hemos dicho aquí y lo repetimos: la mejor vía para lograr un cambio en el trato hacia los inmigrantes será luchar en forma diaria y constante a favor del respeto a los derechos humanos, laborales y constitucionales desde cualquier rincón y tribuna.
Tarde o temprano el sistema político y los sectores retrógrados norteamericanos habrán de aceptar la inclusión legal de tantas familias de inmigrantes cuyo único delito fue traspasar una frontera en busca de una vida más digna, humana y productiva.
Tengan ustedes un 2008 lleno de salud, prosperidad y bendiciones. Dios mediante nos leemos el año entrante.
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