EFE
Berlín, Alemania.- El Tribunal militar estadounidense de Würzburg (sur de Alemania) condenó ayer al soldado de origen hispano Agustín Aguayo, que se declaró objetor de conciencia, a ocho meses de prisión por deserción.
El soldado, de origen mexicano y 35 años de edad, que ingresó en el Ejército en 2003 y estuvo destinado en Irak por un año como personal sanitario, admitió ayer haber abandonado sin permiso su división ante un inminente traslado a Irak, aunque rechazó la acusación de desertor.
Además de la pena de ocho meses de prisión, Aguayo será expulsado del Ejército sin distinciones de ningún tipo y perderá cualquier ingreso o derecho a pensión militar.
Hacía tres años que Aguayo trataba de ser reconocido por el Ejército estadounidense como objetor de conciencia, aunque su solicitud fue rechazada sin argumentación, una y otra vez.
Cuando en septiembre de 2006 su unidad, la Primera División de Infantería, iba a ser trasladada nuevamente a Irak y fueron a recogerlo dos superiores, éste escapó saltando por la ventana de su vivienda en Schweinfurt, donde estaba estacionada su división.
Posteriormente escapó a Estados Unidos, donde se entregó a las autoridades, que lo reenviaron a una cárcel militar en Mannheim (suroeste de Alemania), esperando al proceso que se abrió ayer y que podía haberse traducido en hasta siete años de prisión por deserción en el peor de los casos.
El mismo Aguayo admitió ayer haber escapado, sin permiso, de su tropa, pero rechazó las acusaciones de deserción, ya que no estaba dispuesto a participar en ninguna misión que hubiera supuesto empuñar un arma, independientemente del foco del conflicto.
Un superior del soldado calificó ante el Tribunal militar de Würzburg el servicio prestado por éste de ?bueno?, aunque precisó que para realizar correctamente su función en el Ejército debía estar dispuesto a tomar las armas, a lo que se ha negado reiteradamente este padre de dos gemelas de once años de edad.
?No puedo empuñar un arma y disparar sobre otros seres humanos?, explicó ayer, una vez más, el soldado mexicano-estadounidense.
Aguayo recordó su año de servicios como sanitario en una unidad militar estadounidense destinada en la localidad iraquí de Tikrit, donde, como soldado no-combatiente, participó incluso en patrullas que ?podían ser mortales tanto para americanos de Estados Unidos como para iraquíes?, aunque dijo no haber llevado cargada el arma.
Con todo, el soldado lamentó en su recurso su participación ?porque en el fondo fue una aportación a la guerra? y se declaró ?objetor de toda guerra sobre la base de mi educación religiosa y de mi fe?.
El abogado defensor David Court aseguró que esto era algo que sabían sus superiores y que eran conscientes de que el soldado sanitario no volvería con ellos a Irak.
?Es un riesgo llevar a alguien que se niega a empuñar un arma?, explicó Court.
Según el semanario Spiegel, muchos soldados que desertan durante una misión en el extranjero -es el caso de Aguayo- se entregan voluntariamente en el Fuerte Sill o Knox, en Estados Unidos.
Generalmente les envían a casa un par de días más tarde y son expulsados del Ejército.
De acuerdo con Spiegel, más de 14 mil soldados estadounidenses habrían decidido desertar desde la invasión de Afganistán y la mayoría sin mayores consecuencias.
El caso de Aguayo provocó incluso la intervención de las autoridades mexicanas, cuyo Gobierno anunció el pasado 21 de febrero que condena el proceso contra el soldado sanitario.
?Es un preso de conciencia y una nueva víctima del afán militar del presidente George W. Bush?, afirmó entonces el senador del Partido de la Revolución Democrática mexicano Silvano Aureoles.