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Conflictos yucatecos

miguel Ángel granados chapa

Andrés Manuel López Obrador se encuentra hoy en Yucatán, donde inició su gira nacional, municipio por municipio, para recibir de sus seguidores el compromiso a mantener el apoyo que dé sustancia a la peculiar actuación que inició tras la declaratoria de presidente electo a Felipe Calderón.

Escogió para el comienzo de esa etapa de su activismo una entidad donde su propio partido, y los que integran el Frente Amplio Progresista tienen una presencia tenue, que se hubiera fortalecido de haber aceptado Dulce María Sauri la postulación al Gobierno del estado, para las elecciones del próximo veinte de mayo.

Pero la ex presidenta nacional del PRI, senadora por segunda vez hasta agosto de 2006, rehusó contender en esos comicios, luego de que su partido la marginó en diciembre pasado, cuando designó a dedo, sólo con base en una encuesta, a la senadora Ivonne Ortega Pacheco, como candidata a la gubernatura. De modo que la contienda tendrá como protagonistas a los partidos, el PAN y el PRI, que han disputado el poder público yucateco en las últimas décadas.

Una eventual división en el panismo, que puede hallarse ahora en gestación, permitiría al tricolor recuperar el Gobierno que perdió en 2004, pues a pesar de que el desenlace del proceso interno priista no satisfizo a importantes sectores en ese partido, no se avizora en él ninguna escisión sino, cuando más, una participación sin entusiasmo.

La candidata priista, que apenas cumplió treinta y tres años en noviembre pasado, comenzó muy joven su carrera alentada por su tío, Víctor Cervera Pacheco, factotum del oficialismo yucateco durante largo tiempo, dos veces gobernador que, sin embargo, perdió la elección a alcalde de Mérida en 2004, sólo tres meses antes de su muerte. Su sobrina comenzó como dirigente juvenil y ya en 1998 fue elegida alcaldesa de Dzemul, de donde pasó a una curul en la legislatura local y a ser diputada federal en 2003.

El año pasado Roberto Madrazo la escogió para coordinar sus giras en el sureste (Campeche, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán), lo que favoreció su propia candidatura al Senado. No triunfó en la elección constitucional, vencida por la entonces también diputada Beatriz Zavala, que hubiera tenido un papel protagónico en la coyuntura actual de no haber sido designada secretaria de Desarrollo Social, para lo cual pidió licencia al Senado. No obstante esa derrota, la senadora Ortega Pacheco apareció seis meses después s la cabeza del sondeo usado por el PRI para resolver su candidatura. Atrás de ella figuraron, entre otros, Eric Rubio, ex diputado y senador que ha hecho su carrera en el círculo de Emilio Gamboa, y Orlando Paredes, que en mayo de 2001 fue vencido en la elección estatal por el panista Patricio Patrón, el actual gobernador.

El dato sobresaliente en la encuesta, tildada por ello de fraudulenta, fue la postergación de la ex dirigente nacional priista. Se creería que con demora los opinantes priistas consultados en la indagación le cobraron la pérdida de la Presidencia de la República, pues antes de ese grave acontecimiento su estrella fulguraba en la política local, al punto de que fue llamada a ser gobernadora interina en 1991, cargo al que renunció dos años después, distanciada del presidente Salinas que había impulsado su carrera tanto como Cervera Pacheco. Durante los seis años de su segunda estancia en el Senado, informada e inteligente, dueña ya de sus propias decisiones, Dulce María Sauri definió una personalidad que no se avino al conservadurismo del PRI yucateco, del que se muestra decepcionada pero que al que no renunciará, si bien se ha abstenido de manifestar su apoyo a su sucesora en Xicoténcatl, que la venció en una batalla no librada.

La que está en curso es la contienda interna en Acción Nacional, a pesar que hace ya tres semanas que se efectuó la elección donde poco más del cincuenta por ciento de los panistas eligieron candidato a Xavier Abreu, que superó a Ana Rosa Payán y Luis Correa Mena, todos ellos ex alcaldes de Mérida, gobernada por ese partido sin interrupción en los últimos cinco trienios. La primera en alcanzar ese cargo y que lo desempeñó dos veces, la ex diputada y ex senadora Payán se ha mostrado inconforme con el resultado, aduciendo la práctica de modos electorales contra los que combatió el PAN en todo el país y especialmente en Yucatán.

Desde antes del proceso interno se tenía a Abreu como el candidato oficial, pues había dirigido la campaña de Calderón en la disputa por la postulación presidencial, y era secretario de Desarrollo Social con el gobernador Patrón. Éste encabeza una corriente antagónica a Payán, a la que venció hace seis años en la contienda por la candidatura al Gobierno local, y fue claro el apoyo que brindó a su colaborador. Los partidarios de éste, a su turno, reprocharon a la ex alcaldesa el haber aprovechado los meses en que estuvo al frente del DIF (el presidente Fox la nombró en reemplazo de Ana Teresa Aranda cuando ésta suplió en febrero pasado a Josefina Vázquez Mota en la Sedesol federal) para consolidar sus aspiraciones.

El de Ana Rosa Payán no es un mero descontento como el de Dulce María Sauri. Ha impugnado ante las instancias internas de su partido el resultado que no la favoreció, y formulado cargos que desdibujan la imagen de partido democrático con que el PAN creció en esa entidad. No está excluida la posibilidad de que acuda a la justicia electoral federal ni que fuera candidata independiente, figura posible en Yucatán.

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