Miguel Ángel García habló acerca de la ópera y en especial de La Traviata.
POR NIRIA RAMOS MARÍN
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Una amena charla acerca de la ópera y en específico de La Traviata y de los trabajos de Verdi, es la que impartió Miguel Ángel García la noche del viernes en el Teatro Nazas, con motivo de la cercana presentación de dicha ópera como parte de la Segunda Serie de la Temporada 2007 de la Camerata de Coahuila.
El especialista en el tema platicó de manera anecdótica acerca de los inicios de la ópera, desde la italiana que se dividía en ópera bufa y seria, y después en bell canto y verismo, que a su vez dieron paso a la ópera francesa del siglo XVII, los Intermezzi y el Singspiel alemán.
Además explicó que las óperas en el siglo XVII duraban alrededor de seis horas, se realizaban en las calles y las personas las disfrutaban desde sus balcones, por eso los teatros de ópera se hicieron con los palcos.
Habló también acerca de cómo se dividen las principales corrientes, por ejemplo que la ópera italiana se distinguió por el canto, la francesa porque incorporó el baile y la alemana porque se adentró más en el mundo de la actuación de método.
Aclaró que Verdi no es italiano sino francés y que Giuseppina Strapponi fue la mujer que inspiró en Verdi La Traviata: “Es una ópera verista, que quiere decir ‘verdad’, el verismo es anti romántico y deudor del naturalismo literario francés, es la parte patética, la del dolor”.
Añadió que “los responsables de que tengamos ópera fueron los integrantes de la Camerata Florentina”, de la cual eran miembros Jacopo Peri y el abuelo de Galileo Galilei. Y que La Traviata se encuentra dentro de las obras tempranas de Verdi junto con otras, como por ejemplo Nabucco, Macbeth I, Rogoletto, Il Trovatore, a las que les siguieron obras como Aída y finalmente en la etapa tardía algunas como Otelo.
La ópera “no tiene nada de elitista”, dijo el especialista, pues asegura que en realidad su origen se dio en base a la naturaleza humana y además era un acto popular: “La gente ahí comía, bebía, hacían de todo en la ópera y exigían mucho a los cantantes”.
Los asistentes pudieron confirmar también que La Traviata no se ubica dentro del bell canto, entre otras cosas, porque no tiene una obertura, y en su lugar tiene un bello y melancólico preludio cuyo objetivo es crear una atmósfera envolvente.
