En la entidad fueron sembradas entre 218 mil a 221 mil hectáreas de frijol; entre 75 y 80 por ciento de la variedad Pinto Saltillo, la más resistente, de mayor productividad, mejor calidad y de más aceptación en el mercado.
Prevén que Durango se posicionará como el estado con mejor calidad y mayor producción
El Siglo de Durango
Posturas y escenarios encontrados prevalecen en el sector frijolero de la entidad, mientras la autoridad federal prolonga la definición de las reglas para la operación del Programa de Acopio y Comercialización de Frijol 2007.
Es que el tiempo avanza y cada vez parece más difícil que el esperado esquema sea puesto en operación de manera más oportuna con relación a la aparición que tuvo en el año 2006: a mediados del mes de noviembre.
Sin embargo, las autoridades insisten en que este año el frijol de Durango se defenderá solo, incluso, sin necesidad de que aparezca un programa oficial que fije un precio de garantía para evitar que la mayor ganancia sea del “coyotaje”.
Las dependencias agrícolas defienden su dicho con el argumento de que el contexto nacional del frijol es complicado y que Durango se posicionará como el estado con mejor calidad y mayor producción respecto de sus competidores.
Lo cierto es que las expectativas de productividad promedio por hectárea registran una franca caída, a causa de que las lluvias fueron erráticas, disminuyó la superficie sembrada y se resintieron algunos siniestros.
Mientras tanto, los números dicen que hace un año la estrategia gubernamental de apoyo a la comercialización sirvió para acopiar más de 53 mil toneladas a un precio de 5.50 pesos por kilogramo en Durango.
Y hoy, salvo que suceda algo extraordinario, los vaticinios de los diferentes entes públicos del sector agrícola giran en torno a contar con un presupuesto más bajo, captar una cantidad menor y a un precio similar al del 2006.
Pero, obviamente en este contexto, las organizaciones campesinas ya han mostrado su desacuerdo con el panorama que prevé el sector oficial, según se ha dicho, porque al parecer quedarán fuera del esquema de apoyo al frijol.
Sin embargo, en este peregrinar el productor permanece en medio del fuego cruzado entre organizaciones y dependencias, entre las declaraciones y la guerra de intereses que se vinculan cada año a la compra-venta de las cosechas.
TIEMPOS
La Delegación de la Sagarpa ha dicho una y otra vez que “en cualquier momento” se darán a conocer los montos de inversión, las expectativas y las reglas de operación para el acopio y comercialización de frijol de este año.
El titular de la dependencia federal, René Almeida Grajeda, cerró el mes de octubre y comenzó noviembre con un discurso similar, en el que pide a los campesinos paciencia y seguridad pues su producto tiene un precio histórico.
Almeida asegura que la comercialización de frijol no se ha difundido ni ha comenzado a operar puesto que aún no están definidos los parámetros a aplicar, no sólo en Durango, sino también en otros estados productores.
Y aunque el Delegado lo niega, diversas fuentes de Sagarpa y del Gobierno del Estado afirman que el arranque de esta estrategia se ha preparado para el momento más oportuno, cuando tenga mayor incidencia en el mercado.
La razón es simple, según explican las autoridades: la producción de las primeras cosechas que genera el campo local tiene un buen precio, pues el frijol es escaso y por ello se defiende bien en el mercado libre.
En ese tenor, siguiendo la teoría oficial, el programa de comercialización es más oportuno cuando los precios empiezan a bajar ante el aumento de la oferta de frijol en casi todo el estado y la región frijolera del país.
René Almeida niega que haya un retraso intencional, pero admite que los tiempos del programa van en función de la conveniencia que tendrá éste en beneficio de los productores.
Sin embargo, el tiempo avanza y cada vez es más difícil que el esquema sea puesto en operación antes de la aparición que tuvo en el 2006: a mediados del mes de noviembre.
Lo anterior, pese a que la Secretaría de Agricultura del Gobierno del Estado (SAGDR), a través del Subsecretario, Pedro Silerio García, anticipó reiteradamente que este año el esquema aparecería antes que en el 2006.
Mientras tanto, del lado de las organizaciones campesinas y los sectores políticos hay una exigencia casi permanente para que salga de inmediato el Programa de Acopio y Comercialización para frenar a los intermediarios.
TODOS HABLAN
Sin duda el del frijol es un tema controvertido y lleno de política. De ahí que la temática permita que casi todos los sectores de la sociedad quieran opinar de este asunto, aunque muchos de ellos no conozcan al sector rural.
El alcalde capitalino, Jorge Herrera Caldera, en días pasados consideró necesario “encontrar métodos de apoyo a productores para sustituir los esquemas de comercialización e instrumentar un modelo que elimine a los intermediarios”.
Su posicionamiento ocurrió en la primera reunión de la Red de Municipios “Unidos por Durango”, dirigida por él, al señalar que apoyará a los productores para que obtengan el precio justo por la venta de su producto.
En el Congreso del Estado la coyuntura de la producción frijolera de la entidad ha propiciado que se suban al tema legisladores de los diferentes partidos políticos.
Y es que todos hablan, todos opinan, todos saben cómo resolver los problemas estructurales del campo, que concluyen con un débil proceso de comercialización de los productos que el campo genera.
La fracción panista en el Congreso del Estado, en voz del diputado Bernardo Ceniceros Núñez, ha dicho que urge que se elimine el “coyotaje” a través del cambio de los esquemas de comercialización del frijol.
Propone un programa extra que contemple que la Federación otorgue dos pesos de subsidio y que se pueda apoyar a los productores y comercializadores inmediatamente con un peso a cada uno. Afirma que así acaban los problemas.
Mientras tanto, el diputado Fernando Ulises Adame de León dice que los Gobiernos Federal y Estatal “deben tomar decisiones inteligentes para enfrentar las situaciones que se avecinan para el campo con la celebración del Tratado del Libre Comercio, para el próximo 2008”.
“En Durango, mientras no exista un proyecto definitivo para el campo seguiremos padeciendo problemas, pero el próximo año el problema sería mayor para los productores de frijol”, dijo.
La CNC prevé un magro escenario para el sector frijolero del estado si las autoridades insisten en fijar un precio de garantía igual o menor a 5.50 pesos por kilo, ya que esta cifra no servirá ni para costear los gastos de producción.
El dirigente cenecista de la entidad, Óscar García Barrón, advirtió que las cosechas de frijol estarán lejos de otros años en los que se alcanzaron niveles de producción de hasta dos toneladas promedio por hectárea.
El propio García Barrón acusa a la Sagarpa de atrasar el esquema por ineficiencia, de no querer fijar un mejor precio y provocar con esto un grave daño a los campesinos.
La SAGDR, por su lado, ha dicho que espera que este año el Programa de Acopio y Comercialización ampare más de cien mil toneladas de la leguminosa, el doble de la cantidad que se registró en el 2006.
Isaías Berumen Aguilar, titular de la dependencia, llegó a referir que se negociaba con la Federación un aumento del ciento por ciento en las metas a lograr en el esquema de este año respecto del anterior –53 mil toneladas-.
PRECIO Y PRODUCCIÓN
La Secretaría de Agricultura federal (Sagarpa) sostiene que las primeras cosechas han salido a precios de 5.00 pesos el kilo en promedio a nivel de campo, es decir, sin un proceso integral de limpieza de impurezas y basura.
Es por ello que la dependencia dice que este año el frijol de Durango se defenderá solo, incluso, sin necesidad de que aparezca un programa oficial que fije un precio de garantía para evitar que la mayor ganancia sea del “coyotaje”.
Pero el sector oficial agropecuario es consciente de que no tan fácilmente podría comprarse el frijol a más de siete pesos a los productores, pues implicaría que el precio final se encarezca y que con ello se caiga el consumo.
Así, en el terreno de la productividad, la CNC plantea expectativas de un promedio de 500 kilos por hectárea sembrada, mientras que en el 2006 se tuvo un promedio de una tonelada –el doble-, y en otros años llegó a dos toneladas.
La Sagarpa, por su parte, admite que la caída de la producción de frijol podría ser del orden del 30 por ciento respecto del año pasado, es decir, cerca de 50 mil toneladas menos en la producción actual en comparación con la del 2006.
Explica que esto obedece sobre todo a tres factores: la falta de humedad debido a las erráticas lluvias, la reducción de 20 mil hectáreas en la superficie sembrada y las circunstancias propias de la tierra y de los ciclos productivos.
En el Congreso también hay coincidencias, pues se anticipa que de las 221 mil hectáreas que se sembraron en el estado, el 75 por ciento es de frijol Pinto Saltillo, 12 por ciento de frijol negro y 13 por ciento de diferentes variedades.
Los números dicen que hace un año la estrategia gubernamental de apoyo a la comercialización sirvió para acopiar más de 53 mil toneladas a un precio de 5.50 pesos por kilogramo en Durango.
Y hoy, salvo que suceda algo extraordinario, los vaticinios de los diferentes entes públicos del sector agrícola giran en torno a contar con un presupuesto más bajo, captar una cantidad menor y a un precio similar al del 2006.
Pero el tiempo avanza y el productor sigue en medio del fuego cruzado entre organizaciones y dependencias, entre las declaraciones y la guerra de intereses que se vinculan cada año a la compra-venta de las cosechas.
Numeralia
Las expectativas para el frijol son “regulares”, con tendencia negativa en cuanto a producción:
218 mil a 221 mil hectáreas se sembraron de frijol en el estado;
75 por ciento es de frijol Pinto Saltillo;
12 por ciento de frijol negro, y 13 por ciento de diferentes variedades.
30 por ciento abajo podría estar la producción al terminar las cosechas.
7 pesos por kilo es el precio que tiene actualmente el Pinto Saltillo.
Fuente: Investigación de El Siglo de Durango.