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CONTEXTO LAGUNERO| Lo que los hombres ocultan

JUAN MANUEL GONZÁLEZ

Hay algo que la gran mayoría de los hombres ocultan y que por ello, tiene repercusiones negativas en todos los ámbitos en que se desenvuelven incluyendo a las empresas ya que es en su trabajo en donde pasan la tercera parte de su vida productiva. A veces pensamos que la tristeza no es de hombres y casi siempre, cuando experimentamos la depresión, la expresamos con otros sentimientos. Los hombres no aceptamos padecer depresión hasta que estamos sumidos en una desesperanza total y prácticamente al borde del suicidio. De las 18 millones de personas que padecen depresión en Estados Unidos, casi un tercio son hombres; con mucha frecuencia, los hombres no reconocen los síntomas de la depresión y aún si logran identificarlos, no los aceptan porque no les es fácil pedir ayuda. Por muchos años se creyó que la depresión afecta a dos veces más mujeres que hombres pero actualmente se ha descubierto que la cifra de casos de depresión varonil, casi podría igualar a la de las mujeres, de hecho, el índice de suicidios es cuatro veces mayor en ellos. Cuando la mujer se deprime, por lo general se pone triste y llora para desahogarse, en cambio los hombres reflejan la depresión con furia o enojo y esas emociones antes no contaban en las pruebas de diagnóstico usuales.

El estrés, si no se trata en forma adecuada, nos lleva a la depresión, la dificultad para evitar el estrés, estriba en que muchas situaciones que lo provocan están fuera de nuestro control y unas nos afectan más que otras. Podemos estar estresados por exceso de trabajo o por falta del mismo, por problemas de dinero, por situaciones familiares y, a veces, hasta por gusto, ¡si! por gusto. Por ejemplo, hay muchas personas que cuando practican su deporte favorito, si no está el marcador a su favor, se angustian, se presionan y hasta de mal humor se ponen en lugar de disfrutar y relajarse haciendo su ejercicio favorito. En una escala del cero al cien, las situaciones siguientes nos provocan estrés en este grado: muerte del cónyuge 100, divorcio 73, separación 65, prisión 63, muerte de un pariente cercano 63, accidente o enfermedad grave 53, matrimonio 50, pérdida del empleo, 49, multa de tráfico 11 y aquí en La Laguna, (ni lo quisiera mencionar por el momento que estamos viviendo) si pierde el Santos el grado de estrés es de 120.

Los índices de depresión aumentan con el actual ritmo de vida y prácticamente pocas personas piden ayuda para manejar este problema o lo manejan de manera equivocada. Hay países que tienen estadísticas detalladas reconociendo públicamente la depresión, pero hay otros, como el nuestro, en donde el problema se ignora o se esconde.

En general, la cultura latinoamericana provoca que nadie admita padecer depresión por el temor de parecer débil. En Japón definitivamente, la gente tiene muchos prejuicios alrededor de los padecimientos mentales; quienes se animan a combatir de frente la depresión y atenderse, son verdaderos pioneros. En los Estados Unidos, el consumo de antidepresivos inició en 1986 mientras que en Japón se introdujeron por primera vez hace ocho años y los más baratos de Estados Unidos, están disponibles para los japoneses a partir del año 2004. Probablemente por esto Japón tiene más suicidios que los Estados Unidos a pesar de que son la mitad de habitantes. La mitad de los japoneses que acuden a consultar un psiquiatra padecen depresión y los geriatras nipones estiman que el setenta por ciento de sus pacientes la padecen. Es muy probable que esta sea la causa de los más de treinta mil suicidios anuales en Japón.

Muchas personas van a consultar con los doctores especialistas de acuerdo al órgano o parte del cuerpo con el que perciben que tienen problemas, olvidando que prácticamente en todos los padecimientos físicos hay una causa inicial de orden psicológico -psicosomático. Pero como la idea general acerca del psicólogo o psiquiatra sigue siendo la de loquero, pues nadie quiere que por ello los demás consideren que le falta un tornillo.Alguien dijo que con la depresión pasa algo similar a la impotencia sexual, muy pocos reconocen que la padecen, pero todos quisieran encontrar la cura, por eso cuando se lanzó el Viagra al mercado, no alcanzó para todos, las ventas superaron ampliamente las expectativas, porque el número estimado de hombres que sufren de falta de ?. enjundia, se quedó pobre comparado con la realidad.

Ojalá y con el problema de la depresión deje de dar vergüenza reconocer que se está deprimido, pues el primer paso para la cura lo es el aceptar que la enfermedad existe. Así como las personas ya no ven mal el que tanto hombres como mujeres se tiñan el pelo y ahora hasta presuman que se aplican cirugías estéticas con liftings, liposucciones, injertos de pelo y de otras cosas, así, de esa misma manera busquen la cura para la depresión acudiendo a un psiquiatra sin por ello cargar en sus espaldas la etiqueta de que ?se les brinca la cadena?. El problema de la depresión lo sufren las personas e indiscutiblemente se refleja en las empresas, por esta razón, éstas ya se percatan del costo tan alto que puede generarse por la existencia de problemas depresivos entre sus filas y por ejemplo, la empresa Sony, afectada por los suicidios y depresión entre sus ingenieros y directores, en el 2001 empezó un programa preventivo de salud mental para 18 mil empleados, ofreciendo consultas confidenciales. Los resultados han sido bastante favorables.

Un país requiere ser competitivo, promotor exitoso de la inversión extranjera, con un buen nivel general de educación, con excelente planeación y orientado a la calidad; pero también necesita indiscutiblemente que las personas estén bien con ellas mismas, que tengan energía y entusiasmo para enfrentar la cotidianidad, y que no se dejen dominar por el estrés y menos por la depresión.

En México, debemos empezar a reconocer que el estrés y la depresión causan estragos en la población; aunque el mexicano se considere macho que nunca se raja, debe aceptar que el estrés lo afecta y cada vez más personas deberían buscar ayuda profesional además de acudir a otras curas como el té de tila, el ejercicio, la acupuntura, la homeopatía, dietas, prozac, tafil, simplex y hasta los chiquiadores con frijol y hojas de ruda y las barridas con ramas de pirúl y piedra pómez que tanto recomienda mi tía Goya, para cuando uno anda que se lo lleva el tren.

Comarca Lagunera.

Marzo, 2005.

Correo electrónico:

jgonzalez2001@hotmail.com

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