Fuente de salvación
Los últimos tres sexenios, particularmente el de Vicente Fox, son los principales responsables de la llamada economía informal. Esta economía, actualmente representa más del 40 por ciento del comercio y casi un 50 por ciento en las otras ramas. Ya hay más de dieciocho millones de personas empleadas en el sector informal superando a los quince millones que trabajan en el sector formal representado por los afiliados al IMSS, ISSSTE y al ejército. Según el INEGI, se estima que el comercio informal tiene un valor de más de 660,000 millones de pesos, mas del doble del valor de los productos agropecuarios de todo el país.
La economía informal tiene sus orígenes en en la falta de oportunidades y limitaciones que se presentan debido a esquemas económicos injustos, y a gobiernos débiles y paternalistas que no tienen el valor suficiente para imponer la legalidad. El ciudadano cumplido que opera en la formalidad, padece las presiones de inspectores, embargos autoritarios del IMSS, auditorias de la SHCP, cobradores de impuestos y, por si eso fuera poco, padece también con mucha frecuencia la falta de pago oportuno de sus clientes, viendo como en su alrededor, los informales se desempeñan muy a gusto, sin problemas como los que él enfrenta.
En una situación ideal es deseable formalizar toda la economía informal, pero, hoy, ello significa, igualar ante todos los comerciantes formales e informales, las condiciones de costos, burocracia, cohecho y amenazas de parte de las instituciones que se supone deben facilitar el camino a las empresas.
El sentido común indica que, hasta hoy, es más atractivo y más barato trabajar en la informalidad que hacerlo dentro de la ley sin recibir nada positivo a cambio. Por otro lado, combatir la economía informal sería como tomar un analgésico para curar el dolor causado por una enfermedad mayor. Son las causas del problema de la informalidad las que se necesita atacar: falta de empleos, pobreza extrema, corrupción, injusticia social, falta de facilidades y apoyos para abrir nuevas empresas, irresponsabilidad de muchos políticos, etc. Para quienes trabajan en la economía informal, debería ser atractivo incorporarse a la economía formal, de otra manera, carecería de incentivo dejar la informalidad.
Sin embargo, el crimen organizado que trabaja en la informalidad, si se debería atacar con todo el peso de la ley –si es que ésta todavía tiene peso alguno- este tipo de comercio es muy dañino para toda la economía. Son los que roban la mercancía de los camiones y la revenden en comercios informales-en la ciudad de México se venden, por ejemplo, perfumes de marca que en el mercado formal cuestan mas de 700 pesos, a solamente 75 pesos y la venta se hace a plena luz del día, delante de todos y la policía, ¡bien, gracias!- y los que producen copias piratas de software, discos, dvd`s, automóviles y partes. Recientemente, en la ciudad de Guadalajara, a un joven lagunero que estudia en esa ciudad, le robaron la tapa de la caja de su camioneta y al día siguiente la consiguió, en el barrio de los cholos -con toda seguridad, esto, la policía lo ignora, lo cual está muy mal, o lo tolera, lo cual es peor ya que los convierte en cómplices- en 1,500 pesos, exactamente la misma, del mismo color y con la misma calcomanía que él le había puesto, mientras que la pieza original cuesta en la agencia de autos 12,500 pesos.
Hay en la economía informal otro sector que no tiene su papelería en regla pero que presta servicios y ofrece productos útiles a la sociedad con valor agregado por parte de ellos. Los artesanos, el comercio ambulante, los tianguis, los mercados sobre ruedas. La venta de cambaceo. Estos comerciantes, desafortunadamente sobreviven pagando “mordidas” y se van a la informalidad por carecer de apoyos oficiales, se roban la electricidad con un “diablito”y se apropian de espacios públicos sin el permiso y pago de impuestos correspondientes.
Se deben buscar mecanismos que promuevan la inserción en la formalidad de todos aquellos que viven fuera de ella. Simplificar el pago de impuestos, apoyo para los comercios y empresas que recién inician, simplificación de altas y bajas en el IMSS, reformar la constitución en su artículo 123 para, entre otras cosas, adoptar el pago por hora trabajada como en los países desarrollados y, algo muy importante: eliminar la obligatoriedad sindical la cual solo es fuente de engaños, abusos, corporativismo, injusticias y malos manejos de dinero sin incentivar para nada la creación de nuevas fuentes de empleo. Todavía existen sindicatos y centrales obreras que se aferran al pasado sin querer cambiar y evolucionar en absoluto sirviéndose de sus agremiados para mantener cotos de poder frenando el desarrollo económico. Así como se eliminó en las empresas la pertenencia obligatoria a las cámaras, se debe dejar al trabajador la libre decisión de pertenecer o no a un sindicato, sobre todo, si éste solo se sirve de él y solo lo usa de parapeto para sus componendas.
Hay otro sector que busca ingresos complementarios, el ama de casa que sin dejar e atender a su familia, lucha todos los días para ayudar a completar el dinero para el presupuesto diario o para mantener, ella sola a quienes de ella dependen; el padre de familia que sale de un trabajo, para ir a continuar esforzándose en otro empleo, aunque sea informal, para poder darle a los suyos los satisfactores que requieren. A todos ellos hay que apoyarlos para que estén en posibilidad de cubrir sus impuestos correspondientes mientras estén en mejores posibilidades de ganar dinero.
La informalidad, como bien lo afirma el Centro Mexicano de Gestión Empresarial, esta en las actividades y no en la gente. Por ello, el problema de la informalidad tiene solución si se atacan las causas que la provocan. Estas causas tienen que ver con la generación de nuevas fuentes de trabajo, la perdida de empleo, la falta de opciones después de la jubilación y el hecho de que trabajando en la informalidad se pueden eludir los excesivos costos de transacción que define el marco legal actual.
Es un contra sentido, cuando se vive dentro de la formalidad, lo más seguro es que se nos vengan encima multas recargos, auditorias y castigos. Si estamos en la informalidad, fuera de la ley, se puede robar el agua, no traer placas en los vehículos, robar la electricidad, no pagar impuestos y resolver cualquier problema con el correspondiente cohecho. El gobierno, miope como hasta ahora, está dejando escapar una oportunidad de oro, que no nos va a durar mucho, de apoyar al desarrollo de las empresas adoptando estrategias ya probadas en otros países que nos están sacando delantera.
Hay muchos mecanismos para incentivar la formación de empresas formales: canalización de compras de los tres niveles de gobierno, insumos de empresas privadas grandes, adquisición de papelería , uniformes, tarimas, materiales de empaque, a través de empresas micro formales que den empleo a quienes están o piensan estar en la informalidad y el asociacionismo de microempresas para fortalecerse mutuamente y enfrentar los retos con mejores armas.
La informalidad se debe atacar por dos frentes: facilitando la formalidad a quienes operan fuera de ella y evitando las causas que provocan que los mexicanos vean a la informalidad como fuente de salvación.
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