¿Por que a veces nos da tanto miedo iniciar algo? Porque nos disgusta el riesgo aun cuando el correr el riesgo signifique obtener la felicidad y realización que buscamos. Es cierto que hay riesgos reales, pero sobre todo, los riesgos empresariales, son muchas veces cuestión de percepción.
Esta comprobado que una de cada de tres personas tiene miedo a viajar en avión, y, sin embargo, sólo se cae uno de cada millón y medio de vuelos. El dato es sorprendente: uno de cada tres con respecto a uno de cada millón y medio. La respuesta puede ser que se trata totalmente de una cuestión de percepciones. Hay un libro que en estos casos de miedo a viajar en avión sugiere imaginarse que uno está dentro de un avión y que el avión se estrella. A este ejercicio hay que dedicarle veinte minutos diarios, imaginando con todo lujo de detalles cómo el avión entra en picada, como se rompen los vidrios y como gritan los pasajeros. Después de hacer diariamente este ejercicio, uno se harta de hacerlo y finalmente cuando se sube al avión, da pereza pensar en ello y el miedo se esfuma. Cuando uno mira a los ojos al miedo y lo enfrenta, se da uno cuenta que no hay nada detrás de ello. A veces, también da miedo el cambio hacia nuevas alternativas, hacia nuevas formas de hacer las cosas, ha provocar nuevas circunstancias.Hay maneras de cambiar las circunstancias. En Hewlett Packard, para cambiar sus circunstancias hacen lo siguiente: Por ejemplo, ante una propuesta de que la impresora LaserJet debía bajar su precio un 70 por ciento y, además, el nuevo modelo debería salir a mas tardar en dos años bajo las actuales circunstancias, entonces se pusieron a trabajar en cambiar la empresa para que ese objetivo se superara sustancialmente. Pues bien, finalmente, en solo un año consiguieron bajar un 70% el precio de la impresora LaserJet.
En una empresa, cuando todos ganan, el éxito se presenta en efecto multiplicador. Hay excelentes casos empresariales de este tipo. Por ejemplo, Anita Roddick, que es la fundadora de Body Shop, la empresa de cosméticos de mayor crecimiento de Inglaterra y la más rentable. En sus establecimientos pide a todos los dependientes que piensen en una causa social que les preocupe, y se compromete a que el 25% de los beneficios de esa tienda se destine a esa causa social. Es uno de los comercios de mayor crecimiento. Los empleados que trabajan allí saben que, cada vez que venden un perfume, están ayudando a solucionar un problema que les preocupa. La sociedad tiene que cambiar en esa dirección, tenemos que pasar del paradigma de las utilidades del negocio al paradigma de la solidaridad. Muchas empresas ya lo están haciendo.
Otro ejemplo interesante es la cadena de supermercados Mercadona en Francia. Esta empresa aplica políticas de recursos humanos basadas en compartir. Por ejemplo, los 39.000 empleados que tiene, están la nómina y con contrato fijo. Si un empleado muere, el cónyuge recibe el mismo salario de por vida. Los hijos, a los dieciocho años de edad, si califican para un trabajo, tienen derecho a un contrato de por vida al entrar en la empresa. Una de las políticas de la compañía es que todo el mundo viva a menos de quince minutos caminando, y tiene un departamento dedicado a tramitar y ayudar en el cambio de vivienda para que la gente disponga de tiempo para sus hijos. Y lo más sorprendente es que, cuando abren un nuevo supermercado, el local lo ponen a nombre de los empleados. Para pagarlo, piden un crédito y Mercadona firma un contrato de alquiler de veinticinco años pagando la renta media de aquella zona más medio punto, con lo cual la compra está garantizada. Los empleados que trabajan en esa tienda saben que, al cabo de veinticinco años, el local será suyo. Mercadona podría quedarse el local y obtener más beneficios, pero a través de esa forma de compartir está creando la cadena de supermercados nacional de mayor crecimiento en este país, superando a todas las multinacionales francesas.
Para cambiar las circunstancias a nuestro favor, se requiere dar un primer paso, pero hay que darlo precisamente hoy, no mañana, es decir, no hay que postergar, sino perseverar. Muchas veces, la calidad es fruto de la cantidad. Muchas veces, uno tiene el deseo de escribir un libro de poesía o de montar un pequeño negocio o de cualquier otra iniciativa, pero lo quiere hacer tan bien a la primera que eso generalmente bloquea el objetivo. Si analizamos a las personas celebres, las que han hecho las obras más brillantes, llegamos a la conclusión de que son individuos que han desarrollado una cantidad de creaciones totalmente brutal, y que fue la cantidad la que les trajo la calidad.
Aquí hay unos datos al respecto. Thomas A. Edison, creador de la lámpara luminosa, del fonógrafo y de dos o tres inventos más que se le conocen. Pocos saben que Edison tiene 1.903 patentes, un récord que nadie ha superado, aunque es conocido por unos pocos inventos. Es cierto que algunas ideas resultan verdaderamente absurdas, como aquella de guardar el hielo en los establos para que no se derritiera, ideas que no llegaron nunca a ningún sitio. Aunque muchas de ellas han pasado al olvido, detrás hay una larga historia de perseverancia.
A Einstein se le conoce por la teoría de la relatividad y por el desarrollo del átomo, que llevó a la bomba atómica. En cambio, Einstein tiene 248 trabajos publicados con descubrimientos científicos. De Picasso se conocen por regla general siete u ocho cuadros, aunque Picasso realizó más de veinte mil dibujos. Picasso dijo en cierta ocasión lo siguiente: "Que la inspiración llegue no depende de mí; lo único que yo puedo hacer es que, cuando llegue, me encuentre trabajando". Esta frase tan interesante habla de cómo el trabajo y la inspiración se comportan, en definitiva, de modo parecido a la forma en la que llega la “buena suerte”.
Comarca Lagunra. Agosto, 2007.
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