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CONTEXTO LAGUNERO

JUAN MANUEL GONZALEZ

A veces me siento y pienso….

La interrelación de las actividades pensar, hacer y decir ha sido tema de muchos análisis y opiniones de especialistas de varias disciplinas. La actividad de saber pensar es tan importante que bien justificado estaría si se enseñara como otra asignatura mas en nuestra educación formal. Muchas otras habilidades serian mas útiles si también contáramos con la habilidad para pensar.

Alguien decía a manera de broma: “a veces me siento y pienso, y a veces nomás me siento”. Las personas pensamos con distintos motivos: recordar, comprender, analizar, sintetizar, establecer conexiones, tener ideas, tomar decisiones, solucionar problemas, etc. El pensar ayuda para nuestro desarrollo personal y profesional, y a mejorar nuestra comunicación con los demás.

Pensando nos entendemos mejor a nosotros mismos, y entendemos mejor a las personas con las que interactuamos. Nosotros mismos y muchas empresas se beneficiarían si todos pensáramos mejor las cosas cada día. Hay personas que con la practica desarrollan la habilidad de pensar de tal forma que analizan con esmero y cuidado los problemas que encaran, atienden a las causas y las consecuencias de cada actuación, ubican cada parte en el todo al que pertenecen, leen entre líneas, escuchan con atención, descubren los problemas subyacentes, parecen ver más allá del horizonte, abren espacio a su intuición, reflexionan sobre sus actos, poseen un sentido crítico constructivo, se anticipan a los acontecimientos, crean modelos inteligibles para abordar la complejidad, generan valiosas ideas innovadoras, perciben la evolución de los sistemas, advierten conexiones escondidas, concluyen y sintetizan con facilidad y precisión, toman decisiones adecuadas, enfocan bien sus planes, manejan rigurosamente los conceptos estableciendo sus dependencias jerárquicas y deducen y diagnostican con acierto; conozco a tres personas que piensan de esta manera, Fred Nelan, en Ciudad Juárez y Francisco Estrada y Gabriel Monterrubio aquí en la Laguna. Pero hay que admitir que la mayoría de las personas no utilizamos satisfactoriamente nuestra capacidad de pensar.

Pero….¿Pensar qué?, ¿Pensar cómo? O, yendo más hacia lo hondo, ¿Qué es eso de pensar?. La palabra pensar se deriva del latín pensare, que significa imaginar, considerar, discurrir, reflexionar. Como dice un colega: “Pensar es como navegar en Internet navegamos en nuestra mente para acceder a aquellos datos que necesitamos para establecer las conexiones precisas. Las distintas modalidades de pensamiento demandan diferentes trayectorias de la navegación de nuestras neuronas”. Es cierto que todos los hombres, a diferencia de los animales, pensamos, pero no cualquiera es pensador.

Y esta navegación por esa suerte de red de neuronas, muchas veces nos lleva a destinos equivocados y muchas veces ni siquiera aceptamos que nos hemos equivocado. Además de pensar, y decir lo que pensamos, también tenemos que hacer, llevar a cabo lo que decimos o lo que pensamos. “Por hacer, podemos equivocarnos. Pero el que no hace, ya está equivocado.”

Debemos ser lo suficientemente maduros para desarrollar nuestra capacidad de reconocer los errores, y sobre todo, evitarlos. Tenemos que desarrollar nuestro pensamiento, en cualquier modalidad que podamos imaginarnos: analítico, conceptual, sistémico, estratégico, holístico, crítico, divergente, reflexivo, sintético, proactivo, convergente, conciliador… Cada intervención de nuestra mente, requiere de determinadas competencias de conocimientos y competencias emocionales y para ello debemos utilizar la combinación correcta con la dosis precisa de ingredientes.

Hay numerosas técnicas y metodologías que nos pueden ayudar a pensar y a encontrar mejores soluciones a problemas cotidianos. Y de paso, ya que nos ponemos a pensar, no estaría mal que lo hagamos de un modo creativo, viendo las cosas desde un punto de vista diferente, buscando la forma de hacer las cosas de una mejor manera, haciendo algo nuevo, llevándolo a la práctica. Pensamiento, creatividad, inspiración. Póngale el nombre que usted quiera, pero empiece ya.

Entradas Aleatorias (Random Input), Reversión del Problema (Problem Reversal), Imaginación Aplicada (Resumen de Preguntas), Pensamiento Lateral, Los Seis Sombreros del Pensamiento, CPS, Scamper, El Principio de Discontinuidad, Lista de Chequeo, Tormenta de Ideas, Lista de Atributos, Conexiones Morfológicas Forzadas, Análisis Morfológico, Imitación, Mapas Mentales, Historietas (Storyboarding), Sinéctica, etc.

Cualquiera de las mencionadas puede ser de mucha ayuda. Hay otra que se llama La Prueba Cuádruple Rotaria, esta técnica fue desarrollada por el Rotario Herbert Taylor en 1932. La prueba cuádruple presenta la característica esencial de ser un examen de la propia conciencia. Allí está su verdadera importancia. Cuando un hombre es capaz de volver los ojos hacia sí mismo, de examinar su conducta, de valorar sus escrúpulos de conciencia, de convertirse en estricto juez de sus propios actos, es que ya ha avanzado mucho en el camino hacia su mundo interior. Y ese examen de conciencia, ese interrogar a nuestro propio yo, dará excelentes resultados al ennoblecer y dignificar nuestro pensar, nuestro hacer, nuestro decir, nuestras realizaciones. Si establece el hábito de verificar sus pensamientos, palabras y acciones con la prueba cuádruple notará, lo que la experiencia ha demostrado: le ayudará a ser más feliz y exitoso. Esta técnica no proporciona respuestas sino que formula preguntas y quien la utiliza las debe contestar.

En suma, hemos de gestionar bien nuestro “hacer”, también nuestro “decir”, y desde luego nuestro “pensar.”

Comarca lagunera. Octubre, 2007.

Correo electrónico: jgonzalez2001@hotmail.com

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