Los 8 hábitos de los desempleados altamente efectivos
No hay nada más importante para un empleado que ha sido despedido, que su situación ante una realidad adversa. Como lo he comentado en artículos anteriores, el despido es un tema áspero, uno nunca quisiera que sucediera y además, como los infartos, pensamos que a nosotros mismos no nos sucederá y compadecemos a quienes sabemos han tenido la desafortunada experiencia de sufrirlo en carne propia, es un tema escabroso. Pero el despido debe ser visto como una oportunidad para renovarse, mirar el camino y seguir adelante, pero ello exige una actitud que pocas personas en esa situación optan por escoger: la actitud positiva, la de tener esa energía propia de aquellos que ven el fracaso como parte complementaria de un éxito diferido, con una visión de triunfo futuro, donde el compás de espera permite madurar ideas, acumular experiencias y aprender. Son personas que no se rinden, que aún cuando observan una economía deprimida y una altísima escasez de ofertas de empleo, no esperan impacientes el futuro sino que ellas mismas lo crean. Las personas que optan por esta alternativa tienen los siguientes hábitos:
Primer hábito: Tienen presencia virtual. El profesional de hoy sabe que las costumbres han cambiado, que ya no se trata solamente de llenar solicitudes y entregarlas en las empresas y esperar a ser considerado para posiciones vacantes, no creen ya en el famoso “déjenos su número de teléfono y nosotros le llamaremos”. Las organizaciones modernas poseen o acceden servicios en línea los cuales facilitan la búsqueda y la rápida ubicación de los candidatos que requiere evaluar, por eso hay que estar presentes y mantener una información actualizada en los sitios de empleos de mayor demanda en la Internet, ello es un requisito indispensable para quienes desean tener acceso a las empresas que requieren personal. Esto también implica conocer el ciclo de actualización de dichos sitios y visitarlos de forma recurrente.
Segundo hábito: Usan el correo electrónico. Saben que ya quedaron atrás las largas listas de números telefónicos y las repetidas impresiones del resumen curricular. El profesional actual posee un correo electrónico por el cual envía y recibe la información laboral que requiere o le es solicitada. Sabe que la mayoría de las empresas han ido asimilando el concepto de recepción curricular en línea, ya que ello reduce costos de espacio por concepto de archivos y evita interminables filas de candidatos.
Tercer hábito: Invierten en medios especializados. Aún cuando la tendencia empresarial se orienta más a poseer anuncios virtuales en páginas Web, la presencia de medios impresos especializados no ha dejado de existir, la adquisición constante de tales publicaciones permite tener acceso a aquellas búsquedas que pueden no estar presentes en la red, reduciendo el costo de oportunidad del desempleado. En alguno de ellos el profesional desempleado puede anunciar sus servicios y ello amplia las probabilidades de éxito.
Cuarto hábito: Se mantienen actualizados. Una vez desempleado, el profesional que está en ésta situación, asume con mayor razón la necesidad de mantenerse actualizado, ello se debe a que los periodos de estar en lista de espera pueden superar el año o más, de acuerdo al nivel o posición donde se preste servicios, o a la situación del mercado laboral, por lo que resulta ineludible consultar medios electrónicos o impresos que faciliten información reciente relacionada con el ejercicio profesional, así como la visita y participación en foros, charlas y cursos, entre otros. La adquisición o consulta de literatura que se relaciona con su profesión está incluida en este hábito, pues si no posee disponibilidad económica para comprarla visita con regularidad bibliotecas u otras fuentes.
Quinto hábito: Desarrollan una mente abierta. Este es uno de los hábitos más difíciles porque impulsa al profesional desempleado a explorar alternativas distintas a su experiencia y especialidad y le ofrece la oportunidad de probar suerte en otras áreas donde no ha desarrollado totalmente sus competencias. Esta actitud facilita la inserción en el mercado laboral y permite mantener activa la mente e incrementa la motivación. Además de lo anterior, pone en contacto al individuo con otras personas quienes pueden servir de enlace o referencia en futuras contrataciones.
Sexto hábito: Están en constante auto evaluación. La persona desempleada altamente efectiva, con trabajo o sin él, siempre está en constante búsqueda del mejoramiento de su imagen, vocabulario y lenguaje corporal, se autoevalúa, conoce sus debilidades y fortalezas, lucha por superar las primeras y por potenciar las segundas. Va un paso adelante de los requerimientos del mercado y procura complementar su experiencia adquiriendo nuevos conocimientos, a fin de cumplir con los actuales requisitos de multihabilidad y experiencia.
Séptimo hábito: Mantienen una actitud positiva. Como los buenos vendedores, no se desaniman ante las negativas que reciben, cada negativa les inyecta mas bríos para continuar en la búsqueda de un empleo, además, están al tanto de la situación laboral que posee su entorno, poseen una visión holística de la realidad, por lo que califican de positiva cualquier experiencia, entrevista o selección que no los favorezcan. Ello en vez de desanimarlos los impulsa a continuar y alimentan su autoestima, pues extraen el aprendizaje y se enriquecen con él. Esto, no cualquiera lo hace.
Octavo hábito: Son su propio motor y su propio piloto. En la soledad del desempleo, no necesitan de ningún líder porque ellos son su propio director de su vida, su propio motor y su propio piloto, son autosuficientes en motivación y solitos se dan cuerda. Tienen momentos de crisis, pero son solo eso, momentos efímeros a los que se sobreponen por su propia fortaleza, su seguridad y su autoestima. Nunca bajan la guardia, se doblan, pero no se quiebran.
El desempleo es un estado transitorio el cual depende principalmente de dos factores: el primero, ante lo cual poco podemos hacer, es la realidad económica y social del país en donde el gobierno sigue sin ser eficiente en preparar el entorno adecuado para el surgimiento suficiente de nuevas empresas o para que éstas puedan abrir nuevas fuentes de empleos. El segundo factor corresponde a la actitud personal con que se enfrente la desocupación.
El empleo no llega por casualidad, de lo contrario el mercado laboral no sería tan competido. La contratación es el producto de la preparación, habilidad, agudeza visual ante la oportunidad, la sensibilidad y empatía que posea el aspirante, si a ello le sumamos los ocho hábitos comentados anteriormente, podemos asegurar que el éxito tocará la puerta en cualquier momento.
Un lector de nombre Antonio (solo eso pude ver) me envió un correo acerca del artículo Gerencia Visceral que por cuestiones técnicas de Hotmail se borró, le ruego por este medio que me haga el favor de enviarlo de nuevo.
Comarca Lagunera. Noviembre, 2007.
Correo electrónico: jgonzalez2001@hotmail.com