Se configuró ya el elenco de quienes buscarán suceder a Lázaro Cárdenas Batel en el Gobierno de Michoacán, en los comicios del once de noviembre próximo. El PRI, que perdió esa posición hace seis años, designó candidato de unidad a José de Jesús Reyna García. En el PRD, Leonel Godoy Rangel ganó holgadamente su postulación en un proceso interno. Y el PAN, donde estaba prevista la elección de candidato el domingo próximo, no tendrá necesidad de efectuarla, pues de los dos aspirantes que se habían perfilado queda sólo uno, Salvador López Orduña, elegido por ende automáticamente.
El Partido Revolucionario Institucional debatía hasta el comienzo de julio si realizaba una consulta a las bases o procuraba la declinación de los pretendientes a favor de uno de ellos. Éste fue, al cabo, el método que permitió elegir a Reyna García, que concitó el apoyo de sus competidores Fausto Vallejo, Ascensión Orihuela (que es su compañero de Cámara) y Alfredo Anaya Gudiño, que en 2001 fue abatido por Cárdenas Batel. El ahora candidato fue procurador de justicia y secretario de Gobierno, hace más de diez años. Más frescos son sus antecedentes legislativos, pues fue diputado federal de 2000 a 2003, diputado local en el trienio siguiente y actualmente, una vez más integrante de la bancada de su partido en San Lázaro.
Godoy Rangel ha tenido una vasta experiencia política y administrativa, dentro de dos partidos y en dos entidades. Como priista fue procurador de justicia en Michoacán, a donde volvió, ya perredista, como secretario de Gobierno. En el Distrito Federal fue secretario de Gobierno y secretario de Seguridad Pública. Presidió su partido en horas críticas y ahora es senador, que al frente de su fórmula ganó la curul por mayoría.
López Orduña será, como lo fue hace seis años, el candidato a gobernador. Ha sido también alcalde de Morelia, en dos oportunidades, de 1995 a 1998 y de 2005 a 2008 o sea que lo es ahora mismo pero con licencia. También ha sido diputado federal en dos ocasiones, de 1994 a 1996 y de 2000 a 2003. Esta vez iba a enfrentarse con Benigno Quezada Naranjo por la candidatura a gobernador, pero le fue quitado de en medio ese escollo.
Quezada Naranjo, ex alcalde de Peribán, diputado local por el distrito correspondiente, había manifestado su propósito de buscar la candidatura y hasta integró un grupo de simpatizantes muy notorio, encabezado por el senador Marko Antonio Cortés Mendoza. Pero el lunes 2 de julio recibió un telefonema de su paisano César Nava, secretario particular de su también coterráneo el presidente Felipe Calderón. Viajó al día siguiente a la Ciudad de México y al volver anunció la declinación de sus aspiraciones, en medio de la irritación de quienes lo apoyaban. No ha admitido que así fuera, pero se tiene por un hecho que en Los Pinos fue disuadido de continuar su lucha, para no estorbar la postulación de López Orduña.
En febrero se había efectuado en la casa presidencial una reunión de la plana mayor del panismo michoacano, que ahora tiene fuerte presencia en el Gobierno Federal. Además de López Orduña, en cuyo favor se habrían congregado los circunstantes y del anfitrión, el propio presidente de la República, acudieron a la cita el mencionado secretario particular César Nava y dos miembros del Gabinete, nacidos en Michoacán, Germán Martínez, de la Función Pública y Juan Rafael Elvira Quezada, del Medio Ambiente. Si bien este último nació en la Ciudad de México, se radicó en Michoacán al cabo de sus estudios de posgrado en Inglaterra y fue alcalde de Uruapan de 1999 a 2001, cuando interrumpió su mandato para incorporarse a la Administración federal.
Michoacán es una pieza crucial en la estrategia de Calderón. No fue gratuito que allí comenzaran las operaciones contra la delincuencia organizada en que el Ejército ha tenido preponderancia. En esa entidad conquistó el PAN su primer Gobierno municipal y de allí han provenido algunos de sus dirigentes nacionales, como el propio Calderón que encabezó el panismo entre 1996 y 1999, previamente había sido candidato a gobernador, y aunque ocupó el tercer lugar en la contienda disputada centralmente por Víctor Tinoco Rubí y Cristóbal Arias, aumentó de modo considerable la votación blanquiazul, deprimida en los años inmediatamente anteriores a causa de la polarización entre el PRI y el PRD, que allí nació de una partición masiva del partido oficial.
Aunque como hijo predilecto del estado la votación a favor del candidato presidencial panista fue muy abundante, no alcanzó para imponerse a la que favoreció a Andrés Manuel López Obrador. Éste superó a Calderón por cien mil votos y más de cinco puntos porcentuales: 615,476 (41.17 por ciento) contra 515,524 (34.48 por ciento) Ese resultado fue obtenido por el candidato de la coalición Por el Bien de Todos no obstante la renuencia del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas a apoyar su postulación y el peso considerable que su figura y sus actitudes tienen en esa entidad.
No extraña, por eso, que Calderón haya procurado gestar o mostrar una relación de gran cercanía con Cárdenas Batel, que no ha sido huidizo a tal actitud. Un triunfo panista en la entidad natal del presidente, donde gobierna el partido que rehúsa reconocerlo, mitigaría notablemente la debilidad presidencial en ese terreno. Por eso, simétricamente, Godoy Rangel anuncia que apoyarán su candidatura, quién sabe si al punto de comparecer juntos en campaña, el ingeniero Cárdenas y López Obrador.