Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

Contraluz / NO TENGO TIEMPO...

Ma. del Carmen Maqueo Garza

“No tengo tiempo...” frase por demás frecuente entre nosotros; vivimos con agitación y prisa, con el diario trajín difícilmente hay ocasión para emprender actividades más allá de las de rigor. Sin embargo cuando hacemos una revisión de nuestras rutinas, podremos sorprendernos de que en realidad sí hay tiempo, todo es cuestión de un poco de voluntad para emprender nuevas cosas, para administrarnos.

Con relación a otras épocas las distancias se han duplicado, eso lo sabemos quienes hemos vivido un puñado de lustros; lo que antes se recorría plácidamente a pie ahora se transita a toda velocidad y con riesgo de llegar tarde. Los espacios para dialogar se han reducido del mismo modo; ahora traigo a la memoria las tardes de mi infancia, cuando era costumbre de las familias sacar sus sillas a la banqueta; el fresco de la tarde era más que bienvenido. Los niños jugaban a la “roña” o a “los encantados”, en tanto vecinos y familiares adultos intercambiaban las impresiones del día, y entre todos campeaba el buen humor. Hoy en cambio puede llegar a su fin la jornada de trabajo y difícilmente habremos coincidido con los de la propia casa, o bien cada uno se enclaustra en su propio mundo electrónico, convirtiéndose el hogar en poco más que un hotel con comidas incluidas, las que muchas veces vienen a ser frituras, refrescos embotellados o un emparedado que se prepara con lo primero que se encuentra.

“No tengo tiempo...”. Valdría la pena hacer una lista de las actividades que esta semana no realizamos bajo tal argumento, y por otra parte evaluar lo que desperdiciamos en ociosos lapsos muertos, uno clásico es encender el televisor sin tener algo en mente, y comenzar a pasar canal tras canal repetidamente. ¿Perderemos cinco, diez o veinte minutos?... Para finalmente optar por un programa que en realidad no nos llama mucho la atención, el que nos quedamos viendo “a falta de otra cosa”. ¿Le ponemos otros treinta o sesenta minutos?...Y a la vuelta de un día, o de una semana, ¿qué podríamos haber hecho con esas preciosas horas?

Un hecho cierto es que este ir haciendo las cosas a medias, sin aplicarnos a fondo, y acumular pendientes, provoca un desgaste de nuestra voluntad, del entusiasmo, que a la larga genera abatimiento. Las familias que tienen la costumbre de encender el televisor a la hora de las comidas, por una parte ingieren mayor cantidad de alimentos al no percatarse de la propia saciedad, y por la otra pierden una fantástica oportunidad de convivencia. Aquello se convierte en una cocina económica en la cual el que va llegando come y se retira... ¿Y luego nos sorprende que pase lo que pasa?...Una mañana nos levantamos, volteamos al otro lado de la cama, y nos topamos con un extraño; todo aquello que un día fue factor de atracción y conquista se ha perdido, y surgen las preguntas: ¿Dónde? y ¿Cómo?... Algo parecido sucede entre padres e hijos, lejos de convivencia hay discusión, tratos ríspidos, reclamos, amenazas... ¿A qué horas cambió tanto el hijo?... Posiblemente mientras dormitabas frente a la pantalla buscando “algo qué hacer”.

“No tengo tiempo...”. Vaya la propuesta para un sencillo ejercicio en la semana que comienza, programar una actividad que hemos venido postergando bajo este argumento; planearla y aplicarnos con todo a verla cumplida; nos daremos cuenta de que bien organizados sí tenemos tiempo, además de que sentiremos la satisfacción de haber superado el reto. Con mucha frecuencia no hacer las cosas refleja una pobre autoestima, ocultamos detrás de aquella falta de tiempo nuestra molicie mental, nuestra depresión, nuestro miedo al cambio... es más cómodo quedarnos donde estamos, haciendo lo que hacemos, aunque no nos entusiasme, que correr el riesgo de emprender algo distinto.

Esta semana falleció una amiga de la infancia; fue algo que sucedió en cuestión de minutos, nadie lo esperaba... En lo que un familiar llegó a darle auxilio, ya había perdido la vida. Como fue ella pude haber sido yo; bajo esa óptica es cuando me pregunto: Si supiera que voy a morir hoy, ¿qué cosas lamentaría no haber hecho, no haber completado...?

Hay frases que nos encadenan y anquilosan, que nos privan de oportunidades para amar más la vida. Ninguno de nosotros posee patente de corzo para asegurar que vivirá muchos años con las capacidades íntegras, como para ir dejando pendientes “para cuando haya tiempo”.

Así las cosas: ¿No vale la pena ir comenzando?...

maqueo33@yahoo.com.mx

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 288686

elsiglo.mx