El muchacho permanece replegado en un extremo del aula de clases: mira a la nada, aunque en ratos parece seguir a través de la ventana las figuras que pasan. Deja caer sus codos sobre el pupitre, encima del cuaderno garrapateado cuya espiral ha ido desprendiendo poco a poco las hojas. En las horas de receso podría confundirse con el resto de muchachos, viste y se peina como ellos, pero no, hay algo en su figura, pero sobre todo en su mirada que lo separa del resto. Pareciera cargar a la espalda una pesada losa con la leyenda ?perdedor?...
Inteligencia: Capacidad para resolver problemas. Del concepto tradicional al moderno el sentido ha cambiado; lejos de referirnos a la facilidad matemática o retentiva, la inteligencia va más allá, para abarcar la forma idónea de resolver en el día a día, el problema de hacer de la vida una masa dúctil que resulte en productos que provean bienestar social y satisfacción personal.
Recuerdo mis años de primaria, tengo muy presentes los íconos del grupo, un par de compañeras que siempre tendrían el cuaderno pulcro y perfecto. Ellas levantarían la mano para contestar cualquier pregunta, o resolver el problema matemático más difícil; una de ellas murió trágicamente en la adolescencia, de un modo como nadie debe morir. Asimismo recuerdo a las dos compañeras más estudiosas de secundaria; una de ellas terminó con su vida, y las manos que tocaban música con singular maestría cumplieron con la última ejecución, luego todo fue silencio...
Cuando esto sucedía, los estudiosos descubrían que aún cuando el desempeño escolar era resultado de la inteligencia no era el único objetivo. Hoy lo entendemos cabalmente; autores como Howard Gardner nos han demostrado que la solución a los problemas del mundo no radica en fabricar eruditos en las escuelas. Hay que empezar desde el hogar a hornear hombres con elevado sentido humano, amasándolos con amor, tolerancia, dedicación, ternura y atenta vigilancia. Fomentar la autoestima, de la que deriva la inteligencia para ser mejores personas y mejores ciudadanos.
...Volviendo a nuestro personaje; a media jornada escolar abandonó la escuela... como tantas otras veces, hoy había sido objeto de burlas y comentarios por parte de sus compañeros. La afrenta lo sorprendió con las pilas más bajas que de costumbre, no atacó ni se defendió, pasó como cuando tienes una herida dolorosa y corres con la mala suerte de volver a lastimártela. Prefirió escaparse del salón, que la humillación de permanecer cuando las lágrimas estaban a punto de traicionarlo.
Inteligencia: Capacidad para resolver problemas, para crear productos que brinden bienestar social y satisfacción personal. Nuestros chicos traen la autoestima baja, en unos se manifiesta mediante conductas poco afortunadas que les impiden ser agradables al grupo, llevando finalmente al rechazo y la mofa...
En la mayoría de los jóvenes, la baja autoestima se manifiesta del modo contrario. Es el muchacho que lidera al grupo y lo lleva a conductas antisociales que dañan a otros; es el que encabeza los desórdenes, los pleitos y los ataques a compañeros. Es el boquiflojo que nada se calla, el irreflexivo; es el que muchos siguen, no por simpatía sino por miedo a su potencial para dañarlos.
Bien decía Einstein que una cosa es ser exitoso, y otra muy distinta es ser valioso. A él no le tocó ver la validez de su sentencia en la actualidad, cuando nos hemos dedicado a crear ídolos de oropel, para luego adorarlos. Cuando nos llenamos las pupilas de imágenes que en nada contribuyen para hacernos mejores personas, y sí mucho nos llenan la cabeza de humo. Qué bueno que la muerte lo salvó de ver a Britney Spears en varios de sus arranques, primero besando a otra mujer, luego medio desnuda bajo los influjos de la droga, y finalmente con la cabeza rapada afirmando que es el anticristo. Se salvó el genio alemán del predicamento de no encontrar la fórmula que explique qué le pasa al mundo para que un chico llamado Cristian, que decide hacer pública su homosexualidad se vuelva un dios al que los jóvenes adoran, exaltan y siguen...
Ser exitoso o ser valioso; ser dominante o ser inteligente; someter o convencer; orientar o forzar... Dos extremos de una misma línea, solamente separados por la capacidad de amar que haya en el corazón que emprende dichas acciones.
Inteligencia intrapersonal, capacidad de autocrítica y propósito de ser mejor. Inteligencia interpersonal, capacidad de ser sensible a las necesidades de otros y buscar satisfacerlas de algún modo. En ambos casos, crecer como persona.
¿Tú, qué camino trazas para otros?...
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