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CONTRALUZ

MA. DEL CARMEN MAQUEO GARZA

EN UN MUNDO DE ARRANQUES

Hace un par de noches llegué a recoger a mi hijo a casa de un amigo, en una colonia densamente poblada de la ciudad; sus calles permiten el paso de un solo automóvil a la vez dado que se estacionan vehículos a ambos costados. Cuando estaba por arrancarme observé que la calle había quedado bloqueada justo a mi lado, un vehículo venía avanzando en un sentido, cuando otro se incorporó en el contrario y pretendió hacer lo mismo. Del punto donde yo estaba estacionada me eché en reversa para hacer un espacio de manera que los vehículos se desentramparan, pero lejos de ser así se emparejaron y comenzaron a discutir y a desafiarse. El primero, un hombre en sus treintas lanzaba improperios a los ocupantes del vehículo invasor, los retaba a bajarse y pelear; ciertamente tenía el derecho de vía, quizás viniera cansado de su trabajo, o traía jaqueca, pero con aquel puño en alto las cosas estaban a punto de complicarse más. Del segundo automóvil no alcanzaba a ver directamente a sus ocupantes, pero una cosa era obvia, no estaban desechando el reto; pretendieron avanzar, luego metieron reversa; volvieron a adelantarse, y regresaron de nueva cuenta, mientras se dejaba escuchar el rugido del acelerador... Me recordaron por un momento las actitudes que toman los machos dominantes de distintas especies, dispuestos a darse con todo en contra del que detectan como intruso, y así como las especies cornadas terminan sangrando a muerte, así me temí que fueran a acabar estos conductores, aunque igual podían darse de trompadas que sacar un arma de fuego, lo que haría más grave la cosa, y con riesgo para quienes nada teníamos que ver.

Lo visualizado me llevó a pensar cuántas de las tragedias urbanas son producto de un impulso del momento; cuántas obedecen a un arranque irracional que llega a derivar en pérdidas importantes. De este modo comienzan muchas veces las peleas dentro de una pareja, cuando uno, o el otro, o ambos, llegan con toda la carga de cansancio, frustraciones, o expectativas insatisfechas, y porque voló la mosca ya están discutiendo en un tono cada vez más alto. Como si en aquel mismo instante una serie de elementos bloqueara la razón, y se activara un mecanismo que se llama “darle con todo a la pareja para tratar de exorcizar los propios demonios”. Suponemos que es una descarga refleja, como quien lanza objetos de cristal contra las paredes a manera de catarsis, y que a la larga lleva a fracturas de la confianza, del respeto, de comunicación familiar.

¡Vaya! Si esto sucede con las personas que amamos, cómo no va a presentarse frente al perfecto desconocido que imprudentemente viola nuestro derecho de vía, o frente a aquél que en su libre expresión sentimos que nos ha afectado. En esos arrebatos de descarga hormonal, cuando reaccionamos activando mecanismos primitivos de defensa, se van al caño nuestro juicio, nuestra capacidad de contención, nuestro espíritu negociador. Nos dejamos ir a lo tonto de frente, con todo y contra todos.

...No nos extrañe entonces que nuestros chicos aprendan la lección de este modo, si ven que nosotros nos encendemos fácilmente, ellos lo harán... Si ven que no logramos ubicarnos por encima de nuestro cansancio, de nuestras preocupaciones, de nuestro derecho irrespetado, ellos lo harán... Y si aprenden de nosotros que un gesto de cortesía tan simple y a la vez tan grande se deja de lado por arreglar las cosas a la brava, haciendo uso de la fuerza bruta, ellos lo van a hacer...

Si aprenden de nosotros que hay motivos que justifican ese proceder: “Vengo muy cansado; tuve un mal día; tengo mucha hambre; mi jefe me negó el aumento; tengo muchas deudas”. Y que es mejor salir medio muerto del enfrentamiento vial a que los otros se salgan con la suya, eso mismo van a hacer.

Vivimos en un mundo de arranques, en el cual hemos adquirido la mala maña de primero hacer las cosas y después pensar. De primero abrir la boca y después lamentar lo dicho. De primero soltar el golpe, y después razonar que hubiera sido mejor no haberlo hecho. Las notas rojas de los periódicos dan cuenta en índice de muertos y heridos de estos actos irreflexivos, sobre todo cuando participa en las reyertas el alcohol como acelerador de todos los procesos de embrutecimiento, exasperación y agresión.

Nuestro mundo, interesante espacio para explorar; importante foro para ensayar nuestro parlamento: Tú: ¿Qué personaje deseas que tus hijos interpreten?...

maqueo33@yahoo.com.mx

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