Cantantes que han tenido éxito en las últimas cuatro décadas participan en Disco de Oro, buscando recuperar el gusto del público y -de paso- ganar un atractivo premio de tres millones de pesos.
El intérprete venezolano José Luis Rodríguez dejó atrás el escándalo provocado por un supuesto amorío entre su hija y el actor Mauricio Islas, y aceptó conducir este show. Aunque ya no es el mismo que cantaba y bailaba al ritmo de Pavorreal -y requiere de un zarpazo de tigre antes de salir al escenario- el Puma mejora con cada emisión. Lo acompaña María Inés quien, a pesar de no haber destacado en La Academia, ha crecido como conductora.
Los cantantes pueden interpretar sus temas o elegir covers. El toque emotivo -que como en todos los programas de este tipo cae en el chantaje- lo dan los relatos de las dificultades que han enfrentado.
En una cápsula aparece Lila Déneken durante una presentación en Mónaco, hace más de veinte años; en seguida se habla acerca de su divorcio y las críticas que recibió cuando éste se consumó.
Marcos Llunas -hijo de Dyango- describe el lazo que lo une con México, desde que visitó el país para pedirle a la Virgen de Guadalupe por la salud de su madre. Los familiares del cubano Amaury Gutiérrez le mandan un mensaje después de años de no verlo; no lo olvidan y esperan reunirse pronto con él. Una Beatriz Adriana que gesticula exageradamente recuerda a su hijo, asesinado hace algunos años. Para el ex integrante de SonBy4 -y autor de A puro Dolor- no ha sido nada fácil seguir como solista.
Por enésima ocasión, el regiomontano Nicho Hinojosa interpreta Todo a Pulmón, de Alejandro Lerner; una estupenda canción ?quemada? luego de haber sido elegida para despedir a los ?célebres? participantes de Big Brother. Karina, conocida por los temas Sé cómo Duele, Sálvame y A Quién, regresa a los escenarios después de participar -sin pena ni gloria- como profesora en Cantando por un Sueño de Televisa. Litzy, protagonista de la telenovela Amarte así, Frijolito -un fenómeno en España y Estados Unidos- intenta retomar su efímera carrera musical, aunque frecuentemente desafina.
Los cantantes permanecen en el concurso si se ven favorecidos por las votaciones del público. Disco de Oro apela a la nostalgia y la producción sabe capitalizarla al incluir entrevistas y testimonios de las personas que se encuentran en el estudio. Los temas que interpretan los hermanos Carrión, Charlie Massó o Lila Déneken, les recuerdan una idílica fiesta de quince años, una ruptura o el momento en que se enamoraron. Ésa es una de las fortalezas del show. Lo criticable, quizá, es que se pretenda comparar a alguien que posee el talento de Amaury Gutiérrez o la trayectoria de Manoella Torres, con estrellitas más bien mediocres como Litzy o los MDO.
Cada domingo, algunos participantes demuestran por qué nunca triunfaron mientras otros siguen conmoviendo ?y cautivando- a un público que disfruta la variedad de géneros, épocas y países representados en Disco de Oro.
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