La banda Timbiriche se despidió con el tema México. (Fotografía de Sergio Reyes)
Ante más de 6500 laguneros la banda Timbiriche se luce con sus éxitos.
TORREÓN, COAH.- Hasta el dios Tláloc calmó su furia... se trataba del rencuentro de Timbiriche, de un concierto esperado por “toda la banda”, no podía echarlo a perder con su agua torrencial. Nadie sabe en qué momento sucedió, pero repentinamente lo que amenazaba con ser una tormenta se convirtió en una voraz lluvia pero de éxitos, emociones y recuerdos.
Anoche, luego de 25 años, Érick, Sasha, Diego, Alix, Mariana y Benny volvieron a decir ante los laguneros “Somos Amigos”, y luego recalcaron “Ya Llegó La Banda”. De los niños que hace más de dos décadas iniciaron con la era Timbiriche poco queda, sin embargo lo que aún continúa y más vivo qué nunca, son sus temas y todo lo que significaron en la gente. Los treintañeros regresaron a infancia y juventud al entonar El Baile del Sapo, Besos de Ceniza y Muriendo Lento.
Fueron alrededor de 6 mil 700 personas (según los organizadores) las que ayer se transportaron a la década de los 80 en el Estadio Revolución.
“La Fiesta Comenzó” a las 10:30 de la noche, 90 minutos después de lo previsto. En algunos la desesperación comenzaba a arreciar, sin embargo cuando la pantalla central comenzó a proyectar pequeños fragmentos de La Pantera Rosa, El Tío Gamboín, La Familia Telerín y El Chavo -entre otros programas de televisión que fueron íconos en la década de los 80- los asistentes se pusieron nostálgicos y olvidaron por completo el retraso.
La agrupación hizo un recuento de toda su carrera, iniciando con temas como La Banda Timbiriche y Somos Amigos, para luego continuar con fragmentos de la obra Vaselina, que incluyó algunos diálogos y cortes como Amor Primero y Rayo Rebelde.
Es verdad que la emoción estaba presente en los bigotones con algunos kilitos de más, en las mujeres embarazadas, en toda la gente, pero ellos -a diferencia de los adolescentes y jovencitos- no se deshicieron en gritos y saltos, pero sí en miradas que trataban de no perderse ningún detalle pues el grupo captaba toda su atención.
No faltaron las canciones obligadas como Soy un Desastre, Princesa Tibetana, Tú y Yo Somos uno Mismo y Corro, Vuelo me Acelero, que fueron coreadas de principio a fin por los nostálgicos asistentes.
Mientras tanto, los integrantes de la formación musical, derrocharon energía con coreografías de excelente ejecución, esto aunado a la producción de primer nivel con la que contaron: luces robóticas, tres pantallas gigantes, un inmenso escenario así como la colaboración de seis músicos y una corista.
En uno de los momentos más emotivos de la velada, Timbiriche volvió al escenario luego de la primera despedida para interpretar un popurrí con grandes éxitos de los 80 que incluían temas de Flans, Ana Belén y Víctor Manuel, Parchis, Enanitos Verdes, Miguel Mateos, Menudo y Miguel Bosé, entre otros.
El concierto parecía haber llegado a su fin; sin embargo, faltaban aún canciones por corear como Hoy Tengo Qué Decirte Papá y Juntos, pero lo mejor estaba por venir con México, tema que se ha convertido en un símbolo de unión en el país.
El show fue la mejor manera que Timbiriche pudo tener para celebrar sus 25 años, y los laguneros no podían haber sido mejores invitados, llevándoles una dotación de aplausos y buena vibra a los cantantes.
Aún hay más
Antes, durante y después del show, también sucedieron otras cosas.
- Lo malo: el retraso con el que inició el concierto, pues aunque estaba programado para las 9:00 de la noche, comenzó a las 22:30 horas.
- Aunque corrieron varios rumores por la demora, el dato oficial es que terminaron de montar tarde el escenario pues el tráiler donde éste era transportado se descompuso en San Luis Potosí, arribando a La Comarca pasadas las 6:00 de la tarde.
- Unen generaciones: así como se dieron cita parejas y grupos de amigos, también fue común ver padres con sus pequeños hijos, tal es el caso de Griselda de Becerra y su esposo Alfredo, con sus pequeñas Griselda y Victoria de diez y 13 años, respectivamente.
- El enojo: los guardias que estuvieron encargados de mantener el orden en la zona VIP hicieron el coraje de su vida pues el público de las primeras filas comenzaron a pararse en sus asientos, impidiendo la visibilidad a los que estaban atrás. “Batallamos mucho, no se querían bajar, les decíamos de todas las formas posible, ni en los bailes masivos batallamos tanto... y eso que son muy pipiris nice, son personas muy prepotentes”.
- El invitado: en la guitarra destacó Santiago Ojeda, guitarrista de Botellita de Jerez.